Publicado: 21:16 12/11/2007 · Etiquetas: · Categorías: Ciencia
Dr. Stubbins Ffirth
A principios del siglo XIX el Dr. Stubbins Ffirth estaba convencido de que la reducción de casos de fiebre amarilla en invierno indicaba que no era tan contagiosa como se creía, así que se propuso demostrarlo científicamente ¿Cómo? Pues el tipo, ni corto ni perezoso, inició su experimento practicando pequeñas incisiones en su brazo para luego impregnarlo del célebre vómito negro característico de la enfermedad. No contento con ello, y viendo al no enfermar el éxito de su teoría, procedió a beber vómitos, orines y sangre de infectados en una imparable espiral escatológica. Todo por la ciencia. Hoy se sabe que la fiebre amarilla sí es contagiosa, aunque habitualmente se transmite a través de picaduras de mosquito al entrar directamente en el flujo sanguíneo. Así que el Dr. Ffirth más que un genio de la medicina fue un tipo afortunado... Dr. Stanley Milgram En 1960, psicólogos de la Universidad de Yale bajo la dirección del Dr. Stanley Milgram quisieron probar los límites de la obediencia humana. Se simuló una prueba en la que los verdadero conejillos de indias desconocían serlo; se les pedía que fueran subiendo el nivel de electrocución de otra persona, a la que creían verdadero voluntario (y en realidad un actor), ante las respuestas incorrectas de éste. Llegados a un punto, se les hacía creer que la siguiente descarga sería letal, pero que debía llevarla a cabo para el buen resultado del experimento. 2/3 de los voluntarios aceptaban y, con reparos, apretaban el botón en un experimento que sin duda fue referenciado en el episodio Hogar, agridulce Hogar de Los Simpson. Sergei Brukhonenko Entre los experimentos aberrantes, el que realizó el médico soviético Sergei Brukhonenko en 1928 merece un puesto de honor. Ese año, utilizando una máquina que realizaba la labor del corazón y los pulmones, logró mantener con vida la cabeza amputada de un perro. Para probar que la cabeza del animal, que presentó encima de una mesa, vivía, Brukhonenko mostró que respondía a determinados estímulos. Golpeó la mesa con un martillo y la cabeza se estremeció; la enfocó con una linterna y parpadeó; incluso le dio de comer un trozo de queso que cayó al instante por el extremo seccionado del esófago. El escritor George Bernard Shaw dijo que se sintió tentado de cortarse la cabeza para librarse de los inconvenientes del cuerpo. 9 comentarios :: Enlace permanente
Comentarios: (del primero al último) 21:36 12/11/2007
Joder, esta vez te has pasado.. que mal rollo con la cabeza de perro >_< 21:56 12/11/2007
El problema es que no son los únicos. Me dijeron que en psiquiatría se hicieron bestialidades a mediados del siglo XX. La naranja mecánica de Kubrick por ejemplo critica muy duramente estás prácticas. 22:23 12/11/2007
que hijo de puta es el ser humano, y que loco el tio que bebia vomitos y sangre.... de enfermos 22:28 12/11/2007
Vaya panda de locos...Me da mucha penita lo que les hicieron a todos esos perros T__T. Luego miro los mís y son tan monos...*-* saludos 22:32 12/11/2007
el de la cabeza amputada del perro me ha dejado asi O_O 22:49 12/11/2007
Eso no es ciencia , es una maldita aberración...¿qué querían demostrar con lo del cachorro injertado en un cuello? ¬¬ les metía un helicoptero por donde yo me sé a esos pirados. 23:12 12/11/2007
madre mia, prefiero ni mirar los videos de los perros xq me da algo... además q no les veo ninguna utilidad 00:10 13/11/2007
realmente fabuloso 01:01 13/11/2007
Después te preguntas por qué elogio tanto tu blog, pero es que es increíblemente interesante. Las de los perros son tétricas :S Participa con tu Comentario:
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