Publicado: 00:57 13/08/2006 · Etiquetas: · Categorías: Cosas mías
Arrecian buenos tiempos en cuanto a conciertos en Cádiz, y acaso acabaré pereciendo no por cáncer de pulmón como es previsible sino por sobredosis de buena música. Primero fue la gran(diosa) Ana Belén, el sábado pasado, dama de cincuenta y tres esplendorosos tacos de calendario a quien tuve el privilegio de agarrar la mano a pie del escenario, y que sedujo junto a Víctor Manuel a la plaza de toros de mi vecina ciudad.
El próximo turno viene de mano de la divina Ana Torroja, voz y fuerza del mítico y redimido Mecano, con nuevas versiones de sus canciones de toda la vida; ¡¡se han cargao a lo mejicano Hijo de la luna!!, sin embargo lo demás sigue siendo melifluo al paladar auditivo y su voz no es menos dulce que la miel todavía. Espero que la fuerza del destino nos depare un buen concierto el día 14 en las playas de Chiclana. Empero el plato fuerte por mi humilde parte toca el 24, cuando hará lo propio el Bob Dylan español, el Quevedo del siglo XXI, ese drogata tan poeta que es Joaquín Sabina. Aún recuerdo cuando lo conocí en Calle Melancolía, aunque tal vez era yo muy púber para comprender sus idas y venidas con el alcohol, ese rock&roll tan idiota, esas putas qué decentes, y todo su fantástico mundo. No recuerdo quién dijo que haría falta vivir tres vidas para componer una canción de Javier Krahe, y estaba en lo cierto. En el caso de las composiciones de Sabina harían falta siete. Moraleja: hay que nacer gato para ser tan Fray Luis de León como Joaquín. Ya ven. A este verano soberano musicalmente en tierras gaditanas sólo le va a faltar una pizca de la sal y limón de Manolo Tena y el arte mediterráneo del mestre Joan Manuel Serrat. Por lo demás, chapeau. |
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