Publicado: 15:30 14/05/2013 · Etiquetas: cortos de animacion, korekuraide utau, kousuke sugimoto · Categorías: Cortos de animación
Publicado: 17:00 10/05/2013 · Etiquetas: game localization, adaptacion, traduccion, videojuegos, ni no kuni, kid icarus uprising, pokemon, street fighter, inazuma eleven, final fantasy ix, the last story · Categorías: Game Localization
Hoy toca hablar sobre uno de esos temas espinosos en la localización de videojuegos: el cambio de nombres. ¿Se trata de un siniestro complot para impedirnos conocer los nombres originales? ¿O simplemente quieren tomarnos el pelo? ¿Quién decide cuándo se hace y por qué razón? Sin duda, se trata de un asunto muy misterioso que sólo el gran Iker Jiménez podría resolver.
El principal motivo de que se produzca esta permuta de nombres es la internacionalización del producto. Llevar el juego a otro país implica presentarlo a una cultura diferente, así que en muchas ocasiones se toma la decisión de sustituir los nombres de los personajes por otros que resulten más familiares y fáciles de recordar para el público occidental. Uno de los ejemplos más notorios lo encontramos en la serie Pokémon (los pokémones siempre sirven de ejemplo para todo): los bichos tienen su propia versión en japonés, pero al llegar Pokémon al extranjero, se decidió que se emplearía un glosario específico para las versiones internacionales. Aun así, se ha dado el caso de países que han creado su propia lista de nombres para adaptarlos a su idioma y que suenen todavía más familiares, como son Francia, Alemania, Corea y China. Otro ejemplo más desafortunado es el de Inazuma Eleven, que siguiendo la estela de Oliver y Benji, se optó por rebautizar a los jugadores con nombres ingleses para que los niños los recordaran más fácilmente, a pesar de lo estúpido que suena todo cuando la acción transcurre en el propio Japón. Así mismo, cabe decir que ahora que los juegos llegan en distintos idiomas, algunos nombres se deciden por consenso entre los distintos equipos de traducción. En el proceso de localización de Kid Icarus Uprising, se consideró que el nombre de Nature funcionaba en japonés pero no provocaba el mismo impacto en las lenguas occidentales, así que terminó derivando en Viridi (del latín “Viridis”, que significa verde y joven), un nombre un poco más exótico que conserva la esencia del original. Por otro lado, también es cierto que en relación con los nombres de personajes o ubicaciones de poca relevancia existe la práctica habitual de decidir un nombre cualquiera según el idioma de llegada, para conservar la familiaridad al leerlo. Jan y Chin, los dos niños de Isla Initia en The Wind Waker, son una buena muestra de este punto. Sus nombres han pasado tanto por resultados más conservadores como Jan y Jin (en inglés) o Jan y Jay (alemán), como por otros más creativos como Jean y Benoît (francés), Omar e Igor (italiano) o Luisito y Pedrito (español), dando buena cuenta de la libertad que tienen los traductores a la hora de escoger siempre y cuando la empresa lo permita. Evidentemente, un cambio de idioma también requiere la adaptación de varios elementos (como ya expliqué en una entrada anterior), lo que incluye todo aquel nombre que esconda un juego de palabras o haga referencia a un elemento cultural de la índole que sea. Por no citar de nuevo la franquicia de Game Freak, un ejemplo reciente que se me ocurre es Ni no Kuni, en el que se ha realizado una estupenda labor en este aspecto. Como sabréis, para los combates se emplean unos seres muy majos llamados únimos, cuyos nombres son un derroche de ingenio y juegos de palabras. Así, por decir uno, tenemos al flobejorro, traducción al español de lo que en japonés se conocía como “hataraki hanabachi” (algo como “flobejorro obrero”) y que en inglés fue “worker bumbler” (“torpejorro obrero”). Nótese que pese a ser nombres distintos, todos mantienen la misma idea, intentando que todo haga referencia a conceptos similares. Sin embargo, en ocasiones ocurre todo lo contrario: el nombre original se corresponde con el de otra cosa y por tanto hay que cambiarlo para evitar la referencia. Seguro que muchos conocéis el caso de Final Fantasy IX, donde el protagonista Zidane fue rebautizado a Yitán para evitar cualquier relación con el famoso futbolista que tan de moda estaba en la época. Por otro lado, y de manera totalmente especulativa, sospecho que algunos de los personajes de The Last Story también sufrieron cambios por una situación similar. En concreto, hablo de Elza y Quark (Zael y Dagran en occidente): “Elza” es un nombre femenino, mientras que “quark” significa “requesón” en alemán. Puesto que la propia Nintendo fue la encargada de distribuir el juego en Europa, es probable que el equipo de localización se percatara de esto y decidiera encontrar otros nombres más apropiados aprovechando el irremediable proceso de internacionalización. Menos común pero igual de importante es el hecho de evitar contrariedades legales por el uso inapropiado de nombres reales. En Japón no supone un gran problema, ya que la legislación en esta materia es bastante laxa, así que no dudan en utilizar cualquier nombre que les haga gracia; pero esto puede acarrear violaciones de derechos de imagen en el extranjero, donde sí se toman muy en serio estas cosas. En Street Fighter II, Mike Bison corría el peligro de provocar una de estas situaciones, así que cambiaron su nombre por el de Balrog, provocando la famosa rotación de nombres que conocemos en occidente. Por supuesto, aunque no lo haya dicho hasta ahora, todo lo mencionado también se aplica a los títulos de los juegos, que son susceptibles de cambios según la situación. Por ejemplo, End of Eternity también vio alterado su título debido a que coincidía con el de un libro de Isaac Asimov (irónicamente, la “coincidencia” se daba porque era un homenaje a éste), por lo que terminó siendo Resonance of Fate en los territorios PAL y USA. Por último, una pequeña reflexión sobre este tema. Los cambios en los nombres están muy mal valorados, pero la verdad es que en muchas ocasiones resultan necesarios y por lo general la cuestión se resuelve de forma muy correcta. Además, la mayoría de veces no es el traductor quien tiene la capacidad para elegir cómo proceder, sino que es el cliente quien tiene la última palabra sobre el asunto. El verdadero problema es cuando la compañía que gestiona la traducción considera que hay que hacerlo aunque sea totalmente innecesario. El público ha madurado mucho desde que empezaron las primeras localizaciones de videojuegos y ahora están más abiertos a culturas diferentes como la japonesa, así que pueden aprenderse cualquier nombre por raro que sea, proceda del japonés, del swahili o del hyliano antiguo. Por tanto, deberían plantearse mejor este tipo de “paternalismo” que les empuja a alterar un contenido que realmente no tendrían por qué, siempre que no afecte a la comprensión global del título en cuestión; por otro lado los fans deberían hacer un esfuerzo por no ser tan puristas en estos temas, pues no son pocas las veces que he visto vilipendiar injustamente un trabajo bien hecho por no respetar elementos concretos que en nada afectan al juego en sí. ¿Qué pensáis vosotros? ¿Pensáis que están justificados estos cambios? ¿Recordáis algún ejemplo de buen o mal procedimiento? |
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