Dune, tragedia y fascinación

Aunque me confieso como un ávido lector, he de reconocer que nunca había degustado las mieles de Dune. Hace poco lo ví en una pequeña librería y decidí adquirirlo. Fue comenzarlo y notar como mi mente se empapaba de la fuerza de Frank Herberg y de su maravillosa creación. Ahora ya voy por el tercer volumen, y he descubierto que la segunda parte (me la esperaba como se esperan la mayoría de segundas partes, menos atractiva y más forzada) no solo me fascina por igual sino que redondea una historia épica.
Dune es una novela en la que su autor ha sabido plasmar un universo inmenso, rico y exhuberante como pocos. Sin utilizar artimañas de ningún tipo, sabe describirnos un futuro lejano, que curiosamente nos resulta muy familiar. Y lo que más me ha impactado es la plasticidad y belleza del planeta en el que centra la accion. Cómo teniendo todas las herramientas posibles y un universo que bien podría ser infinito, se resiste y formula un mundo (que en un principio se nos muestra árido y soez) hermoso, aspero, rudo y apasionante. Es sin duda una obra maestra en todos sus sentidos, cuyo único fallo para mi es que tendría que ser el doble de extenso. Es sin duda una de las novelas más aconsejables que se pueden ofrecer. Leanla y apasionense con ella.