De chinos y parques

Bueno, pues voy a contar una anecdotilla que mi amigo Charlie me insistió en escribir aquí.

La cosa es que quedamos el jueves para tomar algo en el garito de costumbre. Y como al final allá dentro ya olía a caldofran y no había mucha más gente, decidimos irnos al parque para que al menos nos diera un poco el aire. Pues en eso que nos entró esa "hambruna post-cogorza" (serían casi las 11 de la noche)y el tío pilla el móvil y llama a los chinos. Les preguntamos si sería posible que nos trajeran la comida a un parque siniestro y oscuro que está a la otra punta del pueblo. Tras usar sus dotes de convicción el chino/a del teléfono accede a la petición y nos dice que en unos 45 minutos. Total, una hora más tarde empezamos a emparanoiarnos con que si se lo habrán tomado como una broma o algo y decidimos pillar el coche y desplazarnos hasta allí para ver qué pasaba. Una vez allí (nos tomamos nuestro tiempo para llegar) la señora del restaurante entre gritos de histeria y en una actuación llena de dramatismo nos dice que "qué hacemos ahí" y que "el repartidor ya ha salido y no nos va a encontrar". Aquí empezó una carrera contra el tiempo (y la scooter del susodicho repartidor) para ver quién llegaba antes. (Imagínate que el chaval se equivoca de gente en el parque y aparece en la oscuridad ofreciendo comida china a personas random.) Una vez allí, a los 5 minutos vimos la luz de la moto y bajamos del coche. Tras pillar la comida y explicarle al chaval que "somos unos renegados de la civilización" decidimos que comeríamos en el garito donde estábamos antes (agüita la tontería) porque hacía rasca. Y para postres, el tío del chino nos ve pasar con el coche después de haber ido a buscarnos. Es una cara que nunca olvidaré.