Muy buenas a todos señoras y señores, aquí estoy con la primera review del blog, Silent Hill 2, y no, no me he equivocado con el número ni me refiero a la revisión HD lanzada hace unos meses para PS3 y 360.

Hablamos del Silent Hill 2 original en su versión para PS2 aparecida en el año 2001. Quizás algunos se pregunten que hago jugando a juegos tan antiguos, pero en lo que a mi respecta y por motivos personales, no tuve en su día PS2 y me perdí gran parte de sus juegos entre los que incluyo la saga Silent Hill. Pero ese es otro tema, ya explicaré en otra ocasión mi vida a los mandos a lo largo de distintas generaciones para centrarnos ahora en el juego que nos ocupa.

Empecé el juego con ciertas reservas tanto por la franquicia (Me considero un autentico fan de Resident Evil), y por el extenso tiempo pasado desde el lanzamiento del mismo; ni más ni menos que 11 años después.
Pude comprobar pues, 2 cosas rápidas:
-1: que efectivamente el juego tenía un control muy tosco, propio de los primeros juegos de la pasada generación.
-2: que mi tele panorámica HD estiraba un tanto la imagen y quizás eso podía repercutir a largo plazo la experiencia.

Meras anécdotas hasta que me adentré en Silent Hill.



Este juego me ha enseñado que no importa lo viejo que seas mientras destiles trabajo y una calidad sin igual detrás de todos y cada uno de los detalles, pero que si en algo hay que hacer incapié en este capítulo, eso es la ambientación y el trasfondo de todos y cada uno de sus personajes.

No entendí realmente el argumento ni el porqué de muchas de las cosas que suceden en el juego, pero tampoco quise saberlas porque se que parte de esas dudas son la magia de esta excepcional obra. Llegas a ser parte del pasado de James Sunderland, de sus errores, de sus dudas, de su culpa.

Es difícil intentar hablar del contenido del juego sin entrar en detalles, pero creo que todos los que hayamos jugado al juego sabrán de que hablo. La recreación del propio castigo de la conciencia de James en forma de Pyramid Head, de Maria, de la visión borrosa de esa Maria y de una situación extraña y casi autopunitiva que va arrastrando a James a un camino el cual no tiene regreso y que le conducirá a una verdad completamente ajena de lo que el creía saber.

Todo esto se relata en el juego de una manera exquisita, con un cuentagotas de precisión más propia de la mejor novela de King, que de lo que iba a ser a priori, otro videojuego más.



Para acabar, me gustaría hablar del que considero el elemento esencial que convierte el juego en una experiencia realmente única para la época y que pocos juegos de la actualidad pese a contar con mucho más presupuesto, son incapaces de igualar, la mejor ambientación en un videojuego de terror que pueda haber.

Hay juegos de terror que consiguen hacértelo pasar mal en momentos concretos o situaciones determinadas que pese a ser buenas, carecen de la continuidad necesaria para convertir la experiencia en algo realmente angustioso. Silent Hill 2 te mete la angustia en el cuerpo desde que entras en los apartamentos Woodside, hasta que tras finalizar el juego, apagas la consola y guardas el juego en un sitio privilegiado en tu estantería.

Silent Hill no vacila con sustos constantes, no te rompe puertas ni ventanas en tus narices aunque tú creas que si va a pasar, te envenena con un audio agónico, con una iluminación basada en la completa oscuridad levemente repelida por neones de los locales, bocas de incendio o tu preciada linterna que la convierte simplemente en el mejor sistema de iluminación al que me haya enfrentado en un juego, te planta a Pyramid Head en tu misma espalda al cruzar lo que tu creías una esquina segura, te visualiza tras los barrotes en planos de cámara del mejor cine, figuras que ni ves con claridad ni quieres ver con claridad de ninguna de las maneras.

Silent Hill 2 es un producto serio, es un producto ambicioso cargado de las mejores aportaciones del género, Silent Hill 2 es niebla, son dudas, es culpa, es terror y alivio. Silent Hill 2 es un regalo que llega cada X años, Silent Hill 2 es realmente único.