El imperio de lo friki

Artículo publicado en el diario algecireño Europa Sur

Los tiempos cambian y las hojas de calendario que van cayendo se llevan a rastras algunas cosas que hoy habríamos de lamentar su desaparición, pues sólo podemos rescatarlas abriendo el baúl de los recuerdos. Refiriéndonos a los antaño dibujos animados de ayer y hoy, no queda otra que desempolvar viejas cintas de VHS para rememorar las andanzas de los Trotamúsicos y las querellas de Gargamel contra los Pitufos, esas añejas creaciones artesanales de las que ya nada quedan en pos de la sofisticación implantada por las nuevas técnicas desalmadas con que se materializan las series que hoy ven los púberes y mozos en la caja tonta. Empero, y dado que lo presente manda, no queda otra que asumir el gobierno absolutista que ejerce el manganime en la sociedad española y cuasi-mundial en nuestros días, y desde hace ya más de una década.

Añoso queda ya el tiempo en que la presencia de una tienda especializada como Dreams Factory en La Línea hubiera sido impensable; no hace tanto, en verdad. Un lustro, o así. No en vano, su apertura se produjo hace un par de primaveras, cuando se entremezclaban las figuras de Star Wars, Final Fantasy o Terminator que hoy lucen sus escaparates con productos de la factoría Disney, de los que su buen tendero no tardó en desprenderse. Ni siquiera el mismísimo Mickey Mouse mantiene el tipo ante el ora todopoderoso Pikachu. Y es que desde que Dragon Ball irrumpiera en Europa, remitiéndome a una década que ya habrá transcurrido desde aquello, el imperio de lo japonés domina nuestras tierras, y ya nuestros churumbeles no quieren parecerse a Don Quijote sino a Son Gokuh. Ergo, la realidad es esta: hoy sobre los tebeos manda el manga, sobre los dibujos animados manda el anime y sobre los muñecos mandan las figuras.

«A veces, considero la frivolidad como una virtud» Javier Krahe.