Area 52 Zero: Ultimate Reduct II
Publicado: 22:07 01/06/2006 · Etiquetas: · Categorías: Relatos
A partir de ése mismo día, mi vida dio un giró de 90º, añadió el punto final al cambio radical que estaba teniendo lugar en mi interior, puse rumbo a la desolación sin saber siquiera el porqué, hiciera lo que hiciera, pensara lo que pensase, aparecía ella en mi mente, sus ojos, sus labios, su piel, mi razón paseaba por las noches por todos aquellos lugares que hace sólo unos meses frecuentaba con su compañía, las estrellas parecían derrumbarse del cielo para atacarme y el brillo de la blanca luna atravesaba mis ojos impidiéndome mirar más allá de mí, realmente desconocía la magnitud de lo que se avecinaba con ésta separación, cada día que transcurría me veía inmerso en un infierno de soledad y hastío incomprensible, aunque unas semanas atrás pensara que podía afrontar una situación así, era realmente en ése mismo momento cuando de verdad ví que me equivocaba, mi vida se estaba complicando mucho, quizá en exceso y nada iba como debería, la situación en casa no era la mejor, los estudios mejor ni mentarlos y en el tema del amor, está visto que me iba tremendamente mal, el último refugio, el de la amistad aún quedaba intacto, pero ni siquiera eso se libró de la vorágine de destrucción, que ésa pequeña arpía desató en mi realidad.



El poseer la mayor parte, -Por no decir toda – la información en un grupo de amigos, puede parecer bien en primera instancia, pero a la larga es algo que juega malas pasadas, me convertí sin buscarlo en uno de los cabecillas del grupo, el chico popular que más que ganar amistades se granjeaba enemigos allí donde iba, el subgrupo de chicas hablaba conmigo libremente de sus reconcomios y sus amoríos, y el otro subgrupo me aceptaba por pertenecer al mismo sexo que ellos, pasaban los meses y mi nuevo título se asentaba, poco a poco iba labrando una sólida amistad con miembros de bandos contrarios, situándome neutral sin dar motivos para que me encasillaran en el otro subgrupo, conocía todos los secretos de ambas ramas, algunos de ellos oscuros, mi cordura y mi fuerza de voluntad me mantenía vivo en aquellos cruces de miradas asesinas y de respuestas agrias, las noches se hacían largas y pesadas, las conversaciones telefónicas estaban a la orden del día, quizá demasiado, llegué a temer por mi salud mental cuando superé el límite de las  3 horas enganchado a un teléfono, escuchaba lamentos de una de las integrantes de un grupo marginal que comenzó a surgir, ella, una de mis mejores amigas, la que siempre me apoyó y me escuchó cuando lo necesitaba, parecía estar en apuros, las otras componentes del grupo de las chicas estaban tratando de sacarla de ahí, de echarla por siempre, yo sabía las razones que tenían para ello, no me pare siquiera a pensar si eran convincentes o no, simplemente di ánimos y apoyo haciéndola creer que desconocía el motivo, mi ex-chica por aquel entonces estaba en el centro del punto de mira, su actitud dudosa y su falta de respeto comenzaba a levantar ampollas en el nido de víboras, algo había cambiado en ella y su relación con su mejor amiga fue sustituida por mi presencia, los bailes de rencores no se hicieron esperar y las relaciones se tensaron, se gestaba una tempestad horripilante que desde un principio auguraba una tremenda represión y muchas bajas en el grupo, cada elemento del grupo de víboras, excepto dos, acudían a mi, para parlotear acerca de lo malas que eran las otras, escupían su veneno tratando de infectarme para ganarse un aliado en su lucha por la supremacía, el trono de aquel revoltijo de lenguas viperinas estaba destinado para una de ellas, pero incomprensiblemente yo lo estaba ocupando desde la sombra, alzando no sé si premeditadamente o no a mi amor como reina de postín, bajo unos negros tentáculos sostenía a duras penas la armonía de aquellos bichos sedientos de sangre, alimentaba una tranquilidad que no tardaría mucho en desaparecer, poseía las armas para conseguir lo que anhelaban pero inexplicablemente no me dejé llevar y pequé quizá de ser demasiado ingenuo, el grupo pese a éstos problemas, llegó a su punto álgido y las noches de aquel verano eran tranquilas y apacibles, llenas de diversión y de buen rollo, la única componente del grupo marginal se granjeó la amistad del subgrupo de los chicos en busca de un apoyo que le ayudase a sostenerse en un conjunto que se tambaleaba esperando el derrumbe final, que por lo visto, no andaba lejos…





Sin comerlo ni beberlo (Bueno quizá beberlo sí xD), en una de las noches, sucedió algo incomprensible, mi estado de embriaguez me impidió mantener a raya a mi lengua y la información que poseía comenzó a fluir libremente entre las víboras y los chicos, ésa noche para el grupo fue algo mortal, una espiral de heridas en cadena provocadas por una falta de autocontrol, provocada por mí mismo en un intento fallido por olvidar el tremendo dolor al que me sometía no poder amar con libertad a la chica que me robaba y congelaba mis sueños, en la actualidad, todos recuerdan ésa noche, yo personalmente, no, no recuerdo nada de lo que dije o hice aquella velada, sólo recuerdo que al día siguiente mis ojos ardían y mi cabeza parecía estar a punto de estallar, tras la resaca de una fecha señalada para mí, pero no para la otra persona para la que sí significó algo meses atrás, me dirigí al punto de encuentro en el que todos solíamos quedar, llegaba tarde así que estarían todos esperando, mi sorpresa, al llegar fue la de realmente desconocer qué era exactamente lo que estaba ocurriendo, el ambiente estaba tan cargado que me costaba respirar, las miradas mostraban furia, ira y desesperación mientras mi llegada, no fue bien recibida por nadie, esbocé una sonrisa soltando una frase que quizá nunca debió salir de mis labios: - ¿Hay resaca eh chavales? -, la respuesta casi unánime, unos con miradas, otros con palabras, no tardó en hincarse en mi alma: - Sobre todo la tuya chaval, ¿realmente te lo estás pasando bien con todo ésto? -, no entendía el porqué de aquel reproche con tono hiriente, pensé que la noche anterior me comporté como un gilipollas amargado, (nada más lejos de la realidad por otra parte), pero no era ésa la verdadera razón, pronto comenzaron a surgir las primeras flechas directas a por mí y nadie, absolutamente nadie, surgió para pararlas, al enterarme de que mi lengua habló demasiado, se me fragmentaron las ideas, se me heló la sangre, escuchaba los latidos de mi corazón haciendo eco en mi cerebro, vacío de ideas y de respuestas en aquél momento,  sentía que mis piernas fallaban, se me palideció la cara con un gesto de dolor grabado a fuego, (Pensé que me quedaría con cara de gilipollas toda mi vida), comenzaron entonces los reproches a volar como pequeños cuchillos que más que cortar mi piel, asesinaban poco a poco mi alma, toda aquella gente a la que había apoyado ahora mostraba su lado cruel y despiadado, tuve la oportunidad de defenderme, pero creí que con haber dicho los secretos fue más que suficiente, quizá mereciera los reproches, pero está claro que si las cosas no se dicen a la cara en el momento y a la persona a la que atañe, luego pueden ocurrir éstas cosas, todo el grupo encontró un villano espontáneamente y ése era yo, rápidamente me convertí en el origen de todos los problemas, fui un cabeza de turco que vino de perlas a las arpías para mostrar su lado afable y recuperar de nuevo la amistad podrida que las unía (Hasta que el siguiente cotilleo las separe), asumí mis errores sin meditarlo y decidí alejarme por siempre de aquellas personas que me sacaron de un agujero para introducirme posteriormente en un abismo, sumido en el desamor, sin apoyo moral, debía aferrarme a mí mismo y a mi propia fuerza de voluntad para salir del bache, para mirar hacia delante, en resumen, para poder vivir…



Las lágrimas no aparecieron tras mis despedida, la verdad es que no las esperé, quizá anhelase ver el dolor de cierta persona, pero ciertamente, ella fue la que más me hirió entonces, todos esperaban como una jauría de perros rabiosos ver mi sufrimiento en vivo, verme llorar, pero saqué fuerzas para esbozar una sonrisa, mientras me colocaba mis gafas de sol, me encendí un pitillo, me atusé el pelo antes de darme la vuelta, de mis labios surgió un adiós exento de emoción alguna, totalmente indiferente, que destrozó a las víboras, que ansiaban mi caída a los infiernos. Al fin y al cabo quedé como un cabrón insensible, pero prefería que me viesen como un rival fuerte (Aunque no lo fuera), a verme como un gatito indefenso ante una jauría de lobos. Mientras me marchaba hacia mi casa, para volver de nuevo al pueblo en el que vivía, de la boca de mi ex, surgió un “No quiero volver a verte”, cada palabra de ésa frase me hirió más que la anterior, por mi cabeza pasaban los momentos a una velocidad increíble y de mis ojos surgió una lágrima de dolor que buscaba la salida a través de los cristales tintados que ocultaban mi verdadero estado de ánimo, - Encima quedo yo como el villano, hay que joderse, pensé -, pese a la tristeza, todavía conservaba fuerzas para utilizar mi parte irónica y satírica, elevé mi brazo derecho mientras exhalaba el humo de la profunda calada que le pegué al cigarrillo, extendiendo la palma de mi mano y moviéndola de un lado a otro, con cierto aire de chulería, las arpías ardían de la furia y despotricaban contra mí, deseaban verme sufrir, pero no les otorgué el placer, caminaba decidido, absorto en miles de pensamientos, en cientos de momentos en los que pude haber disfrutado del poder que me otorgaron, pero fui demasiado bondadoso, pensé en el grupo antes que en mí y ahora que estaba sólo, únicamente podía sufrir, me dieron la oportunidad de jugar a ser dios, pero la rechacé y aún así todos los cerebros recién sacados de la lavandería seguían afirmando que el hijo de puta era yo, al llegar a casa dejé de fingir mi fortaleza y tras cerrar la puerta me apoyé y me senté gimoteando por lo que acababa de ocurrir, pasaban los minutos y era incapaz de levantarme de allí, en ese momento me hubiera gustado apagarme cual vela en sus últimos momentos y dejar únicamente mi esencia en éste mundo, pero pensar en semejante gilipollez, me cabreaba, estaba haciendo justamente lo que esperaban de mí esas pequeñas zorras, ésa misma tarde, me prometí comenzar a cambiar mi interior, en volverme más fuerte en soledad, para poder sufrir mínimamente si algún día volvía a encontrarme con una situación parecida…



The End?
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Comentarios: (primero los más recientes)
Anónimo
13:10 06/03/2008
Http://s2.bitefight.es/c.php?uid=116702
se los recomiendo
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