Publicado: 14:20 01/08/2010 · Etiquetas: · Categorías: Videojuegos : ¡Vamos a jugar a...!
•Día 2: La primera Espada Maestra.
Después de superar sin complicaciones el Palacio del Este, me tocan los dos restantes. Estas tres primeras mazmorras me las pasaré en nada, ya que hace poco tiempo que intenté hacer una partida completa y me las pasé, así que más o menos, me las sé de memoria. Al hablar con Sahasrahla, este me da un objeto familiar, las Botas Pegaso. Ahora ya puedo correr con el botón A. Además, Sahasrahla me habla sobre un objeto útil que hay en una cueva al este del Lago Hylia. Tras llegar a esa zona, compruebo que es un lago enorme, el más grande de todo Hyrule, que hace acto de presencia ante mí, majestuoso. Tras bordear el lago, llego a una caverna de hielo donde no parece haber nada. Al salir, veo una brecha en la pared. Con una bomba, me hago camino hacia el interior de una cueva paralela, en la que al final se esconde la vara de hielo. Precisamente, es el objeto contrario al que encontré en Zelda LA, la vara de fuego. Ahora, con este objeto, voy haciendo camino hacia el Palacio del Desierto. Antes que nada, exploro Kakariko con las nuevas botas. Con ellas me gano una pieza de corazón en un circuito en el segundo intento y consigo el Libro de Mudora, un antiguo libro con el que poder leer Hyliano antiguo. Como extra, consigo la red caza bichos, con ella puedo atrapar hadas y meterlas en botellas, genial para las mazmorras. El desierto de Hyrule es otra de las enormes zonas de Hyrule. En él, me esperan buitres, monstruos ocultos en la arena, incluso una imagen de un águila se dibuja en el suelo nada más entrar, entre la arena y la tierra sin cubrir. El desierto es tan grande que sin el mapa me pierdo. Hay miles de secretos, cuevas ocultas, esqueletos de animales que alguna vez intentaron cruzarlo sin éxito, en los cuales se posan los buitres que han devorado su cadáver sin dejar rastro del animal que una vez fue, solo sus huesos. No me es nada complicado dar con la mazmorra, ya que su entrada es bastante grande y es visible enseguida. La entrada está bloqueada por una estatua con forma de cabeza enorme, además, hay una tabla con un mensaje en hyliano antiguo. Gracias al libro de Mudora, consigo leerlo: “Pide aquí tu deseo”. En ese mismo instante, Link se arrodilla y reza para poder entrar en la mazmorra. La plegaria funciona y las estatuas se mueven, dejando paso a la entrada de la mazmorra. Se nota que esta mazmorra está en el desierto, el propio interior está repleto de arena. De ella, aparecen pequeños enemigos bastante molestos. También hay unos enemigos que ya conocía de ocarina y wind waker, las estatuas con ojos. Sus disparos son bastante molestos, y el caso es que no se cómo eliminarlos en este juego. Tras explorar la mazmorra, consigo los guantes de poder con el que coger objetos pesados. Es curioso, como en LA, esta es una de las pocas mazmorras en las que sales al mapeado de nuevo para entrar en otra sección de la mazmorra, en este caso, es como si entrases en la verdadera mazmorra, en la madriguera del jefe. Esta vez, el jefe es Lanmola, o más bien los tres jefes, ya que como el primer jefe ya era en grupo, este no es menos. Estos gusanos se esconden bajo la arena de la sala y salen volando a otra parte del escenario. Consigue quitarme bastante vida, pero logro derrotarlos. Ahora ya tengo el pendiente del poder y puedo dirigirme al último de los tres palacios. Este último palacio se sitúa en la montaña de la muerte, un lugar mítico en la saga. Ahora que puedo levantar rocas, soy capaz de subir a la entrada. Para poder llegar a la montaña, debo pasar por una serie de cuevas a oscuras. Por el camino, encuentro a un anciano que continuamente me dice que abandone, que es muy peligroso. También me revela que su hija fue secuestrada por Agahnim, así que es una de las descendientes de los siete sabios. Al llegar a su casa, me regala el Espejo Mágico, algo que de momento no me será útil, pero dentro de un rato sí que me servirá. Subiendo la montaña, consigo llegar a una zona peculiar: es una zona circular, con piedras alrededor de un extraño cuadrado brillante. Sin más preámbulos, me dispongo a entrar en ese cuadrado... quien me diría que ese cuadrado es en realidad el portal al mundo dorado... pero... pero esto... esto ya no es el mundo dorado... es el mundo oscuro... ¡y soy un conejo! También encuentro a un hombre diablo y a una pelota. Parece ser que en este mundo, cada uno adopta la imagen que refleja su corazón. También veo que para poder conseguir de nuevo mi forma normal, debo conseguir la perla lunar, escondida en algún lugar del Palacio de Hera, la tercera mazmorra. Como el mundo oscuro es un reflejo de Hyrule, puedo llegar a zonas que antes no podía. Ahora, con el espejo, puedo crear un portal al mundo normal, donde tengo mi forma original y ahora puedo llegar al tercer palacio. Este palacio es básicamente una torre, similar a la Torre del Águila de LA… incluso tiene la misma forma y se sitúa en un punto del mapa similar. Un detalle que no me gusta es que en este juego no te dicen el nombre de las mazmorras al entrar, tengo que buscar el nombre para saberlo o bien me lo dicen algunos NPC del juego en contadas ocasiones. Esta es la típica mazmorra que se basa en puzles de pulsar interruptores para que ciertos caminos se bloqueen y otros de abran. Recuerdo que en las primeras partidas me volví loco con esta mazmorra, no sé por qué, esta vez consigo las llaves en nada. Subiendo al piso de arriba, consigo contactar con Sahasrahla por uno de los paneles en una estatua. Me dice que en esta mazmorra se halla la perla lunar, y que aunque consiga el pendiente, debo procurar conseguir la perla para poder ir por el mundo oscuro con mi forma original. En el piso de arriba, me encuentro un montón de agujeros y muchas medusas bastante molestas, sobretodo una roja. Al segundo intento, al caer por un agujero, consigo llegar a la perla. [img] [/img] Ahora solo me queda subir al último piso, donde el jefe me espera. Esta vez, el jefe de la mazmorra es el mismo jefe de la primera mazmorra que LA, solo que mucho más grande y que ahora no tengo la capa de Roc para poder saltar por encima de él. Esta ha sido la lucha más desesperante del juego por el momento. Que te toque más de dos veces supone rebotar y caer al piso de abajo, y con muy mala suerte puedes caer en el hueco que te lleva dos pisos abajo en vez de uno. Tras muchísimos intentos, ya rabioso, mis reflejos se activan al 100%, veo todos sus movimientos y consigo pegarle sin que me toque ni una sola vez. Al fin, consigo vencerle y conseguir el último pendiente, el de la sabiduría. Ahora debo dirigirme Kakariko. Al norte del pueblo, entro en un lugar místico, rodeado totalmente de niebla, los bosques perdidos. Por el camino encuentro una espada falsa, una broma de muy mal gusto. Por el camino a las profundidades del bosque, me encuentro con molestos ladrones, de una apariencia muy similar a los Kokiri de ocarina of time. Al fin, consigo llegar al corazón del bosque... la niebla es muy densa, peor puedo ver animales corriendo de un lado a otro, y más adelante, un pedestal. Un pedestal majestuoso donde se encuentra la Espada Maestra. Link, con los tres pendientes, es capaz de quitar la espada del pedestal. El súmmum de la saga, el momento clave, la niebla desaparece, esta es la primera vez que la espada maestra hace acto de presencia en un juego de la saga. Épico. Sahrahsla contacta conmigo para decirme que con esta espada seré capaz de derrotar a Agahnim y entrar al castillo de Hyrule. Cuando me dirijo hacia allí para romper la barrera de Agahnim y a darle su merecido de una vez por todas, Zelda contacta conmigo... ¡Han atacado la iglesia! Al llegar, encuentro al monje por el suelo, y con sus últimas palabras me dice que los soldados encontraron a Zelda y se la llevaron al castillo de Hyrule. El monje desaparece, con su último aliento. Demasiadas vidas han sido segadas por un deseo tan caprichoso, con esta espada se hará justicia. Al entrar al castillo... ¡Anda, si puedo tirar rayos! Este es el mejor día de mi vida. Solo con pulsar el botón B hago una masacre, venzo en cuestión de segundos a cualquier enemigo que se me pone por delante. Fabuloso. Al fin, llego a la sala donde se encuentra Agahnim. Horror... llego demasiado tarde: Zelda desaparece ante mis ojos. Agahnim desaparece y me quedo encerrado en la sala... recuerdo una vez que no sabía qué hacer y usé el espejo para volver a la entrada... pero esta vez sabía que tenía que cortar las cortinas para pasar a la sala siguiente. Agahnim me espera en la sala del castillo. Ante mi se alza el hechicero que ha revuelto todo Hyrule, que ha traído el caos y si no hago nada, traerá la destrucción total. No puedo herirle directamente, pero puedo reflejar contra él su propia magia. Sus ataques consisten en bolas de luz, unas bolas que no puedo rebotar explosiva y unos rayos devastadores difíciles de esquivar. Armado de paciencia, consigo... no, no consigo derrotarle del todo. No está en el juego, pero hace poco encontré el trasfondo de Agahnim, poco antes de empezar el juego. Durante un tiempo en Hyrule, una serie de desastres ocurrieron por todo el reino. El rey ofreció una recompensa a quien lograse parar toda esta seria de desdichas. Agahnim se presentó, sin saber nada sobre su pasado ni origen. Con una magia desconocida, fue capaz de parar todos estos desastres. Como recompensa, fue considerado un héroe y pasó a ser la mano derecha del Rey. Al poco tiempo, debido sus poderes, consiguió lavarle el cerebro a todo el ejército de Hyrule, consiguió eliminar al rey y empezó a raptar a las descendientes de los sabios... Ahora, antes de escapar, Agahnim me lleva al corazón del mundo oscuro, la pirámide del poder, lo que una vez fue el corazón de la tierra dorada, donde se encontraba el Poder Dorado. Sahasrahla me habla desde el mundo normal. Agahnim no mató a las descendientes de los sabios, si no que las encerró en una serie de mazmorras en el mundo oscuro. Además, me habla del origen de este mundo. Hace tiempo, uno de los ladrones que quiso obtener el poder dorado consiguió tocarlo. Se dice que cuando es tocado, la tierra dorada tomará la forma que refleje el corazón del individuo. Y así, como el corazón del ladrón estaba repleto de maldad, esta tierra se transformó en una tierra gris, oscura, repleta de monstruos. Ahora, debo dirigirme al palacio oscuro, donde espera la primera descendiente. 3 comentarios :: Enlace permanente
Comentarios: (del primero al último) 14:31 01/08/2010
El Palacio del Desierto fue lo primero que jugué de cualquier Zelda, es decir, mi primer contacto con la saga, ya que lo vi en casa de un amigo que tenía la SNES. Por supuesto cuando supe que había un Zelda para mi Gameboy me hice con él sin pensarlo dos veces XD En cuanto al momento Espada Maestra, decir que es brutal, con los animalitos apartándose a tu paso, la música... enorme ^^ PD: Lo del conejo rosa me dejó KO la primera vez que jugué al juego XD 17:07 01/08/2010
Lo de la Espada Maestra es tremendo incluso hoy en día. Crea un ambiente buenísimo, como al principio del juego cuando sales a la noche lluviosa buscando al tío de Link. La primera vez que llegas al Dark World también es un momentazo. 01:58 02/08/2010
Buf,a mí me desesperó también la batalla contra el gusanazo de la Torre de Hera; no hacía más que tirarme >__<!! Participa con tu Comentario:
No puedes poner comentarios. Necesitas estar registrado en Vandal Online. Regístrate aquí o Haz Login. |
Blogs en Vandal · Contacto · Denunciar Contenido