Lo prometido es deuda y por fin voy a hablar de mis experiencias en el mundo hotelero.
Primero comentar que soy recepcionista. En un hotel las situaciones más curiosas les suceden o a los de mi departamento o a los camareros del bar que por lo general se encuentran con tias caxondas borrachas o pesados borrachos pero a la recepción hay todo tipo de fauna (las borrachas también, si no ligan con el camarero o algún otro cliente, lo que viene a ser pocas veces). Como la mayoría de cosas buenas, las experiencias más bestias pasan cuando no hay nadie, por lo general en el turno de noche (en el que estoy ahora mismo). Empezaré por los pocos recuerdos que me quedan de mi primer trabajo en un hotel: Una noche, aproximadamente a medianoche comenzó a caer la madre de todas las tormentas. A eso de las 4 viene el camarero diciendome: joder la que está cayendo!!! nos quedamos mirando cuando me dice "¡¡Que leches es esto!!, miro y de la pared caia un reguero de agua. Subí al primer piso y cual fue mi sorpresa cuando las escaleras se habían transformado en unas cascadas. Llegamos a la primera planta y ya había un huevo de agua. Se había colado por el bar, los desagües no daban para más y se iba colando por los pasillos de las habitaciones. Entre la piscina y el bar hay unos escalones que hacen sobre el medio metro y se había ido acumulando agua, tuvimos que poner un palo en la puerta para que no cediera y entrara todo el agua. Además usamos toallas a modo de presa para evitar que entrara más agua y se expandiera la inundación. Bajé abajo para avisar a los bomberos y a la directora y me encontré con un bonito lago (sólo faltaban los patos) en la recepción. En resumen, los bomberos ni aparecieron, la directora acabó viniendo y quitando agua ella misma y tuvieron que cambiar todo el parquet que tenía el bar. Fue, sin duda, una gran noche. Se me ha hecho tan larga que dejaré otras anecdotas más cortas para la próxima vez. Un saludo |
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