Publicado: 09:41 01/07/2012 · Etiquetas: · Categorías:
El problema que tenemos con los videojuegos es que le llamamos videojuego a todo lo que se parezca más a un videojuego que a otra cosa. Las novelas visuales son un ejemplo doloroso. Una novela visual pretende contarte una historia, no que juegues a nada. A menudo te ofrecen algunas opciones para modificar el curso de la historia, pero otras veces ni eso. ¿Cómo puedes considerar que un libro audiovisual sin ningún tipo de interactividad es un videojuego? Las novelas visuales no pueden ser videojuegos porque no pueden valorarse como el resto de videojuegos; si lo hicieras estarían todas suspendidas de base.

Luego está la polémica de las “películas interactivas” (aka Heavy Rain). Heavy Rain es un videojuego malo, ¿por qué? Porque le falla la parte del juego. El problema es que Heavy Rain, al igual que las novelas visuales, no pretende ser un videojuego más de lo que pretende ser una historia interactiva, así que no puedes valorarlo con los mismos parámetros que al resto de videojuegos. Es como pretender que cataloguen un documental  como película y luego quejarse porque se lleva malas críticas por el argumento.

El problema es que usamos la palabra “videojuego” para englobar todo tipo de ocio electrónico en lugar de sacar nuevos términos más adecuados para hacer una división más correcta y evitar la confusión a la hora de valorar las cosas.

Además, parece que estudios como Quantic Dream tengan miedo de hacer lo que de verdad quieren (una película interactiva) y tengan que calzarle un intento de jugabilidad para justificar su existencia en el mundo de los videojuegos. Una película interactiva no será un videojuego, pero es una forma de arte y entretenimiento tan válida como cualquier otra; puede que más absorvente y emocionante de lo que jamás serían videojuegos o películas por separado. Ahora, no la quieras meter en el saco de los juegos digitales, porque ahí no da la talla.

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