13 de noviembre de 2277

Me tomé dos días de descanso. Dos días que me parecieron varios meses. Después de despedirme de Charon y de los esclavos liberados, me fuí a Megatón para reponer fuerzas y equiparme bien. Cuando llegué, pasé todo el día en casa. Echaba de menos a Albóndiga y, por lo que ví, él a mi también. Se ha hecho con el corazón de todos los habitantes del poblado, no es de extrañar.

Conseguí reparar la radio que me vendió Moira, ahorá sí se puede oír algo, aunque las grabaciones de Three Dog ya huelen un poco jejeje. Voy a tener que hacer algo para que cambie las noticias. Después de pasar la noche con Nova, desayuné unos huevos en el farol de latón y me tomé la última en el bar de Moriarty. A las 12 salí por el portón y un chirrido me heló la sangre. Weld había sido destruído por un Yao Guai, Stockholm se despistó por lo visto. Megatón ha perdido a uno de los grandes...

El refugio que más cerca tenía era el 106, así que respiré hondo y para allá que fuí. El camino no fue nada complicado. Apenas un par de Mutaescorpiones gigantes se pusieron en mi camino, probaron con ganas mi pincho moruno. Tres horas después llegué a la puerta del refugio. Justo al lado, vi cuatro figuras humanas. Pensé que eran habitantes del refugio, pero distinguí a dos necrófagos, así que la ilusión se esfumó pronto. Parecía que estaban discutiendo sobre algo de agua. Acercándome, empezó el tiroteo y cuando llegué, no quedaba ninguno en pie. Cuatro imbéciles habían muerto por unas botellas de agua purificada dentro de una nevera. En fin, ahora son mías.

El refugio estaba sellado todavía, eso parecía buena señal, al menos esperaba encontrármelo mejor que el 92... Pulsado el botón, sólo quedaba esperar. El traqueteo de la cerradura hizo estremecerme, era realmente impresionante esa maquinaria. La puerta se abrió y dejó salir un olor... Asqueroso. Eso ya no me daba tan buena señal.

Las condiciones del interior macharon mis esperenzas de encontrar vida en él. Todo estaba destrozado y, ahora sí, me recordaba al refugio 92. Aún así, decidí entrar. Este viaje lo estoy haciendo por algo... Tengo esperanzas.
Me llamó la atención el increíble parentesco con el refugio 101. Aunque, bueno, después de haber visto el museo, deduje que todos eran iguales. Hubo momentos en los que me parecía estar recorriendo REALMENTE mi hogar, pero eran alucinaciones. Unas voces me hicieron volver en sí.

Llegando a las dependencias, ¡vi a refugiados con uniformes! ¡Maldita sea! ¡Tenía que haber traído algo de mi refugio para explicarles todo! Pegué una voz y me acerqué con la esperanza de estrechar las manos, pero no me dió tiempo a mediar palabra alguna. Uno de ellos se me avalanzó como un loco armado con un cuchillo. Intenté tranquilizarle, pero sólo entendió el lenguaje del plomo. Sus compañeros, lejos de acobardarse, cargaron contra mí. ¿Qué demonios le pasa a esta gente?
Tuve que acabar con todos para seguir con vida, no eran capaces de escucharme. Balbuceaban, nada más...

Andando por las dependencias, volví a tener una de esas alucinaciones. Los pasillos, el mobiliario, TODO era como el Refugio 101. Aunque los ordenadores tenían mensajes bastante extraños. Llegué hasta el despacho del supervisor... ¡Y ahí estaba él! ¡¡Vivo!! ¿Cómo es posible? Me estaba dando la espalda, cuando quise acercarme a él para llamrale, tropecé con algo que me hizo despertar y gracias a ello me di cuenta de que, ¡tenía puesto el mono de uno de esos pobres diablos! ¿Qué demonios me ha llevado a vestirme así? Me empecé a asustar y cuando me iba a quitar la ropa, escuché más voces. Venían de abajo y sabían dónde estaba, tenía que prepararme para unas buenas peleas.

Ellos me atacaban siempre con armas de cuerpo a cuerpo, así que decidí ponerme en igualdad de condiciones. Pobres perturbados... En pocos instantes, los gritos de ira, pasaron a ser de dolor y luego, silencio... Uno de ellos salió corriendo hacia el laboratorio pidiendo ayuda. Fui tras él. Al llegar al pasillo, volví a tener una de esas visiones. Dios mío, ¿qué me estaba pasando? ¿Este viaje me está volviendo loco? ¿Ha sido buena idea hacerlo? Al final del pasillo, podía ver a mis "amigos" hablando tranquilamente mientras se acercaban a mi. Un grito me volvió a despertar, creí estar volviéndome loco.

Una vez en el laboratorio, dí con el cobarde que salió corriendo intentando tenderme una trampa. No se dió cuenta de que le quedaban pocos segundos de vida. Cuando acabé con él, una risa me heló la sangre. Me giré y ví a las Serpientes de Túnel en la puerta. Ahí fue cuando, definitivamente, pensé que me volví loco. Intenté hablar con Butch, pero al acercarme a él, mandó que me atacaran Paul y Freddie. ¡Me estaban haciendo daño de verdad! ¡¡Esto no era una alucinación!! Con mucho dolor, acabé con ellos. ¿Cómo han llegado hasta aquí? ¿Por qué me atacan? Intenté pedirle disculpas por lo de su madre, no llegué a tiempo para salvarla, pero Butch parecía no escucharme. Se acercaba con aire amenazante, mientras aireaba el bate de beisball. Empezó a pegarme y le dejé. Quise que descargase su frustración contra mí, hasta que noté ese olor otra vez. Eso me hizo despertar y Butch desapareció. En su lugar había un tipo con bata dándome palos. Al reaccionar, un tajo con mi Pincho Moruno me quitó el problema de encima... Y su cabeza...

Buscando en los ordenadores, dí con el problema. Al parecer, en este refugio experimentaban con gases en sus habitantes. El propio supervisor se expuso a este gas. La única forma de abrirlo era desde fuera, así que estaban confinados aquí para siempre. El envenenamiento por gases les volvió locos y encontraron una brecha por la que intentaron escapar, escarbando la pared pero se vino abajo y unos cuantos murieron. En esa "salida", sólo había cadáveres consumidos... ¿Qué demonios intentaba Vault-Tec con todo esto? ¿Acaso no quedaba ya ningún Refugio con gente sana? ¿Era el 101 el único normal?

Con más dudas que respuestas, salí de ahí antes de volverme más loco por culpa del gas. Fuera ya era de noche, así que acampé con los idiotas de la nevera y a su salud, bebí un buen trago de agua.