Publicado: 13:51 05/11/2007 · Etiquetas: · Categorías: Versos
Sentado me hallaba ante un corro de fuego
en una habitación sombría y solitaria. Afuera de las ventanas oíanse estruendos. Mi corazón aceleradamente se agitaba. Entre el fulgor de las llamas surgió una figura como de la nada, cuya siniestra sonrisa y macabros atuendos removieron mis adentros. La horrible quimera comenzó su danza, sumisa y atroz, atarantada y extraña, arrancando de su locura estas palabras: He venido a salvarte, a salvarte de la ah malaya, de la macabra procesión de sucesos que en tu mundo hallas. Te ofrezco mi cesto lleno de manzanas, ricas y esponjosas, verdes y granas, en cuyo interior habita una poca esperanza. Fíate de mí, bestia desesperada, pues soy la redención a tu alma de sinsabores anegada. La muerte es mi casa, vente conmigo y despídete de este mundo misérrimo y desabrido. Isla Perdida, noviembre de 2006. 0 comentarios :: Enlace permanente
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