Mass Effect 3 : Decisiones

Aún recuerdo hace unos años, después de finalizar el juego original, cómo abrí un post en otra web para hablar sobre una de las decisiones que Bioware nos obligaba a tomar por el tramo final de la aventura. Se trataba, como ya intuiréis, del momento en que los desarrolladores oradaban dentro de la psique del jugador, lo agarraban por las solapas y le susurraban al oido, " quién te gusta más, Kaidan o Ashley?, en tus manos está quién vive y quién muere. Decide" .

En su momento me criticaron sus grandes usuarios porque afirmaban que yo ponía en tela de juicio aquéllo en lo que Bioware demuestra verdaderamente una maestría incuestionable; un argumento en el que de verdad te implicabas, en el que tus acciones tenían consecuencias y ni siquiera tus compañeros estaban a salvo de este jueguecillo de hacer de dios en el que siempre acaban metiéndote.



Y todo porque dije que era una decisión imposible,odiosa y traicionera, en la que ningún camino estaba libre de consecuencias que exponían abiertamente el egoísmo intrínseco que nos define como personas y dirige nuestras acciones, hasta en un videojuego. Bioware sabe cómo tocar la fibra sensible, puesto que nos hace tomar caminos de los que más tarde deberemos responsabilizarnos en su totalidad, ya no es ir de bueno o ir de malo, sino enfrentarte a ti mismo como ser humano, y no dudo de que los datos de esta tercera parte junto con las dos anteriores les serán de gran utilidad para definir qué tipo de persona impera entre su público potencial.



En realidad, en Mass Effect 2 se vio algo relajada esta actitud, si echamos la vista atrás casi todas nuestras acciones tenían como único efecto el destino individual de nuestros compañeros de aventura, y no siempre gozaba de un impacto real o directo, sino que componía todo un conjunto de posibilidades que tendrían su colofón en la tan cacareada "Misión Suicida" , de la que podíamos obtener diversos resultados según nos ganáramos su confianza y les asignáramos las tareas más idóneas según sus características.
La elección final, aunque inesperada y con fuertes lazos para la siguiente entrega, tampoco lograba implicarnos emocionalmente, aunque ponía de manifiesto los diversos grados de inconsciencia, honor o pragmatismo de cada uno.



Sin embargo, en Mass Effect 3 puedo afirmar sin lugar a dudas que a Bioware se le ha ido la mano con el tema de las decisiones. Quien haya alcanzado cierta etapa de la aventura ya sabrá a qué momento me refiero. Una vez más te retan a jugar a ser un diosecillo venido a menos, pero en esta ocasión las consecuencias albergan una responsabilidad difícilmente sostenible por alguien con un mínimo de sensibilidad.
Por un lado, podemos ser injustos, partidistas y leales......el daño que provoca esto resulta inconmensurable. Por el otro, podemos guiarnos por la justicia, el deber y el honor......e incitaremos un desastre aún mayor, que además nos aplasta en base a un efecto colateral trágico y personal.....del que nos sentiremos directamente responsables.



Básicamente, Bioware nos obliga, de forma figurada, a detonar una carga y ver cómo arde todo. Pocas veces me he arrepentido de mis acciones, al fin y al cabo es solo un juego y no debe ser tomado a la tremenda, pensaréis. En esta ocasión he tenido la fortísima tentación de cargar una partida anterior y cambiar mi elección, si fuera la vida real diríamos algo así como "si pudiera volver atrás en el tiempo...".

Pero me resistí, y contra más lo pensaba más me convencía de que había hecho lo correcto, de que no había otro camino más el que había elegido, por horroroso que resultara finalmente. Y a mi Sephard, que tanto aprecio le tenía, conduciéndola a través de un tortuoso camino a lo largo de los años, la empecé a ver con otros ojos, me pregunté de qué no era capaz con tal de conseguir sus propósitos, y por un momento la odié intensamente. Pero claro, ahí entra en juego el efecto "espejo", pues tan solo es una representación de nosotros mismos como persona, así que Bioware consiguió que me odiara a mi mismo, enhorabuena.



No lo digo a malas, no me malinterpretéis. Bioware es una auténtica maestra en el arte de contar historias, construir mundos, qué digo mundos, universos habitados por las más fantásticas criaturas, ahondando de una manera impresionante en su historia, mitos y constumbres. Los personajes principales, sobre todo aquéllos que nos han acompañado desde el primer juego (ese Garrus joder) son como viejos amigos en los que nos hemos apoyado en los buenos y malos momentos, a los que nos hemos abierto plenamente y ellos nos han respondido con una confianza y honestidad tal que los conocemos casi como si fueran reales.

La profundidad, epicidad y emotividad que alcanza esta tercera entrega me hacen olvidar todos los "peros" que pueda tener sobre la jugabilidad, que no son pocos, pero que quedan claramente eclipsados gracias a unos cuentacuentos magistrales, que incluso logran hacernos a nosotros mismos preguntas incómodas, inquietantes......pero necesarias.

Gracias, Bioware.