Hablemos en barroco.

Hoy, fui a mi abastecedor de cómics habitual, con el sano espíritu de usar un billete de 20 euros, que el orgulloso y noble sudor de mi frente costeó. Ojeando entre las candentes novedades, entre unas estanterías repletas de representantes del noveno arte; me entrego con furor visigodo, a la búsqueda del nuevo miembro de mi colección viñeteril.
Revuelvo, aparto, ojeo, comparo, descarto, busco a un ejemplar idóneo, le llamo con toda la fuerza de mi corazón, pero mis anhelos parecen ahogarse entre una marabunta de mediocre manga japonés y aburridas novelas gráficas sin interés; tebeos estériles que se creen delicados y underground.
Entonces, a punto de volver la espalda a la esperanza y volver al hogar, surge un rojo resplandor que ilumina mi rostro, y frotándome los ojos de incredulidad, lo veo.


Orgulloso y gallardo, se erige ante mí, con la nobleza propia del mejor de los emperadores. El cómic homenaje a unos hombres que nos hicieron soñar, que hicieron que la fuerza de este puto país se oyese alrededor de todo el mundo, que llevaron el nombre de España a lo más alto del rey de los deportes. No hacen falta palabras entre nosotros, en esos momentos formamos un único ser en perfecta asociación.
Creo llorar de emoción. La búsqueda llegó a su fin. Entre susurros, le acepté como mi nuevo hijo y presto iba a empezar el camino hacia la caja para darle la libertad, más algo me retuvo.
Entró por el rabillo del ojo, sin avisar y sin que yo la esperase. Una mujer ya madura, morena, con unos ojos inquietos tras unas insinuantes gafas, me invitó a unirme a su compañía. Me fascinó desde el primer momento. Había oído leyendas sobre ella, historias que los más viejos cuentan como unos tiempos dorados, pero no podía acabármelo de creer. Años esperando algo así, encontrármela con todo lujo de ediciones, cuando pensaba que ya sería algo imposible. ¡Pero allí estaba! Abriéndose de páginas delante de mi persona, sabiéndose mía.
Al final, me pudo. Abandoné a mi hijo rojo por la compañía de una mujer como las que ya no quedan.


Vamos, que he estado a un tris de arrear con el de la selección y cascarme el análisis que prometí, pero la historieta clásica me puede y esto es lo que he sacado hoy.
Caerá la review, de verdad.