Mientras tanto... (V)

Qué agustico está Agustín sentado en su silla pasando la tarde de domingo. Muchos lo consideran afortunado. Tiene un buen trabajo que no le quita mucho tiempo, una familia que le quiere, el apoyo de los amigos que le arropan en todo momento. Tantas cosas, que se ha acomodado y se siente vacío por dentro. No arriesga por nada, todo es sota, caballo y rey. Años en los que se ha esforzado, ahora son un vago recuerdo. Todos los premios que consiguió, aún los conserva, no ha tenido que luchar por nada más, sólo poner la mano para recibir su eterno abastecimiento. Él normalmente es feliz porque no piensa en ello, hasta que lo hace y se le viene todo encima. Entonces no quiere nada y todo lo desprecia. Pobrecito Agustín.

Moraleja: Vivir estando bien no es muy difícil siempre y cuando uno tenga la cabeza en su sitio. Acomodarse y conformarse con lo que se tiene, puede perjudicar a la larga ese bienestar mental. ¿Qué hacer? Aunque lo tengas todo, no dejes de luchar. El acomodamiento sólo lleva al desprecio por lo que se tiene y lo que uno consigue con esfuerzo, es un gran tesoro.

Buenas noches.

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Mientras tanto... (I)
Mientras tanto... (II)
Mientras tanto... (III)
Mientras tanto... (IV)