Y vuelvo a la época de los clásicos. Hoy voy a hablar sobre un título no muy conocido en el panorama de las aventuras gráficas. Se trata de Black Sect, obra de la desarrolladora francesa Lankhor, hace mucho tiempo desaparecida. La historia es muy sencilla, tan sencilla que simplemente lo único que sabremos antes de empezar a jugar es que un grimorio ha sido robado por los integrantes de una secta y nosotros somos el encargado de su recuperación. Y punto.

Sin duda, se trata de una aventura gráfica muy peculiar, ya que se mantiene al margen de la convencionalidad dentro del género. Para empezar, apenas disfrutaremos de algún tipo de que nos indique qué dirección debemos seguir a la hora de alcanzar nuestro objetivo. Muy pocos personajes nos encontraremos en nuestro camino y muy poca conversación nos darán, aunque esto último no sé si catalogarlo de bueno o malo ya que este título contiene una de las peores traducciones que se han perpetrado en nuestro idioma, totalmente realizada a golpe de diccionario. Al menos las risas están aseguradas por los disparates absurdos que te encuentras en los diálogos.

Por si fueran pocas dificultades, hay que añadirle uno de los peores sistemas de inventario que he encontrado en mi vida y la imposibilidad de poder llevar más de cinco objetos encima, teniendo que dejar el resto por el camino (recordando en que pantalla los has dejado) y volver a por ellos más tarde, uno de los mayores incordios.

No hace falta decir que Black Sect cosechó unas críticas espantosas y fue el detonante del cierre de la compañía. Incluso no terminaron su último proyecto, Sukiya, título que debía cerrar la trilogía protagonizada por el detective Jerome Lange, siendo los otros títulos Mortville Manor -sin distribución en nuestro país- y Maupiti Island -siendo la gloriosa Erbe Software quien nos la trajo.

Gráficamente aguanta el tipo, los efectos de sonido no están mal aunque las melodías son escasas y repetitivas, pero el resto de sus aspectos son bastante mediocres. Si Black Sect no ha sido recordada no es por casualidad, no puedo mentir: es una aventura gráfica muy mala. Al menos he de admitir que tiene ese regustillo a videojuego antiguo de ordenador que tanto me gusta.

Bueno, hoy me toca a hablar de un título más reciente, más concretamente de 2005, algo que no suele ser muy habitual en mí, ya que no es un secreto para nadie saber que soy un amante de las aventuras gráficas retro y que las 3D siempre las tomo con moderación y en pequeñas dosis.

De todos modos, vengo observando en los últimos dos años un intento para resucitar de una manera más o menos digna un género que parecía destinado al ostracismo del panorama actual del mundo del videojuego. Y digo que es un intento porque de momento no lo han conseguido. Simplemente se dedican a repetir una y otra vez las fórmulas establecidas por los grandes clásicos sin tener en cuenta que la sombra de éstos es muy alargada. Personalmente, pienso que deberían abrir nuevos caminos e intentar innovar en lo que puedan sin perder las señas de identidad que toda aventura gráfica debería tener.

Aún así, hay títulos actuales que consiguen atraer mi atención. Éste es el caso de la aventura gráfica que he empezado y terminado hoy mismo, Agatha Christie... Y No Quedó Ninguno, basada en la celebre novela de misterio del mismo nombre -también conocida como Diez Negritos- de, posiblemente, la autora británica más conocida del mundo. Fue éste el hecho que me impulsó a hacerme con esta aventura gráfica.

Para quien no conozca la novela, cuenta la historia de diez personas que han sido invitadas por un motivo u otro a pasar unos días a una mansión en una isla al sur del condado de Devon, Inglaterra. Pero sus anfitriones no aparecen por ningún lado de la isla y es cuando los diez invitados comienzan a ser asesinados uno tras otro por alguien desconocido, juez, jurado y verdugo al mismo tiempo, por supuestos crímenes cometidos en el pasado. De todos modos, diferencias entre la novela y la obra multimedia las hay a puñados, siendo la diferencia más notable la inclusión de un décimo primer habitante en la mansión: el protagonista que controlaremos.

Los puntos que más me han gustado además de la trama han sido la lograda ambientación gracias a la espectácular mansión que en muchos aspectos me recordaba a las vistas en Resident Evil y en Resident Evil Zero -aunque sin tanto bicho comecerebros- y a una banda sonora más que potable. Y la mansión me recordaba mucho a las de la saga Resident Evil por el hecho de que los fondos son imágenes prerrendirazas con cámara fija y personajes en 3D, aunque he de decir que estos personajes son lo peor que me he encontrado mientras jugaba. Los motivos son una animación penosa, un modelaje de objetos muy pobre a base de muy pocos polígonos y unas texturas muy sosas y poco definidas (en este aspecto se salvan tal vez el rostro del juez Lawrence Wargrave y poco más). Otro punto que no me ha hecho mucha gracia es que apenas hay interacción con los escenarios, dando como resultado unos puzzles muy fáciles de resolver.

Dicho esto, mi veredicto es que no se trata de una mala aventura gráfica, pero tiene sus puntos negros que le restan encanto. De todos modos, éste sería tal vez el título que le recomendaría a alguien que quiera adentrarse en el género y a quien no quiera comerse mucho la cabeza para disfrutar de una muy buena historia, esto último gracias Mrs. Christie.