Publicado: 16:18 22/02/2010 · Etiquetas: · Categorías: Mis escritos
Esta mañana me he despertado, he encendido un cigarro y he ido al lavabo, a ver si saco algo en claro de este vertedero en el que vivo. Me he mirado en el espejo. Estaba empañado, no podía reconocerme. Alegórico, mi vida últimamente es un espejo empañado… y no me reconozco. Me pregunto, si será todo tan fácil como extender la mano y limpiar el vaho para poder ver mi reflejo en el espejo. Si será todo tan fácil como darle una pasada y limpiar mi vida.
He recibido tu llamada. Por eso estoy aquí. Dices que es importante, que sólo yo puedo ayudarte. Que te sientes sola, que me necesitas. Lo siento nena, esta noche está cerrado. Esta noche estamos yo y mi espejo. Mi maldito espejo. ¿Cómo pretendes que te ayude a salir de ese pozo en el que te han metido si yo mismo vivo en un espejo empañado? Te lo dije en aquellos buenos tiempos. No soy un héroe, ni un príncipe azul. Soy un simple mendigo de sueños, vivo de las esperanzas y de los sueños de otros. No tengo sueños propios, ya no. Me fueron arrebatados hace años, por la misma ciudad que una vez fingió acogerme. Tú aún eres joven, joven y guapa. Puedes huir ahora que no has perdido la esperanza. Yo ya no. Yo ahora lo único que puedo hacer es fumar y mirar mi espejo. Todos los días amanece empañado, por muchas pasadas que le haya dado con la mano. Tú aún puedes huir, antes de que el tuyo amanezca empañado. No sabes lo que es levantarse y observar, impotente, que no eres capaz de reconocerte. Ojalá todo se viera tan claro a la luz de un cigarrillo… Publicado: 15:38 11/02/2010 · Etiquetas: · Categorías: Mis escritos
Ya le tengo. Le tengo justo donde quería. A mis pies, desangrándose. Él ha gastado todas sus balas, y una me dio, pero no me hirió de gravedad. Me fabriqué una coraza hecha a prueba de sus balas. Míralo, tirado como un perro. Se lo merece. Merece que le haga sufrir tanto como él me hizo sufrir a mí. La cara que puso cuando agarró mi mano y le dejé caer ha sido deliciosa. Y sus ojos. Je, sus ojos me están suplicando que le pegue un tiro y acabe. Iluso. No tengo intención. Aquella vez sobreviví yo sola. No voy a dispararle aún. Voy a esperar a que venga él y me lo diga. Quiero ver su cara antes de volarle los sesos. Quiero que vea que encontré a alguien que me extrajo las balas que él me disparó. Y quiero que sufra el doble al verlo.
Oigo sus pasos detrás de mí. Me susurra algo al oído. Sonrío. Adiós, perro. Bang… Publicado: 22:41 08/02/2010 · Etiquetas: · Categorías: Mis escritos
Llevo demasiado tiempo en esta carretera. Me dejaron tirado ahí sin querer, pero cuando el conductor se dio cuenta, fue demasiado tarde. Llevo un mes vagando por la misma zona, y cada vez que llamo a mis colegas para que me indiquen como salir, me dicen lo mismo: “hey tío, no sé, pero ya verás como encuentras la salida, recuerdo una vez cuando me perdí, y tarde o temprano la encontrarás, ya lo verás, simplemente…”.
Sí bueno, eso está muy bien, pero lo que yo quiero es alguna dirección que me saque, porque está empezando a escasear la poca comida que llevaba para el viaje. He llamado a todos mis amigos y colegas, y todos me han dicho lo mismo, que ya saldré, que no me preocupe… idiotas, eso ya lo sé, lo que quiero es salir cuanto antes para poder encontrar a mi acompañante en la carretera. Aún no lo conozco, pero sé que está ahí, esperando en algún lugar lejos de aquí. Así que cogeré el petate y a echar kilómetros. No sé por dónde se sale, así que consistirá en andar, supongo. A mis lados veo las señales de gente conocida que estuvo en este mismo sitio y tomó otros desvíos, que a ellos les hacían felices, y a mi no. Pero yo sonrío, con la esperanza puesta en que dentro de poco algún coche parará y me recogerá… o que llegaré a algún motel donde pasar la noche hasta encontrar un coche que me guste. De repente, oigo un pitido a mis espaldas. Es increíble, pero el mismo conductor que me abandonó sin querer me está haciendo señas para que suba. Entonces comprendí que quizá no iba a compartir el resto del camino con él, o quizá sí. Entonces dejé de querer ser su copiloto a no ser que él quisiese, y acepté la ayuda que me brindó. Entonces me di cuenta de que me ayudaría a salir de esa maldita carretera vacía… Publicado: 20:33 02/02/2010 · Etiquetas: · Categorías: Mis escritos
Se acabó, ya he disparado todas mis balas sin dar en el blanco. He malgastado algunas, lo sé, pero no me arrepiento de haberlo hecho. Ahora estoy tirado en el suelo, a su merced. A ella aun le queda una bala, y me ha disparado a quemarropa, mientras pensé que podríamos habernos reconciliado. Ella ha jugado conmigo, y aun lo sigue haciendo, mientras me apunta a la cabeza. Solo pido que dispare, que ambos sabemos que es lo que tiene que hacer, porque me estoy desangrando. Y duele, noto como la vida me abandona, gota a gota. No quiero sufrir más, y ella está empeñada en seguir apuntando. Está jugando conmigo, puesto que sus anteriores cuatro balas han ido a mis brazos y piernas. Pero antes de dispararme, me dio esperanza. Casi entreví como enfundaba su arma y me tendía la mano. Y yo, iluso, la agarre para intentar levantarme. Ella la soltó, y me dejo caer. ¿Por qué? ¿Por qué no dispara de una vez? ¿Por qué se empeña en jugar conmigo y no me dispara de una vez? Este juego macabro ya ha durado demasiado. Al fin comprendo… ella no tiene intención de apretar ese gatillo… quien va a apretar ese gatillo no es ella, sino él. Ya le veo acercándose, le susurra algo al oído…
Entonces ella, con una sonrisa, dispara. Bang… |
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