Se me va un buen amigo

Han sido 14 años gozando de la compañía de mi gato, en los que hemos compartido muchos momentos buenos y hemos llegado a entendernos y apreciarnos a la perfección. Hemos jugado, explorado y descansado uno junto al otro día a día, le he cuidado lo mejor que he podido todos estos años y él a cambio me ha dado el gran regalo de su compañía, tan bonachón, tranquilo y alejado del felino más típico.

Y ahora, sin previo aviso, de un día para otro sé que le queda muy poca vida en su regordete cuerpecillo, ha sido una semana entera de pruebas costosas sin hallar la razón por la que se encontraba tan débil, apenas podía tenerse en pie, casi no comía, no defecaba tampoco. Primero pensaron que era por la glucosa, hace 2 años que es diabético pero con su dosis de insulina conseguía que estuviera sano y alegre, así que me extrañó mucho. Después le tocó el turno a la hipótesis de una infección que le estuviera descompensando los niveles de glucosa, tras 4 días de antibióticos lo descartaron, no mejoraba nada.

Al final han optado por una ecografría, y ya lo hemos visto claro, tiene múltiples tumores en el hígado, en un estado tan avanzado que es imposible operar, no solo oprimiendo ese órgano sino también las áreas circundantes. Simplemente es el fin, tiene los días contados, me es imposible concebir cómo hace tan solo 2 semanas corría por toda la casa y ahora ni siquiera puede levantarse, pero la explicación es que esos tumores le han crecido durante mucho tiempo, y ahora es cuando le están matando, cuando ya no podemos hacer nada por él.

Solo queda esperar a que su situación sea insostenible y le aliviemos definitamente su sufrimiento y el nuestro. Sin duda estas semanas serán de las más tristes de mi vida.

No soy muy de hacer fotos, pero alguna tengo de cuando aún estaba buenecillo.