Publicado: 17:24 02/01/2009 · Etiquetas: · Categorías:
Me parecía completamente imposible que todas aquellas mujeres sonrieran, incluido mi adorada Pifferson, sin mostrar el más minimo ápice de repugnancia, de terror. Las miraba anonadado, sin comprender hasta donde podía llegar la frialdad en la sangre de aquellas personas.
-¿Se encuentra bien?-Me preguntó extrañada Pifferson, pues mi rostro debía delatar los sentimientos contrarios que recorrían mi espinazo. Miré nuevamente hacia la puerta de Shoecker, tratando de contener el pánico que amenazaba con apoderarse de mi. La puerta estaba partida en dos, salpicado el suelo de montones de virutas de madera. Pero no era eso lo que más me horrorizaba. Dentro del piso del extraño vecino se podía observar una orgía de cuerpos infantiles, desmembrados, en posturas imposibles. Miré a mis vecinas nuevamente, ¿acaso me estaba volviendo loco? Quizás estuviera pasando por un episodio de esquizofrenia, un episodio de locura transitoria. En ese momento escuche un fuerte estrépito de pasos ascendiendo por las escaleras centrales del edifício. -Por fin han llegado señores-comentó la anciana Gibson. Siete bomberos hicieron acto de presencia, portando todo tipo de utillajes de salvamento y un gran hacha. Me llevé la mano a la cabeza, pues comenzaba a sentir un fuerte dolor que parecía querer atravesar mi corteza cerebral. -Apartense por favor, nos haran más facil la tarea-Comentó un bombero de bastante edad. Su rostro se encontraba curtido cual cuero. Alguien que había sufrido mucho en su oficio-. Jackson, traiga el hacha y coloquese a mi izquierda. ¿Por qué traian aquel arma? La puerta estaba completamente reventada, ¿que necesidad había? Volví a mirar a la habitación, pero lo único que pude ver fue la puerta completamente cerrada. -Veamos-inquirío el bombero-, ¿alguien puede decirme que demonios ha ocurrido? ¿Aún no ha llegado la policía? -Le diré señor bombero-contesto amablemente la anciana Gibson-. Hará como media hora que oímos un grito horrible en esta habitación, hemos llamado a la puerta en varias ocasiones y no nos ha respondido el vecino, y temiendo por su vida hemos decidido avisar. ¿Grito? ¿Que grito? Yo solo había oido aquellos golpes contra la pared. Sentí que comenzaba a marearme y sin darme cuenta me apoye sobre Pifferson.... 0 comentarios :: Enlace permanente
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