Prelude of Twilight

Publicado: 11:59 30/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin
Geist



Un pequeñísimo exceso que hice en Abril antes de que comenzara todo el guirigai. Por 3 € me agencié con un juego que - pese a sus defectos y un control en el que hecho a faltar horrores el Wiimote - está bastante bien. Un trabajo bueno, aunque mejorable, de N-SPACE

Super Smash Bros.



1.000 puntos llevan reservados para este juego desde que salió en Japolandia y me acordé de ellos a principios de Junio. Un verdadero incunable que todos los fans de la saga deben tener, porque hubo vida antes del Melee =)

Alien Hominid PS2



Un clasico Flash que llevo deseando comprar desde que supe de su versión en consola. Me salió por 5 € en el Game del Centro Comercial de Roquetas el mismo día que fui invitado con mi hermana y su novio a ver la última de Harry Potter. La caja anda algo cascada pero el juego funciona bien - las cargas algo larguillas si eso -. Un gran trabajo de Behemoth y Zoo publisher que todo fan de los shooters debe probar. Tiene un humor un tanto bestia xd.

Super Mario Galaxy



Vendido en la penúltima crisis (creo en Marzo o por ahí, ya no recuerdo la fecha) y pasado gracias al préstamo de un amigo. Me lo regaló una amiga por San Enrique y me lo estoy rejugando desde entonces ^_^

Red Steel



De oferta en Game a 9.95 €, uno de mis deseados desde el lanzamiento de la consola y al que le dí bastante coba de Alquiler. Desgraciadamente tras probar Metroid 3, Call of Duty WaW y The Conduit el control resulta injugable a causa de la gigantesca Zona Muerta pero qué cojones, me adapto a todo siempre que no haya que usar muchos botones xD. A pesar de todo, para mí es uno de los imprescindibles de la consola.

Wii Sports Resort



Desde YA el summum de la jugabilidad. El juego que me tuvo ahorrando 50 € céntimo a céntimo desde que - gracias a vosotros - logramos salir del enorme bache en el que nos encontrábamos y pudimos relajarnos. 50 € + un Motion Plus extra que compramos entre mi cuñado y yo para mi hermana, todo rebajado con los puntos de la reserva junto con los que ya tenía.

Kirby's Adventure



¿Qué hacer con los puntos extrella de Mario Galaxy y Wii Sports Resort (junto con los Mas Estrellas de este último)? Canjearlos por la mayor cantidad de puntos posibles, unirlos a los Puntos Nintendo que ya me sobraban y hacerme de gratis con un plataformas que siempre quise probar. Es facilón pero merece muchísimo la pena =)

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Productivo ¿eh? Ahora que he cambiado de trabajo - y este parece que promete mas - empezaré a frecuentar las cestas de segunda mano de los Game, donde ya he visto alguna que otra perita en dulce jugosa entre 10 y 25 € para PS2 y algunas un pelín más caras para Wii. Los juegos de la CV no sabía si ponerlos ya que en la práctica me han salido completamente gratuítos, pero mirándolo así podía haber hecho lo mismo con el Galaxy.

Por otro lado, he eliminado las dos entradas anteriores ya que os doy la razón en que no debía llegar tan lejos contando mi vida, pero no necesito a según qué foristas pasando día sí día también a decírmelo y controlando lo que escribo en mi propio blog. Cada uno es responsable de lo que escribe ¿no creeis? Y no soy el único que se desahoga o cuenta anécdotas.

En fin... ya no habrá más actualizaciones de este tipo hasta mi cumpleaños por lo menos (es que viene a coincidir aproximadamente con el día en el que cobraré xD) pero tengo juego pa rato. De momento me voy a escribir, aún no he comenzado con el Episodio 81, he estado bastante liadillo ultimamente.

Publicado: 22:52 26/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin
...Osesionada con cercenar (con sierras circulares dentadas, of course), empalar, carbonizar y aplastar.



Vaya castillito más majo se levantó en Super Mario World.

Publicado: 21:23 22/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin
...vuelvo al vicio



Vaya juegazo manos, vaya juegazo

Publicado: 22:35 21/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: CastleVania: Twilight Rhapsodia
No suelo poner notas a principio de Episodio, pero... Este tenía que haberlo acabado dentro de unos días, quería que fuera grande (y aí ha sido, al menos en longitud xd) y para ello me había distribuído el tiempo, no obstante un gran amigo y castlevaniaco fan de TR ha caído enfermo y, por darle algo de leer y una pequeña alegría, he decidido echar el resto y finalizarlo antes del Miercoles ¡Y aquí lo teneis!

Va por tí, Genya ¡Recupérate pronto! =)

Death Flower Succubus

Erik y Luis llegaron al Louvre tras una apresurada carrera, equipados con sus vestimentas de combate – en el caso del pelirrojo, debido a la ausencia de sus grebas y protecciones vestía un pantalón vaquero y zapatillas deportivas negras sobre la malla – y armas, encontrándose, ya a lo lejos, un panorama mucho más desolador de lo mostrado en la televisión.

La pinacoteca estaba cuidadosamente rodeada por un cordón policial más allá de la famosa pirámide de cristal, la cual ya estaba agrietada y, según pudo adivinar el pelirrojo, no tardaría mucho en ser derruida por las raíces que ya emergían del suelo.

Antes de continuar se detuvieron un momento, temerosos como estaban (especialmente Erik) por la vida de Simon e impresionados por ver la fastuosa construcción a punto de ser reducida a escombros por una inmensa red vegetal que parecía crecer más y más sabían que necesitaban calmarse y abordar el asunto con tranquilidad. Un paso en falso les haría correr la misma suerte que los cadáveres que, más allá del cordón policial, habían sido asfixiados por los apéndices y se desangraban sobre ellos, dando la impresión de alimentarlos con su líquido vital.

No tardaron mucho en advertir que la entrada principal era impracticable a simple vista, de modo que, sin prisa pero sin pausa, se dedicaron a rodear el edificio buscando algún acceso de entre los tres pisos de los que disponía; no habían abandonado el frontón cuando una voz familiar les llamó la atención.

- Merci dieux! Merci dieux! ¡Justo ahora pensaba en vosotros!

Los dos jóvenes se dieron la vuelta, encontrando al comisario Jacques Rousseau corriendo hacia ellos; no ocultaron su sorpresa y preocupación al ver el estado del policía, lleno de sangrantes heridas y con su uniforme reglamentario desgarrado. Incluso parecía cojear.

- ¡Comisario! – exclamó el Fernández - ¿¡Qué le ha pasado!?

- No es nada importante, chico – contestó este.

- ¿Seguro? – inquirió Erik con suspicacia – parece haber salvado la vida por los pelos.

- La mía – repuso Jacques con voz lúgubre – pero no la de los desgraciados que intentaba sacar de ahí.

Los muchachos comprendieron al instante.

- Justo a eso venimos nosotros – continuó el pelirrojo – mi hermano está ahí dentro – chasqueó la lengua con fastidio, Luis advirtió que sudaba copiosamente, como le sucedía cada vez que se ponía nervioso – me pregunto qué habrá pasado ahí dentro.

- ¡Eso me gustaría a mí saber! – respondió el francés – las pocas personas que se han podido salvar dijeron que las primeras… plantas – le costaba llamarlas así, puesto que parecían horripilantemente vivas – salieron de los propios cuadros ¡Locuras!

- Señor Rousseau – lo interrumpió el Fernández, que continuaba escudriñando la fachada, con una mezcla de serenidad y exasperación – recuerde lo que ha vivido y no se atreva a tachar de locura cosas como ésta.

- ¿¡Acaso esto te parece normal!? – insistió el comisario, señalando el museo.

- No, un ataque a esta escala no lo es ni siquiera para nosotros.

- Pero tenemos que detenerlo – añadió Erik.

- ¿¡Vosotros solos!? ¿¡No habéis venido con los Lecarde!?

- Elise y François – contestó el español con un suspiro – tienen un hijo, no podrían haber venido los dos… de hecho – añadió tras un par de segundos – mejor que no haya venido ninguno, esto tiene pinta de ser más peligroso de lo que ya aparentaba por la tele y no es plan que el crío se quede huérfano de padre o madre.

- En todo caso, tenemos que darnos prisa – agregó Erik – estoy preocupado por Si-

No pudo continuar, de repente una multitud de gritos de terror los sobresaltó y vieron cómo la gente se echaba aún más hacia atrás, alejándose del cordón policial. Incluso ellos se vieron obligados a retroceder de un salto; y es que las raíces se extendían, destrozando el suelo y amenazando la vida de todo aquel que estuviera cerca.

- Merde! – exclamó el comisario - ¡Mirad cómo está esto! ¿¡Creéis que vais a poder acceder al museo así por las buenas!?

Con los gritos y lamentos angustiados de la gente de fondo, los dos compañeros se miraron. Debían detener aquello cuanto antes.

- Por las buenas es imposible acceder, eso desde luego – observó el pelirrojo mirando a todo el mundo – necesitamos un lugar donde nadie pueda vernos.

- La parte trasera del edificio entonces – propuso de inmediato Jacques, poniéndose en marcha – os llevaré.

- No es necesario, ya vamos nosotros – respondió Luis – usted debe quedarse aquí para supervisar todo este caos.

- ¡De eso ni hablar! – la voz de Rousseau era firme y decidida – Aquí hay agentes como para parar veinte trenes, algunos son de los más competentes del cuerpo ¡mejor asegurarse de que no viene nadie!

Se dio la vuelta y, tras gritar unas cuantas instrucciones en francés a un policía cercano, se volvió de dirigir a los muchachos.

- Allez-y – ordenó reanudando sus pasos.

Los dos cazadores lo siguieron hasta la fachada trasera, también protegido por el cordón policial pero con apenas agentes y curiosos, que fueron espantados tras unas pocas órdenes que los policías obedecieron sin rechistar, ciertamente las dotes de mando del comisario le hacían merecedor de su puesto.

- Bueno ¿y ahora? – preguntó el francés con curiosidad – no habrá nadie cerca de aquí en unos diez minutos, espero que sepáis cómo entrar.

- ¿Alguna idea, Erik? – se dirigió Luis a su compañero mientras miraba las asesinas raíces que se extendían en igual proporción y frondosidad a las que surgían de las otras caras del edificio.

- Sí, sí que la tengo – dijo éste – pero tendremos que darnos prisa, el único medio que se me ocurre me agotará con rapidez.

- El paso flamígero ¿no es así? – adivinó el Fernández.

- En efecto – Erik unió ambas manos con fuerza a la altura de su pecho, entrelazando los dedos – mi propio fuego no basta para esto, necesito otro más potente.

Según terminaba estas palabras, comenzó a recitar un aria – algo inusitado en él, todo un negado para la magia – y rodeándolo emergió una columna de luz rojiza que desprendía un calor infernal, tanto el español como Jacques observaron, éste último no sin cierta sorpresa, que las piernas de Erik hasta más o menos la altura de la rodilla ahora parecían estar hechas de metal al rojo vivo.

- Invoco el poder de las llamas de Svarog… - separó las manos con violencia y la columna se esfumó, liberando una sofocante corriente de aire - ¡¡¡FLAMING STEPS!!!

Con un leve pero notable trabajo respiratorio, se dirigió a la cinta de plástico del acordonamiento, que se derritió al instante, e hizo señas al Fernández para que le siguiera.

- De aquí en adelante esto es cosa nuestra – indicó Luis al comisario – sea como sea no permita que nadie, ni sus propios hombres, entre en el edificio hasta que nosotros salgamos, de lo contrario su seguridad podría verse comprometida.

- Sin problema – aceptó éste – sólo tened cuidado, d’accord?

- ¿Os importaría dejaros de cháchara? – los apremió el Belmont - ¡Mi poder mágico no es precisamente eterno!

- Lo sé, lo sé – respondió el Fernández con fastidio, colocándose tras el - ¡vamos!

El comisario, que también había comprendido el mensaje, se alejó despidiéndose con un “bonne chance” mientras Erik se disponía a adentrarse en la vegetación, seguido del Fernández. Con satisfacción comprobaron ambos que aún ni había puesto el pie sobre las fibrosas raíces cuando estas cedían y quedaban reducidas a carbón, por otro lado los apéndices lejanos atacaban sin cesar, pero las barreras electromagnéticas y la Yasutsuna de Luis daban buena cuenta de ellas.

- ¿Cómo vas? – preguntó el español a su compañero a mitad de camino - ¿bien?

- No mucho – respondió el aludido con dificultad, jadeando – no estoy acostumbrado a perder poder mágico, me agota.

- Deberías haber entrenado más ese aspecto – le reprochó Luis – te has desarrollado mucho más de lo normal en tu disciplina.

- ¿Te parece el mejor momento para hablar de eso? – lo cortó de inmediato el pelirrojo – ¡Nadie con un mínimo de sentido común pondría a un cojo a correr una maratón!

- Pero el cojo puede aprender a andar de modo que su dolencia no afecte a su eficiencia.

Erik gruño, se disponía a contestarle pero, cuando ya casi habían arribado a la fachada, un repentino temblor los detuvo, y de entre los arraigos surgieron tres inmensas flores. Erik las reconoció enseguida, estaban representadas en los cuadros del reportaje televisivo de la otra noche, eran enormes, con tallos verdes, fibrosos y flexibles rodeados por pequeños tallitos independientes, pétalos carnosos y dentados que se abrían y cerraban formando entre todos una gran boca que protegía lo que aparentaba ser un enorme ojo y despedían un suave olor dulzón.

- ¡Comehombres! – exclamó Luis mientras desenvainaba su katana.

- Mierda… es lo que nos faltaba – protestó Erik preparando su Salamander

Las plantas se movían sinuosamente, como estudiándolos, movían uno por uno sus pétalos de forma continuada al tiempo que por su “ojo” segregaban una especie de baba de la que parecía proceder aquel aroma.

- No tenemos tiempo – indicó el Fernández – tenemos que quitárnoslas de encima de un solo golpe.

- Ya, ahora dime algo que no sepa, por favor.

Ninguno de los dos grupos, monstruos y cazadores, tomaba la iniciativa, Erik estaba deseando hacerlo pero sabía que un paso en falso o una ligera descoordinación supondrían la muerte de su colega.

- Tengo un plan – dijo este finalmente – pero necesito tu apoyo.

- ¿Literal?

- Sí.

Las flores continuaban observándolos mientras Luis, a sabiendas de que el pelirrojo conocía de antemano sus intenciones, retrocedía por el camino abrasado para disponer de algo de espacio, entonces, al verlo solo, la planta de en medio atacó directamente a Erik para devorarlo, a lo que este respondió con una certera estocada en pleno centro de la pupila, agachando en su estiramiento el cuerpo y brindando al Fernández un trampolín perfecto que este, ni corto ni perezoso, utilizó, impulsándose hacia la de la izquierda, segándola de un solo tajo y, de una patada, golpeando sus restos marchitos – aún cayendo – para atacar a la otra, cuyo capullo, cerrado a modo de inútil protección, seccionó en sentido descendente, pero aquí perdió pie, y se vio salvado por poco por su amigo, que en una rápida voltereta se colocó en el lugar donde adivinó que caería, abrasando la vegetación que allí se encontraba y ofreciéndole un suelo seguro.

- Siento ponerme pesado pero tenemos que darnos prisa – insistió cuando ya estaban de nuevo seguros – me siento casi vacío de fuerzas.

- Tranquilo – respondió Luis – lo tenemos sólo a unos pasos.

Y no era una exageración ni un eufemismo, en efecto a unos pocos metros solamente se encontraba la fachada, con una perfecta capa de lianas y raíces por las que encaramarse para escalarla; la alcanzaron con rapidez, y Erik desactivó por fin el fuego de Svarog, perdiendo las fuerzas y viéndose obligado a apoyarse en su compañero.

- ¡Venga! – lo animó éste – Que eso son sólo unos segundos ¿Vamos?

- S-sí – aceptó el pelirrojo tras unos segundos – tenemos que llegar al tercer piso, entraremos desde ahí.

Se acercaron lentamente e iniciaron la escalada, Erik se mostró receloso en un principio pero espantó sus propios miedos al considerar que todos los posibles apéndices atacantes se encontraban en el suelo. Pero aún así no iban a encontrarse exentos de problemas; como si tuvieran nervios y pudieran sentir su invasión, las gigantescas y fibrosas columnas naturales se sacudían de vez en cuando, obligándolos a sujetarse con fuerza y, en más de una ocasión, utilizar sus armas como improvisados aperos de escalada.

Todo aquello les hacía sentirse, no sin cierto temor, como si se estuvieran asiendo a los músculos de un coloso.

Cuando llegaron a la altura del segundo piso respiraron aliviados, se habían visto obligados a cambiar de lugar varias veces debido a las sacudidas y a la búsqueda de un acceso que no estuviera bloqueado ni fuera potencialmente peligroso; ya superado el límite de éste Luis se detuvo con inmediatez, mirándose la mano extrañado.

- ¿Ocurre algo? – le preguntó su colega unos metros más arriba.

- Polvo… - articuló el Fernández sin más

- Natural – contestó el pelirrojo – estamos en un enorme museo que por poco no ha sido reducido a escombros, me extraña que te hayas dado cuenta de ello ahora.

- No – lo interrumpió inmediatamente Luis – esto no es polvo normal, es… oh, joder

Sin dejar de mirarlo, Erik arqueó una ceja.

- ¡Cierra la boca! – advirtió finalmente el español - ¡No respires!

- ¿Qué…?

- ¡¡¡CIERRA LA BOCA Y MIRA ARRIBA!!!

Obedeciendo, el Belmont alzó la vista no distinguiendo nada al principio, pero al momento le pareció distinguir un destello sin forma concreta, esperó un momento más, y entonces lo vio.

Un enjambre de insectos, pero no de insectos comunes como al principio parecía, si no que se trataban de cabezas a medio descomponer, de un ponzoñoso color verde oscuro, cuyas orejas simulaban venosas y gruesas alas de mariposa rojas bordeadas de color púrpura.

- Bitterflies… - murmuró el Fernández.

- ¡Mierda! – articuló Erik con fastidio, desoyendo el consejo de su amigo - ¿Y ahora qué hacemos? ¡No estamos en posición de luchar!

Luis miró la piedra de su guante, que refulgía como si estuviera deseosa de entrar en acción.

- Me parece – dijo a su compañero – que no vas a ser el único que va a hacer aquí algo a lo que no está acostumbrado.

Erik se mostró confuso, pero enseguida comprendió.

- Espera ¿No estarás pensando en…?

El Fernández asintió.

- Por algo me hicieron maestro tan pronto ¿no? Tarde o temprano tendría que echar mano de esto en un combate real.

Dichas estas palabras cerró los ojos y se concentró, liberando su aura que, en lugar de chisporrotear como lo hacía habitualmente, crepitaba de forma similar a la de Erik, sólo que con un color imposible de identificar, pero a la vez identificable como una combinación, o sucesión rápida, de todos los colores visibles. Mientras, sobre el edificio se generaban negras y gigantescas nubes de tormenta que de inmediato comenzaron a refulgir y a tronar, al iniciarse este proceso el español extendió la mano donde portaba la Agnea todo lo lejos que pudo de su asidero.

“Joder” pensó el Belmont mientras se preparaba para descender “¡Lo va a hacer de verdad!”

Mirando al cielo, Luis pareció enviar su aura hacia los nubarrones, cuya actividad cesó hasta que, con un grito, desencadenó su ataque.

- ¡¡¡HYDRO STORM!!!

Con la intensidad de un violento monzón, los cielos liberaron hectolitros de agua bendita que dieron cuenta de las Bitterflies más débiles, empaparon las alas de las más resistentes y resecaron las demoníacas raíces del perímetro –limpiándolas además del polvo venenoso - haciéndolo, al menos por el momento, un poco más seguro.

Sin embargo el trabajo aún no estaba hecho, jadeando por el cansancio y sujeto a duras penas, Luis cerró el puño con fuerza a la vez que recogía la energía eléctrica de decenas de rayos surgidos de la tormenta para, acto seguido, elevarlo y, al grito de “¡¡¡GOD’S WRATH!!!” liberar una brutal descarga eléctrica en todas direcciones que liquidó a las criaturas restantes. Aquello pareció vaciarlo por completo de fuerzas, ya que se soltó y comenzó a caer, siendo salvado por poco por Erik, que afortunadamente estaba al quite.

- ¡Imbécil! – le espetó mientras lo asía y se equilibraba en la raíz – Dos weapon crushes al mismo tiempo ¿¡Te has vuelto loco!?

- Bueno… era la forma de acabar definitivamente con todo eso ¿no? – Argumentó el español con debilidad – ahora ya tenemos el camino libre, sigamos.

- Lo haremos cuando recuperes un poco las fuerzas, eres bastante incómodo de cargar.

- Je je… vale

Tal y como el pelirrojo había sugerido, esperaron a que Luis recuperara al menos parte de su energía espiritual para reemprender la marcha, y es que había quedado agotado y no era para menos; tal y como Erik había dicho las técnicas utilizadas por Luis eran weapon crushes, inmensas descargas de energía que magnificaban el poder de un arma lanzable hasta hacerle alcanzar una masivo poder de destrucción. De todos ellos el Holy Cross de Simon ostentaba el dudoso honor de ser el más poderoso, agotador y difícil de dominar, pero en cómputo global todos consumían una cantidad inconmesurable de energía, y era extremadamente raro que alguien fuera capaz de ejecutar dos simultáneos.

Luis Fernández era uno de ellos.

- Te noto muy callado – articuló el susodicho mientras volvía a sujetarse por sí mismo.

- Estaba pensando – respondió Erik – nada más.

Reanudaron juntos la escalada ya sin peligro alguno, las raíces habían absorbido el agua bendita del Hydro Storm lo que, irónicamente, había contribuido a su completa desecación y las Bitterflies que no se habían desintegrado yacían ahora por los rincones en descomposición acelerada.

Por fin arribaron al tercer piso sin mayores problemas. Erik, que pese a no estar precisamente versado en arte conocía al dedillo los planos de varios edificios monumentales identificó inmediatamente que habían accedido al ala Denon, habitualmente vacía y cerrada al público en aquella altura, destinada a guardar obras y colecciones de próxima exposición.

- Dios… - comentó el español cuando pusieron por fin los pies en suelo firme – esto parece una jungla.

Y no era para menos, por más vacío que estuviera aquel pasillo había sido invadido por toda suerte de vegetación, aparentemente inerte a dios gracias, y era poco menos que intransitable.

- Tenemos que darnos prisa – advirtió el Belmont – este edificio tiene tres plantas contando el bajo y es bastante grande, mejor andar con cuidado.

Comenzó a caminar esquivando los primeros obstáculos, pero Luis lo detuvo y señaló hacia arriba.

Más Bitterflies, ocultas, con sus alas recogidas, y ninguno de los dos habían recuperado aún poder suficiente – mágico Erik y espiritual Luis – para destruirlas todas de un solo golpe. Un sólo paso en falso y tendrían a todo el enjambre encima.

- Tratemos de… pasar… - susurró el Fernández a su compañero – sin hacer… el más mínimo… ruido…

Haciendo caso de esta sugerencia, comenzaron a moverse lenta y cuidadosamente, al amparo de la luz de la ciudad y de la luna que se filtraba por las escasas rendijas que quedaban en las ventanas; era un trayecto largo y pesado y apenas habían recorrido la mitad cuando un extraño ruido, un “frish-frish” los sobresaltó.

- ¡Joder macho, que susto! – exclamó el español con voz casi inaudible - ¡Ten más cuidado!

- Oye – contestó Erik con el gesto torcido – yo voy con al menos el mismo cuidado que tú.

Continuaron avanzando, y de nuevo

Frish-frish

- ¿Quieres parar?

- ¡Te digo que no estoy haciendo nada!

Frish-frish

- ¡Vale ya! ¡Las vas a despertar!

- ¡Que no estoy haciendo ruido, coño!

Frish-frish… frish-frish… frish-frish… frish-frish…

Alarmados, ambos quedaron paralizados y se voltearon lentamente para comprobar que, a sus pasos, parecía haber crecido un frondoso sotobosque, y lo peor no era eso.

Los matojos se movían a su antojo, sin el más mero soplo de aire que los agitara, pero aparte de eso parecía haber algo moviéndose entre ellos con inusitada rapidez, parecía un bulto rojo, pero eran incapaces de determinar su forma.

Fuera lo que fuera, debían exterminarlo antes de que aquel ruido despertarse a las Bitterflies.

Frish-frish… frish-frish… frish-frish… frish-frish… frish frish…

Lo veían acercarse, iba directo a ellos...

Frish-frish… frish-frish… frish-frish… frish-frish… frish-frish...

Criatura inconsciente... los dos jóvenes echaron mano a las empuñaduras de sus espadas, apenas estuviera cerca una estocada bastaría para deshacerse de ella.

Frishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrish

Ahora se movía con más rapidez, estaba cerca, muy cerca. Liberaron sus armas sin sacarlas de la vaina.

Sólo un metro más…

Frishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrishfrish

¡Ya está!

Desenvainaron al tiempo, enviando una estocada cruzada con la que pretendieron acabar con lo que quiera que fuera aquello que, en lugar de quedarse quieto, de repente se elevó con un estridente zumbido y un aún más agudo, molesto y penetrante grito.

IYIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAIRGH

Verlo los acongojó, ya que nunca se habían enfrentado a algo semejante; se trataba de una criatura con forma de, literalmente, corazón humano, pero muchísimo más grande – casi del tamaño de todo un tórax -, lucía dos grandes, grotescos y malevolentes ojos, uno amarillo y el otro azulado, y una infinidad de colmillos que surgían del extremo inferior, algunos de ellos del tamaño de su propio cuerpo; volaba gracias a dos tremendas alas similares a las de las libélulas y tenía dos pequeñas e irónicamente graciosas patas.

Pero su apariencia no era lo único terrorífico.

Su antinatural grito había despertado y animado a todas las Bitterflies que, furiosamente, habían comenzado a revolotear por todo el pasillo, esparciendo sus escamas venenosas por doquier y, para rematar, el monstruo embistió de frente al pelirrojo, que lo obligó a apartarse con un espadazo bien dado.

- Mierda… ¡No contaba con esto! – articuló mientras enfrentaba a aquella cosa.

- Ya, yo tampoco – reconoció Luis – pero eso es secundario ¡Ahora preocúpate de no respirar!

- ¡Es más fácil decirlo que hacerlo! – respondió mientras, de otro espadazo, volvía a rechazar al monstruo que, dicho sea de paso, no lo dejaba en paz.

- ¡Tenemos que salir de aquí! – indicó el Fernández mientras echaba a correr hacia el otro extremo del pasillo - ¡RÁPIDO!

Erik lo siguió, sintiendo el estridente zumbido a su espalda y observando, en un rápido vistazo, que todas las Bitterflies lo seguían en masa. Aquello le dio una idea, y es que se aproximaban a una bifurcación propiciada por un pilar.

¿Lo seguían a él, o…?

Rápidamente se desvió a la izquierda sin dejar de correr en aquella extraña carrera de obstáculos, más Bitterflies se habían añadido y ahora era todo un ejército, ejército que podría eliminar de un solo golpe si lo hacía bien.

Frente a él se extendía una raíz demasiado grande como para ser sorteada de un salto ligero, aceleró y dio primero un saltito, luego otro y poco más grande y finalmente un último lo suficientemente alto como para pasar por encima de ella, pero no llegó al suelo, si no que se agarró con una mano, se impulsó para colocarse sobre ella y formó una boca de Dragón con su zurda y diestra.

Todo había sido calculado al milímetro, y le estaba saliendo bien.

Apuntó y separó los dedos.

- ¡¡¡DRAGON BREATH!!!

La llamarada fue tan devastadora y violenta como había predicho, zafándose con ella de todas las Bitterflies perseguidoras. Se disponía a alcanzar a Luis cuando un violento empujón lo hizo caer al suelo. Se dio la vuelta dispuesto a defenderse esperando algún tipo de criatura oculta en las sombras, pero no. El monstruo que lo había tumbado era ni más ni menos que aquel grotesco ser con forma de corazón.

¿Había esquivado su técnica? ¿Cómo?

No tenía tiempo de teorizar, su espada estaba en la vaina, una sola estocada tan de cerca bastaría para acabar definitivamente con ella. Pero antes, claro, necesitaba poder mover los brazos, atrapados por las antes graciosas patitas – ahora poderosas garras – de la bestia, cuyos mayores colmillos – los principales, supuso Erik – ahora traban de horadar en su pectoral izquierdo batallando contra la malla de combate.

Trató de liberarse, pero era inútil, aunque pareciera increíble aquella cosa tenía al menos el doble de fuerza que él; entonces pensó en el Flaming Step y en quitárselo de encima de una certera patada pero ¿Tendría poder mágico para hacerlo? O mejor dicho ¿Tendría tiempo? Una pequeña mancha de sangre y un débil aunque ya lacerante dolor le indicaban que había conseguido abrir una pequeña herida en sus férreos músculos. Tan afiladas eran aquellas fauces.

Sólo le quedaba una salida: su propia aura flamígera. Se concentró mientras sentía los punzantes colmillos abrirse paso hasta ya casi tocar las costillas y la hizo estallar en una potente llamarada; la criatura gritó y se retorció pero se negaba a liberarlo, en respuesta a ello Erik preparó una segunda erupción cuando un relámpago impactó en la monstruosidad, que se convulsionó emitiendo de nuevo aquellos berridos sobrenaturalmente agudos pero así y todo continuaba resistiéndose a soltarse, siendo necesaria una segunda descarga para debilitar su presa, momento que aprovechó el pelirrojo para liberarse de golpe, desenvainar su Salamander y, antes de que ésta se diera cuenta siquiera de lo que estaba sucediendo, atravesar a la criatura con una certera y mortal estocada.

No hacía falta ni siquiera preguntarse quién había sido su salvador, sabía de sobra que Luis se hallaba a su espalda.

- ¿Estás bien? – preguntó éste a su compañero en un tono que bailaba entre la preocupación y el enojo.

- Si… por muy poco.

- ¡Creí haberte dicho que corrieras! – lo regañó inmediatamente el Fernández.

- ¿Y qué querías que hiciera? – contestó Erik con inmediatez – sólo la mitad de ese enjambre ya bastaría para matar por envenenamiento a media París ¡Y ya has visto el tamaño de esa cosa!

La respuesta del español esperó a que éste diera un profundo suspiro.

- Tienes razón – admitió – pero no olvides que para rescatar a tu hermano primero tienes que sobrevivir tú… la próxima vez que quieras hacer algo así avísame.

El Belmont asintió sin rechistar. Era cierto, había sido una locura, pero no contaba con la velocidad y fuerza de la criatura.

- Qué tal la herida, por cierto – se interesó Luis al poco rato - ¿Profunda?

- Sobreviviré, aunque escuece un poco – reconoció su compañero hurgando en ella para comprobar su alcance – parece que los colmillos no llegaron a tocar el costillar.

Se mantuvieron en silencio hasta casi el final del pasillo, el muchacho del pelo pajizo miraba a todos los rincones con atención mientras que Erik formulaba la teoría, sin saber muy bien si era optimista o pesimista, de que basándose en lo visto tanto en el exterior del edificio como en aquel simple corredor sólo quedaría, según sus estimaciones, una única persona con vida en el interior del edificio. A parte de ellos dos, claro.

Apenas habían alcanzado la esquina cuando Luis, precavido, pegó su espalda a la pared forzando al Belmont a hacer lo propio, le hizo señas con el dedo de que guardara silencio y se aproximó, muy lentamente, al borde, asomando la cabeza apenas lo justo para echar un vistazo.

- ¿Y bien? – preguntó el pelirrojo al minuto de empezar a esperar - ¿Podremos tener un momento de tranquilidad o nos espera algo más?

- Plantas Cadáver – articuló sin más el aludido.

- Ajá ¿algo más?

- Pues… no, no – respondió el Fernández – más o menos a mitad del pasillo hay una entrada, puede ser un pasillo perpendicular o unas escaleras.

- Tienen que ser las escaleras de acceso al primer piso – aclaró Erik – ésta es el ala Sully, aquí se encuentran siempre los accesos a plantas inferiores y superiores.

- Bien… menos camino a recorrer entonces – se volvió a asomar - ¡Vaya!

- ¿Qué ocurre?

- Se extiende un pasillo un poco más en nuestra dirección.

- Claro, esta ala es una galería cuadrada.

- ¡Más terreno a recorrer! – protestó el español

- Bueno, me dices que lo que guarda esta parte son sólo Plantas Cadáver ¿no? No creo que tengamos mucho trabajo entonces, será como cortar malas hierbas – resolvió el pelirrojo con despreocupación.

- Calla – Luis se apartó, dejando su lugar a su compañero para que escrutase – y mira.

Erik obedeció y se asomó, no pudiendo evitar mostrar su sorpresa frente a lo que se alzaba ante él, y es que si bien esperaba un pequeño bosque de plantas de tallo de unos dos metros con un capullo mutado en una grotesca cabeza semihumana, lo que allí había era más bien una espesa y casi inaccesible jungla formada por Plantas Cadáver enredadas entre sí, quedando como techo más de un millar de cabezas apiñadas a modo de macabros frutos.

- Jo-der…

- ¿Qué decías de que no íbamos a tener mucho trabajo? – le preguntó Luis con una sonrisa sarcástica - ¡Si comparamos esto a limpiar el jardín vamos a necesitar una sierra eléctrica por lo menos! ¿Alguna idea de cómo entrar?

- Estoy pensando en ello…

Mientras ideaba algún plan, Erik no pudo evitar ser invadido por un temible pensamiento, y es que las Plantas Cadáver no eran otra cosa que Unes – los matojos vivientes que vieron en el corredor recién superado – que habían absorbido toda la sangre de la persona de la que se alimentaban, tomando su capullo la forma y rostro del desdichado… aunque muchas de esas caras eran repetidas ¿Cuánta gente había muerto, sólo en aquel lugar?

- Ya lo tengo – articuló finalmente – ya sé cómo, al menos, nos vamos a abrir un hueco ahí.

- Dispara entonces – lo apremió su colega.

El pelirrojo, que había empuñado su espada envainada, la soltó y extendió ambas manos, concentrándose.

- Sólo puedo abrir hueco para una persona – explicó – necesito que entres tú para evitar que se cierre mientras me recupero… no te apures – añadió, tratando innecesariamente de tranquilizar al Fernández – no tardaré más que unos segundos.

- De acuerdo – aceptó éste – adelante pues.

Según terminaba Luis de formular su aceptación, Erik generaba en sus manos dos grandes hachas de mano, de doble filo y de un aspecto increíblemente pesado, repentinamente saltó al descubierto revelando su presencia a las diabólicas plantas, que lo miraron abriendo sus bocas amenazantes sin darse cuenta del plan que el pelirrojo estaba a punto de ejecutar.

- AXE TORNADO

Con gran fuerza y decisión, Erik lanzó ambas hachas al mismo tiempo, que reaccionaron al chocar contra la pared vegetal girando en el espacio a gran velocidad y creando un violento y concentrado tornado que pulverizaba, casi literalmente, todo lo que encontraba a su paso; no pasaron más de 30 segundos hasta que abrió el camino suficiente como para que un hombre cupiera en él y, justo cuando se desvanecían, Luis ocupaba su lugar protegiéndose con una barrera de los ataques de las monstruosas carnívoras – basados en derramar desde sus bocas un ácido que era repelido por la esfera electromagnética – y usando su Yasutsuna para eliminar a cuantas podía y seguir allanando el terreno.

- ¡¡VOOOOOOOOOOOOOOOOOY!!

Sin sobresaltarse, con toda la naturalidad del mundo de hecho, el español se hizo a un lado para ver a su amigo, prácticamente convertido en una bola de fuego, golpear la cuasi selvática pared y reducir a cenizas una gran porción de ella al grito de DRAGON PAWNCH

- ¡Si! – exclamó con satisfacción - ¡Ha salido de puta madre!

- Sí, ya me esperaba una entrada tuya de ese estilo – contestó el Fernández mientras, más desahogado y para no gastar más poder mágico de la cuenta, hacía desaparecer la barrera - ¿Pero qué técnica era esa? ¿Y qué demonios era eso de “PAWNCH”?

- Bueno, lo hubiera llamado FALCON PAWNCH – agregó Erik desenvainando su espada flamígera – pero me hubieras regañado por ponerme en plan friki en momentos como éste.

Con un suspiro, mezcla de hartazgo, resignación y un poco de, por qué no decirlo, divertimento, Luis cercenó un par de cabezas que vomitaban ácido muy cerca suya.

- ¡Esto es eterno! – protestó - ¿¡Cuánto nos queda para llegar a las escaleras!?

- A juzgar por lo que llevamos recorrido, no mucho – dedujo el pelirrojo – un par de metros y ya estaremos.

Y en efecto así era; unos cuantos espadazos más tarde tenían a su izquierda el hueco de las escaleras protegido por apenas unos pocos tallos,  lo que contrastaba con la enorme cantidad de raíces que cubría el suelo al punto de abultarlo exageradamente. En principio ninguno de los dos le dio demasiada importancia, pero al poco Erik agarraba a Luis por la cintura y tiraba de él hacia atrás, sacándolo del pequeño montículo que era brutalmente devorado por lo que parecía ser – y sin duda era – una planta carnívora de enormes fauces.

- ¡Pero qué cojones…! – giró la cabeza para mirar a su amigo, que había dado un traspiés y caído al suelo – gracias tío…

- De nada, de nada… - replicó el pelirrojo – me cago en la leche… ¿Esto es el Louvre o el puto jardín botánico de Barcelona?

Respiraban, creyéndose a salvo y buscando la forma de acabar con aquella cosa sin mucho esfuerzo, pero no se dieron cuenta, hasta que ya estaban siendo arrastrados, de que el vegetal los había atrapado con sus raíces y los arrastraba hacia sus fauces, de nuevo abiertas de par en par.

- ¡Joder! – En su mano libre y sin planear nada, Erik y Luis generaron a la vez un arma lanzable cada uno, el hacha y tres cuchillos respectivamente, que azuzaron a la criatura, reaccionando ésta soltándolos y retorciéndose en un mudo grito de dolor, momento que el pelirrojo aprovechó para levantarse y, apresuradamente, rematarla con su Salamander.

Con la planta carnívora desaparecida y el hueco de las escaleras abierto podían seguir avanzando, no obstante, cuando se disponían a descender el Belmont se detuvo súbitamente.

- Espera.

- ¿Qué ocurre?

- Aún nos queda medio piso por comprobar

- ¿Medio piso?

Erik asintió.

- Estamos en el ala Sully – explicó – de la que sólo hemos visto uno de los cuatro pasillos que conforman la galería, y además…

- Además ¿qué? – preguntó Luis, ente molesto y expectante.

- Nos queda la Richelieu – añadió – no podemos bajar tan pronto.

- ¿¡Estás loco!? – exclamó Luis tras un momento de duda - ¡Esto no es una visita turística! ¿¡Ya te has olvidado de qué hacemos aquí!?

- En absoluto – respondió el Belmont – sé perfectamente que tenemos que encontrar a Simon y sacarlo de aquí, pero también…

- ¿También? ¡No cortes las frases!

Antes de responder, Erik miró a su alrededor.

- También – prosiguió – tenemos que limpiar este lugar. Si mis sospechas son correctas y todo esto tiene que ver con la exposición, el maestro y creador de todo este jardín demoníaco no se encuentra aquí.

Luis lo miraba en silencio, como si siguiera esperando una buena razón para deshacer lo andado.

- Y por último – concluyó el pelirrojo – nada nos dice que vayamos a encontrar a Simon en el piso de abajo, fácilmente podría estar en cualquiera de las tres galerías de alguno de los tres pisos.

Aceptando su razonamiento, al español no le quedó más remedio que admitir que su colega tenía razón.

- De acuerdo – accedió finalmente – pero sé que no te estoy contando nada nuevo si te digo que el tiempo apremia, puede que tengamos que hacer algún que otro sacrificio energético para subir el ritmo.

Erik sonrió, dejando emerger su flamígera aura.

- Estoy dispuesto a correr el riesgo.

La primera acción tomada fue sin duda limpiar la galería Sully del resto de Plantas Cadáver, algo fácil para ellos una vez superado el primer pasillo, y una vez logrado se dirigieron a Richelieu, donde lo que les aguardaba no era, ni de lejos, tan terrorífico como aquello que habían encontrado en las otras dos alas.

Unes

No sin cierta sorpresa, los dos cazadores contemplaron sorprendidos que suelo e incluso paredes estaban recubiertas de inquietas Unes que parecían esperar a que algún incauto las pisara. Aquello en cierto modo les alivió y descorazonó al mismo tiempo, ya que por un lado sería fácil limpiarlas pero por otro se preguntaban si no había trampa en aquello.

Sin saber qué hacer durante un par de minutos, finalmente Luis invocó una botella de agua bendita y la estampó contra el suelo, dando como resultado una pequeña pared de llamas que avanzó unos dos metros antes de desvanecerse.

- Lento pero seguro – comentó Erik ante la maniobra de su colega – aunque no estoy seguro de que la versión básica funcione.

- No te falta razón – reconoció éste – échate un poco hacia atrás.

Invocó dos botellines, uno en cada mano, e imbuyó al primero con el poder de la Agnea, recibiendo el segundo una fuerte carga mágica ígnea.

- Con esto bastará para abrirnos más camino – lanzó con fuerza ambos viales contra el suelo - ¡Vamos!

Al romperse contra el piso, los frasquitos liberaron, como si se tratara de hechizos embotellados, diferentes poderes. El que había sido impregnado con magia de fuego dejó escapar una inquieta bola de fuego, del tamaño de un balón de fútbol, que se movía en direcciones aleatorias a lo largo del corredor, quemando las Unes que pisaba así como las colindantes; el que había recibido el poder de la Agnea, por otro lado, liberó una columna de rayos que se dividió hasta ocupar el ancho de la estancia y avanzó inexorablemente hasta su disolución, al mismo tiempo que la esfera ígnea, habiendo despejado más de un 50% de la zona.

- ¡Listo! – concluyó sacudiéndose las manos – volveré a usar la versión atronadora para limpiar el resto, ahora vamos a ver.

Avanzaron sin encontrar nada, atentos a los recovecos por si los ataques sorpresa que, afortunada y decepcionantemente, no llegaban, y temían que todo el recorrido fuera igual de monótono hasta que toparon con algo extraño.

Un poco más a lo lejos, casi al final del pasillo, dos bultos se movían de forma diferente, uno de ellos daba ser la impresión de ser un esqueleto de extraña vestimenta y lo otro era, o al menos parecía, una forma humanoide que se arrastraba por el suelo. Intrigados, los cazadores avanzaron un poco más, hasta donde la destrucción provocada por Luis les permitía.

- ¿Qué demonios…?

No tenían tiempo para detenerse a escudriñar, ni arriesgarse a dar un paso en falso y caer en las “garras” de las Une, por lo que Erik extendió su mano derecha de la que escaparon seis brillantes luminarias que iluminaron con fuerza el espacio, mostrando una escena que, como poco, sólo podía calificarse de grotesca.

La sombra que estaba de pie era, en efecto, un esqueleto vestido de granjero, con sombrero de paja, peto azul raído y un zurrón del que sacaba semillas para lanzarlas alegremente sobre el bulto humanoide que era, para más inri, un ser humano, un hombreo que trataba de enfrentarse a su torturador de una forma que se hallaba entre lo valiente y lo patético, pero cuyas fuerzas, ya mermadas, lo habían llevado a dar con sus huesos en el suelo, quedando casi indistinguible entre los diabólicos matorrales.

- ¡¡EH!!

Reaccionando ante la escena, el pelirrojo lanzó un hacha que destruyó de un solo golpe al esqueleto y, rezando para que el hombre estuviera aún con vida, lo animó.

- ¡Eh! ¡Oiga! ¿¡Está usted bien!?

No respondía, la masa se movía entre los matorrales sin pronunciar palabra alguna.

- ¿¡Se encuentra bien!? – insistió - ¡Trate de levantarse, lo llevaremos a un lugar seguro!

Sin respuesta otra vez, al menos durante unos segundos, hasta que pareció emitir un extraño sonido, como una voz agonizante.

- A… uen… e…

- ¿Qué dice…? – preguntó Luis mientras preparaba otro vial de agua bendita.

- A…yuen… e…

- No entiendo nada – renegó Erik en voz baja - ¡Trate de levantarse, enseguida vamos!

Con alivio observaron cómo el superviviente se incorporaba, eso sí, de un modo tan lento que les resultaba hasta doloroso. Luis comenzó a cargar la botellita con el poder de su Agnea, pero ésta se le cayó al suelo antes de terminar el proceso, liberando unas insignificantes llamitas, cuando por fin pudieron ver su estado.

Aquello ya no era un humano ¡No podía serlo! Las semillas que el esqueleto había lanzado sobre él habían germinado en su cuerpo y nacían de su piel y orificios, así mismo su cuerpo había tomado un tono verdoso y las Unes arraigaban y extendían sus hojas a su alrededor, asfixiándolo o mejor dicho invadiéndolo, como si quisieran controlarlo.

- A… uden… e…

Erik sintió su mano temblar, por un lado quería salvar a aquel pobre desgraciado pero por otro sabía que la única forma de liberarlo era matándolo, Luis por su parte preparaba otro frasco de agua bendita, cargado de nuevo con su poder eléctrico, con el fin de barrer el resto de Unes y, al mismo tiempo, con la vana esperanza de que purificara el cuerpo de aquel pobre diablo.

Su mano, al contrario que la de su compañero, no tembló. Lanzó la botellita apenas estuvo lista, liberando el poderoso muro atronador que barrería con todo. A cámara lenta vio cómo se acercaba al que antaño era un hombre, y por si no tenía suficiente con todo lo que había visto ya, a través de los relámpagos observó cómo surgía otro matojo de la boca de la víctima. Su color, forma y movimiento eran completamente diferente del de las Une. En un acto reflejo, se tapó los oídos y dio un único grito de advertencia para su compañero.

- ¡¡¡MADRÁGORA!!!

La víctima, ya fuera forzado por las plantas parásitas o por querer sacarse aquel cuerpo extraño que lo asfixiaba, tiró de las hojas al mismo tiempo que Erik se tapaba los oídos a su vez y la descarga eléctrica lo alcanzaba, sacando unas extrañas raíces con forma de bebé que dieron un largo y estridente grito antes de estallar, grito que, por cierto, había abierto una brecha en el muro y evitado que la electricidad llegara siquiera a rozarlo. Tras esto, el pobre hombre cayó al suelo, muerto.

- No podíamos hacer nada – resolvió Luis con tristeza – vamos, sígueme.

- No – contestó el pelirrojo sin más.

- ¿Qué?

Con los hombros gachos, Erik comenzó a caminar hacia el cadáver.

- Al menos quiero quitarle todas esas cosas de encima, su muerte ya ha sido bastante horrible.

El clima en aquel momento era de impotencia y tristeza, no sólo por parte del Belmont si no también de Luis, que echó a andar tras él.

- Te ayudaré – concedió – cuanto antes acabemos mejor, y yo tampoco quiero que se quede así.

No obstante, se detuvieron al poco al comprobar que el cuerpo se movía, de un modo extraño y espasmódico pero se movía, y aquello los hizo ponerse en guardia, ya que ningún humano sobrevivía al grito de la mandrágora. Al verlo de pie se confirmaron sus sospechas: Había sido tomado por las Unes.

Con los dientes apretados el Fernández echó mano de su Yasutsuna, pero Erik lo detuvo, quería hacerse cargo él mismo.

Podía con el ejército de Bitterflies, podía con la extraña criatura comecorazones, podía con las horriblemente mutadas cabezas de las plantas Cadáver, pero… había visto morir frente a sus narices a aquel pobre hombre y lo menos que podía hacer por él era liberarlo de aquellos seres que lo habían torturado hasta morir.

Así que, con esta decisión tomada, se abalanzó sobre él con su Salamander desenvainada mientras que la víctima, ahora criatura, chillaba y se movía presa de la locura, embistiendo a su vez el pelirrojo.

Bastó un espadazo, un simple tajo que hizo arder el cuerpo sin vida una vez el Belmont hubo guardado su arma, pero por precaución debían ir más allá, y mientras Erik le cortaba la cabeza Luis vertía sobre los restos el contenido de una botella de agua bendita, que ardía al contacto, purificando completamente el mal que lo había asfixiado hasta matarlo. Mientras lo hacían se miraban a los ojos, haciendo patente el drama que todo aquello suponía para ellos. No es que no estuvieran acostumbrados, de hecho destruían no-muertos prácticamente cada noche, pero no soportaban ver morir a alguien ante sus ojos sin poder hacer nada.

Finalmente descendieron las escaleras, encontrando para su sorpresa que aquel piso, aparentemente, no estaba custodiado por ningún tipo de monstruo vegetal. Aparentemente, claro.

No tardaron mucho en darse cuenta de que a los flancos de la bajada que habían tomado habían plantados dos árboles pequeños y esbeltos de unas formas un tanto curiosas, casi femeninas; ya escarmentados y previsores se pusieron en guardia con sus espadas al punto de desenvainar y esperaron un buen rato a ser atacados, pero nada sucedía, de modo que finalmente se distrajeron, preguntándose qué pasillo tomar. No se habían decidido aún cuando se sintieron paralizados por una fuerza invisible, y ante sus ojos los extraños árboles comenzaron a cambiar.

Ya no eran simples plantas, sus ramas cayeron y tomaron forma de dos delgados y blancos brazos de codo para arriba, la copa cayó hacia atrás y sus ramificaciones se afinaron hasta acabar asemejando una cabellera que coronaba una cabeza cuyo rostro se formaba poco a poco al igual que el tronco, transformándose poco a poco en un bello y esbelto torso desnudo femenino.

- No jodas… - murmuró Luis con un leve toque de terror en su voz – todavía no hemos terminado con las plantas… ¡Son Dríades!

Dríades, las ninfas de los bosques, engañadas en su ingenuidad por las fuerzas del mal hace siglos y puestas enteramente a su servicio. A causa de ello sus rasgos, ya formados, habían perdido su serenidad y dulzura y se habían deformado con la malignidad y sed de sangre propias del más perverso de los demonios.

Incapaces de moverse por alguna extraña razón, los dos jóvenes no pudieron evitar los frutos que éstas le lanzaron y que estallaron al golpearles. Resistieron con estoicismo tres andanadas, pero a la cuarta ya forcejeaban buscando una salida, el Fernández empezaba a pensar ya en recurrir a las enseñanzas del Angelium, pero un extraño e ininteligible susurro de su compañero y una liberadora explosión a espaldas de cada uno le hizo replanteárselo.

- ¿Qué era eso? – preguntó Luis, confuso.

- ¿¡Y qué importa!? – respondió el Belmont desviando la conversación - ¡Vamos a encargarnos de ellas! ¡Será fácil!

Nada más lejos de ello, apenas habían desenfundado sus armas cuando se vieron atacados por las raíces de las ninfas, que evitaron por muy poco siendo Luis su ejecutor, decapitándolas de un solo tajo.

- Bueno… vía libre – resolvió secándose el sudor de la frente - ¿Has decidido ya qué camino tomaremos?

El pelirrojo asintió.

- Sí… no me preguntes por qué, pero tengo un presentimiento con el ala Denon, tiraremos por ella.

- Bien

Continuando con la exploración, Luis siguió a su compañero al lugar indicado; aquel corredor, al contrario que el descansillo de las escaleras y siguiendo con lo ya visto en el tercer piso, estaba cubierto de vegetación, pero al contrario que en lo visto anteriormente allí parecía un pacífico jardín cubierto de hiedras, enredaderas y rosales que escalaban las paredes, nada ni remotamente parecido a las enormes raíces, bosques de Unes y junglas de Plantas Cadáver que les acecharon anteriormente.

Además, el lugar estaba invadido por un aroma embriagador que incluso parecía embotar sus sentidos y privarles de las ganas de luchar, aflojando sus músculos, no obstante aquello no les impidió continuar en guardia, manteniendo las armas alzadas en todo momento.

Aquel lugar era muy tranquilo, DEMASIADO tranquilo.

Habían recorrido aproximadamente un tercio del corredor cuando Erik hizo una observación, en parte por romper un poco aquel tenso e incómodo silencio.

- No me había dado cuenta arriba – comentó – pero aquí que se puede ver con más claridad se nota que ha habido una masacre.

Su compañero profirió una sarcástica carcajada.

- ¡JA! ¡No jodas, hombre! ¿¡No te habías dado cuenta con todo lo que hemos visto!?

- No hablo de eso – respondió – Me refiero a que no ha quedado ni una obra de arte sana, ni cuadros ni estatuas ni grabados ¡Nada!

El Fernández torció el gesto.

- Sí, bueno… no le había dado importancia – admitió.

No la tenía realmente, no al menos para ellos dos – a Simon fijo que le daba un pasmo – pero no dejaba de ser una lástima.

- Ah, mira, queda uno vivo – observó el pelirrojo de repente, deteniéndose.

Luis paró a su vez, y los dos se detuvieron a contemplar la obra. Se traba de un retrato sencillo, de perfil, de una mujer vestida con un sencillo atuendo de época cuya piel, a causa de un extraño juego de luces, presentaba una tonalidad púrpura. Era bastante siniestro, lo suficiente como para hacerlos sentir incómodos y decidir continuar su andadura, pero cuando lo intentaron se vieron retenidos… de nuevo. Con movilidad suficiente para comprobar su situación, giraron la cabeza y vieron con horror que la dama del cuadro se había girado y ¡los agarraba con sus dos manos, emergidas del propio lienzo! Decididos a no ser víctimas de aquella obra de arte encantada, echaron sus espadas hacia atrás con el fin de dañarla y liberarse; el Fernández lo consiguió, pero Erik falló por muy poco e inmediatamente se vio inmovilizado y tratando de ser arrastrado a la fuerza. Apenas se abalanzaba Luis para ayudarlo cuando un presentimiento le hizo girarse para, justo a tiempo, esquivar una especie de proyectil que, al verse evitado, giró en el aire y trató de alcanzarlo de nuevo, consiguiendo el español interceptarlo con su arma y partirlo en dos para descubrir que aquello no era otra cosa que un enorme abejorro del tamaño de su puño y color púrpura con el abdomen luciendo un brillante y peligroso color rojo sangre; en guardia se dio la vuelta de nuevo para comprobar que estaba rodeado por todo un enjambre.

Por su parte el Belmont continuaba forcejeando, afortunadamente el cuadro no era rival para él en cuestión de fuerza y al poco había logrado liberar su brazo derecho, en el que concentraba un gran cantidad de energía azulada de enorme intensidad.

- ¡¡¡HOLY FIST!!!

Con todas sus fuerzas, estampó su puño contra el lienzo que ardió entre sobrenaturales gritos e intensas llamaradas, pero apenas se había soltado cuando se vio obligado a usar su Salamander para exterminar un grupo de arañas – cuyo cuerpo no era otra cosa que una gran calavera – que comenzaron a acosarlo hasta el punto de llegar a escalarle por las piernas; a su vez, Luis avanzaba acabando con más y más abejas, tratando de localizar el panal que sabía que se hallaría por allí, el número de éstas era tal que ya tenía heridas de diversa consideración repartidas por todo el cuerpo, provocadas sólo con sus afilados aguijones.

Harto y con la intención de ayudar a su compañero, Erik clavó su espada en el suelo liberando una columna ígnea fugaz pero fulminante para los arácnidos y, mientras terminaba con unos pocos que aún le perseguían, echo a correr él también en busca del avispero; lo localizó finalmente el español, casi al comienzo del corredor para fastidio suyo, ya que ni se habían dado cuenta. Destruirlo fue fácil, la estocada flamígera de Erik – el Dragon Fang – dio buena cuenta de él, pero a ninguno le pasó desapercibido su peculiar aspecto, normal en principio, a excepción de la extraña distribución de los panales vacíos, que dibujaban sobre la superficie del cúmulo los siniestros rasgos de un cráneo humano.

- Bitterflies, comecorazones, plantas cadáver – comenzó a enumerar el español, irritado, mientras retomaban su camino – plantas carnívoras, Unes, un tío poseído por Unes, esqueletos granjeros, Dríades, bichos… ¿¡Nos queda algo más!?

- Mejor no lo digas muy alto – contestó a ello su compañero, que no quitaba ojo a sus heridas – que todavía puede salirnos algo más ¿Cómo te encuentras?

- Bien, bien, pero… - se llevó la mano a la frente por un momento – me parece que estoy mareado…

- Sí, yo también – admitió el Belmont – este sitio tiene algo que no tenían los otros pasillos, es como si…

No continuó, de repente se había dado cuenta de que al final del corredor había algo colgado, con la forma de un inmenso cuadro, cubierto por una extraña lona color marrón gastado.

- ¿Qué es eso? – preguntó de repente.

- ¿Mhn? – Luis se frotó los ojos y siguió la mirada de su amigo - ¿Un cuadro?

- Por la forma diría que sí, pero…

No siguieron hablando, mientras avanzaban se dieron cuenta de que se veían cubiertos por una extraña neblina rojiza, pero pese a ello incluso podían seguir viendo lo que se extendía a sus ojos, y observaron que la zona donde se encontraba aquel cuadro estaba milagrosamente despejada de todo, incluyendo vegetación.

Continuaron avanzando pesadamente hasta alcanzar el último cuarto del pasillo, donde los rosales, parras y enredaderas perdían espesura hasta casi desaparecer. Apenas habían pisado el suelo firme – agrietado pero firme – cuando una voz femenina, dulce e insinuante, los asaltó.

- Vaya, vaya… - dijo ésta, salida de la nada, tras una suave risa – así que se han colado dos ratoncitos más…

En respuesta volvieron a descubrir sus armas, pero no dejaban de notar que el mareante aroma, antes suave y agradable, ahora se había vuelto intenso y mareante en extremo, de hecho tuvieron que esforzarse para mantenerse en pie.

- ¡Así que cazadores! – profirió la voz – vaya… eso explica cómo habéis logrado sortear las trampas y llegar hasta aquí… aunque no sin rasguños – volvió a reír.

- ¡Déjate de burlas y muéstrate! – exigió Erik.

- No nos gustan los jueguecitos – agregó el Fernández – de modo que haz el favor de salir de donde te encuentres.

De nuevo aquella sensual risita, y una sombra, protegida por aquella nebulosa rojez, comenzó a materializarse ante ellos. Por unos momentos no tuvo forma concreta, pero mientras emergía de la neblina los dos guerreros tuvieron tiempo de quedarse atónitos.

Frente a ellos, o frente a los ojos de Luis al menos, aparecía una figura femenina que él conocía muy bien; era bajita y delgada, diminuta en cómputo global comparada con él, sus pechos desnudos eran medianos, firmes y tersos, un pubis inmaculado con sólo una pequeña mata de vello y un cabello castaño, corto y ondulado que perlaba un rostro de boquita pequeña y ojos almendrados.

El español quedó completamente atónito… ¡Era Esther, su novia!

- Hola, mi amor… - saludó ésta con un tono de voz tan erótico que lo hizo estremecerse – ya… hacía tiempo que no nos veíamos…

Confuso, mientras la veía avanzar hacia su posición, miró a Erik, éste la observaba con los ojos desorbitados y una sonrisa boba, pero aquello no le cuadraba, su compañero no era ningún pervertido y por supuesto no tenía nada que ver con ella.

¿Entonces…?

- ¿A qué esa expresión de sorpresa, cariño? – prosiguió ella, cada vez más cerca, moviendo sus caderas sugerentemente - ¿Acaso no te alegras de verme?

Finalmente se pegó a él, frotando su cuerpo desnudo contra las ropas de combate y las heridas del muchacho y rodeándolo con sus brazos.

- Yo si… - añadió, llevando su voz a un tímido susurro – yo sí que me alegro de verte…

Justo en el momento en que sus labios se iban a unir a los del español, éste sonrió y la contuvo con su mano derecha.

- Ya te he dicho que no nos gustan los jueguecitos – espetó a la joven – y ahora harías bien en apartarte, imitas fatal a mi novia.

- ¡Oh, vamos! – contestó ella, retirando la mano de Luis - ¿qué te hace pensar que no soy tu novia?

- No necesito que haya nada, simplemente la amo y por eso lo sé – respondió – y ahora… ¡Aparta!

Hizo estallar desde su mismo corazón una descarga eléctrica que espantó a la muchacha, haciéndola volar unos metros hacia atrás y caer al suelo con fuerza, al levantarse la sensualidad había desaparecido, y miraba a Luis con una mezcla de odio y desprecio.

- ¡Maldito! – profirió - ¿¡Cómo sabías – su cuerpo comenzó a cambiar, ganó altura y curvas, sus pechos se volvieron más voluptuosos, su pubis pelado, su cabello castaño creció y se alisó y sus rasgos, aún emponzoñados por el odio, guardaban una dulzura sin par – que no era tu novia Esther!?

- Ya te lo he dicho – respondió el muchacho – simplemente lo sabía. Todo enamorado que se precie es capaz de distinguir a su pareja de un simple impostor, y más si se trata de un súcubo. Además – añadió – tal vez me hubieras engañado mejor si hubieras añadido a la visión el que éste – dio un codazo al Belmont, que ya había recuperado la normalidad – no estuviera embobado mirando lo que quiera que fuera que le hacías ver, porque dudo mucho que mi novia desnuda lograra ponerle semejante careto.

Con el ceño fruncido, la vampiresa se incorporó y completó u transformación, recubriendo sus piernas con unas botas de de látex color rosa hasta la mitad del muslo y desplegando unas imponentes alas de murciélago de idéntica tonalidad.

- Muy listo – juzgó con sarcasmo – ¡lástima que tu condición de hombre casi me haya permitido llegar hasta el final!

- Casi, pero no – intervino Erik – y ahora te convendría dejarnos pasar, tenemos prisa.

El súcubo rompió a reír.

- ¿¡Que tenéis prisa!? ¡Pasar! – se burló - ¡Pero qué divertidos sois! ¡Estáis locos si pensáis que va a ser tan simple!

Alzó la mano derecha en un movimiento a la vez violento y elegante, y cuatro enormes rosas, cuyos tallos excedían los dos metros, se alzaron delimitando los vértices de un rectángulo al tiempo que, al abrirse, comenzaron a despedir un suave aroma que, como antes, empezó a embotar sus sentidos.

Rápidamente se echaron la mano a la cara para tapar boca y nariz mientras preparaban sus espadas, sabían que debían evitar respirar aquello a toda costa o tendrían serias dificultades.

- ¡Mierda! ¿¡Qué es esto!? – exclamó el Fernández finalmente.

- ¿Esto? Oh… sólo un pequeño aviso… o más bien una demostración de los estúpidos que sois – se llevó las manos a su escote y lo acarició mientras se inclinaba levemente – El suave y sensual aroma de una mujer… ¡La perdición de los hombres!

Seguido a estas palabras, apuntó con ambas manos al suelo y las volvió a lazar, haciendo emerger de una extraña puerta dimensional un gigantesco tallo espinoso, del grosor de un mismo cuerpo humano, que azuzó a los cazadores con una sola orden. Éstos se hicieron cada uno a un lado para evitarlo, pero éste viró y atacó al Fernández que consiguió esquivarlo a medias, ya que su cuerpo falló y no le obedeció correctamente, recibiendo a causa de ello un importante desgarro en el brazo a la altura del bíceps.

Al ver esto la diablesa rió y envió el diabólico tallo a Erik que, aturdido también, decidió no esquivar y recibirlo de frente, tratando de contenerlo con ambas manos, pero la fuerza con la que se movía era mayor de lo que podía contener y se vio superado, rodando hacia un lado en un intento fútil de evitarlo, ya que en su caso sintió cómo las espinas rasgaban la carne en sus omoplatos. Apenas sí había caído cuando en un momento vio que su adversaria los apuntaba a cada uno con un dedo de cuyas uñas surgió un resplandor, viéndose atacados por decenas de espinas que se les clavaron en el pecho a él y en la espalda al Fernández.

Heridos y atontados, los dos cazadores se levantaron con dificultad no por el dolor, si no a causa de aquel aroma dulzón que los hacía sentir débiles.

- No aguanto más – dijo Erik a su colega - ¡esta vez voy a tomar la iniciativa!

- Te sigo – lo apoyó Luis – ya nos ha humillado bastante.

La miraron directamente a la cara, su expresión de puro placer sádico los enervaba y desafiaba; su sonrisa se acentuó aún más cuando los vio empuñar con decisión sus armas.

- Vamos – se cruzó de brazos, apretando con éstos sus pechos y reafirmando su escote – os espero, hombretones.

Ni santa palabra. Los dos compañeros embistieron al mismo tiempo, atacando con sus Yasutsuna y Salamander apenas estuvieron a la distancia suficiente, pero la vampiresa los esquivó con facilidad y se apareció a la izquierda de Erik, que dándose cuenta de ello trató de decapitarla con un tajo horizontal sólo para ver cómo ella se agachaba y, girando limpiamente sobre sí misma, se desembarazaba de él con un golpe de ala; en respuesta a esto Luis amagó un tajo vertical para ponerla en guardia, envainó la katana y generó tres cuchillos en su mano con los que trató de acertarle a bocajarro, de nuevo sin éxito ya que ella se desvaneció y volvió a aparecer en sus narices, golpeándolo con fuerza en el estómago y mandándolo junto al pelirrojo.

- ¡Pero qué fácil es esto! – juzgó ella mientras se mesaba tranquilamente el cabello – los hombres sois tan patéticos…

Rechinando los dientes de rabia, los dos jóvenes se incorporaron de nuevo; aquello no era para nada normal, se sentían pesados y faltos de fuerza y reflejos así como mareados y sus sentidos estaban obnubilados por aquel extraño aroma que inundaba el pasillo.

- Será mejor que no os esforcéis – les aconsejó con sorna – ningún hombre que se precie podrá jamás vencer a una de nosotras, aún cuando sea el más poderoso cazador del mundo – alzó levemente el mentón y los miró con superioridad – en mis manos sois peleles fácilmente manipulables.

- ¿¡Peleles!? ¡Eso está por ver! – Le espetó el Belmont mientras, espada en vaina, la embestía con sus puños incendiados.

Sin perder la sonrisa ni moverse de su lugar, el Súcubo esperó pacientemente a que Erik atacara y, cuando alcanzó a hacerlo, estiró los brazos, riendo mientras su cuerpo se multiplicaba en tres imágenes de ella misma y, tras golpearlo simultáneamente, lo agarraban y abrazaban.

- Otro como vosotros lo intentó hace un rato – dijo la vampiresa al oído del pelirrojo – no se dejó sorprender y combatió como un verdadero valiente, pero sus esfuerzos fueron en vano y lo envié al piso de abajo, donde su energía alimenta ahora todo aquello a lo que os habéis enfrentado.

Aquellas palabras lo espabilaron ¿Simon se había enfrentado a ella? ¿Y estaba abajo? ¿Con su energía se refería a sangre o…?

- Y ahora que sabes esto y has perdido toda esperanza – continuó la imagen que lo había abrazado desde delante – va siendo hora de que te unas a él.

No tuvo tiempo para nada más, una inmediata descarga eléctrica destruyó las dos réplicas y lanzó a la original lejos de Erik, que tuvo que hacer un gran esfuerzo por no caer al suelo ya que el mero contacto con ella lo había agotado momentáneamente.

- Lo he oído todo – dijo el español mientras continuaba apuntándola con el guante Agnea – me gustaría acabar contigo lenta y dolorosamente pero como ya dijimos antes, tenemos prisa.

Desde el suelo volvió a reírse con la mano sujetando el hombro izquierdo, donde había impactado la descarga.

- ¡Que pesados! Parecéis muy interesados en salvar a ese niño ¿Por eso os habéis enfrentado a todo el infierno que he tendido a vuestros pies? ¿A qué se debe?

- Ese… niño, como tú… lo has llamado – contestó el pelirrojo, que aún se mantenía a duras penas en pié – ¡es mi hermano! – para sorpresa del español, su aura comenzó a arder como una tea, cada vez más rojiza y concentrada y expeliendo un poder temible - ¡Y por esa razón voy a bajar ahí abajo, enfrentarme a lo que sea y salvarlo! ¡AUNQUE TENGA QUE FALTAR A MI CÓDIGO DE HONOR Y REMATARTE MIENTRAS ESTÁS EN EL SUELO!

Sin mediar una sola palabra más se abalanzó hasta ella, dispuesto a golpearla con todas sus fuerzas, con tal velocidad que ambos pensaron que no le darían tiempo a contraatacar, pero se equivocaron, y apenas en medio segundo el súcubo se había alzado y colocado justo delante de Erik, deteniendo su avance, al tiempo que lanzaba contra Luis una cadena cuyos eslabones eran afiladas cuchillas de media luna; antes de que se diera cuenta el Belmont vio su recién recuperado poder completamente aplastado y disipado, y la vampiresa se había abrazado y pegado a él de tal forma que casi parecían fundirse ambos cuerpos.

- ¿Sabes? – le dijo mientras sujetaba dulcemente su cabeza – me gustáis mucho los dos… creo que experimentaré verdadero placer alimentándome de vuestros sueños y energías…

El Fernández, que se esforzaba por protegerse de la afilada cadena, observaba impotente la escena.

- ¡Erik! – gritó desesperado - ¡No caigas! ¡Aguanta!

- Demasiado tarde – contestó el súcubo, cuyos labios casi rozaban los del pelirrojo – ya está bajo mi influjo…

Luis cerró los ojos ¡No quería verlo! Él, atrapado y con su sangre fluyendo entre los eslabones de la mortal cadena y Erik a punto de ser atrapado en el diabólicamente placentero sueño del súcubo.

Y Simon, alimentando con su propia energía aquella pesadilla que podría destruir toda la ciudad.

Todo se había perdido.

Los milisegundos parecían minutos, se negaba a abrir los ojos y ver lo que la diablesa estaría haciendo a su amigo. Entonces, algo sucedió.

Sintió un frío mortal, la cadena dejó de apretarle y su acero se congeló, y más allá sintió un cuerpo caer y el súcubo gritando y maldiciendo de puro dolor.

Alguien había intervenido pero ¿Quién?

Una voz femenina llena de rabia emergió de entre las sombras, estaba cargada de ira y deseo de protección a la vez, así como de una calidez inaudita, con su oído ya no embotado pudo distinguir que dicha voz venía justo de donde el pelirrojo se encontraba.

- Si llegas a ponerle uno sólo de tus labios encima, zorra… – profirió la recién llegada - ¡TE REBANO EL PESCUEZO!

Lentamente abrió los ojos ¿Acaso el súcubo no lo había conseguido? La primera impresión que tuvo fue de encontrarse en una cámara frigorífica, paredes y suelo estaban escarchados y las plantas habían muerto a causa del frío, Erik estaba de rodillas, jadeaba y parecía confuso, como si acabara de despertar de una horrible pesadilla, más allá la vampiresa estaba derrumbada y sangraba por algunos puntos de su cuerpo, pero… ¿Quién se interponía entre ella y el Belmont?

Era una figura femenina, de una altura similar a la de su amigo y curvas si bien no voluptuosas, si bien definidas, llevaba dos espadas en la cintura sujetas con un doble cinturón cruzado y por su espalda caía una larga y voluminosa melena dorada, su piel era blanca como la nieve.

- ¿Estás bien, Erik? – preguntó ella - ¿Puedes hablar?

- S-si… - respondió él entre jadeos – sí, gracias… nos has venido al pelo.

Tras la respuesta del cazador se dio la vuelta y entonces pudo verla bien, su rostro era joven, casi aniñado, con unos bonitos ojos grandes y redondeados de color acuoso, labios de grosor medio y una tez tan pálida como la del resto de su piel, sobre la cual el flequillo caía hacia el lado izquierdo con una curvatura, cuanto menos, curiosa; vestía una camiseta negra de licra y unos muy ajados pantalones vaqueros ceñidos junto con unas deportivas blancas terriblemente estropeadas.

Le sonaba, la había visto antes en algún sitio pero… ¿Dónde?

- ¿Y tú? – se dirigió al español - ¿Te encuentras bien, Luis Fernández?

¿Sabía como se llamaba?

- ¿Eh? Si, sí… como dice Erik nos has venido de maravilla, gracias.

La muchacha sonrió con alivio.

- Menos mal… parecías estar pasándolo bastante mal.

- Sí, pero… no era dolor físico, era sólo… bueno…

- Entiendo – respondió sonriendo de nuevo – ya deberías poder romper la cadena, está congelada al punto de ser puro cristal, un poco de presión bastará.

Tenía razón, le bastó con forzar un poco su musculatura para desmenuzarla, aparte de eso sentía haber recuperado todas sus fuerzas. Era evidente que el hechizo del súcubo ya no tenía ningún efecto sobre ellos.

Erik también estaba de pie y espabilado, había recogido su arma y se había puesto en guardia, mientras el súcubo se levantaba de nuevo, con la más pura ira reflejada en su rostro.

- ¡Tú! – exclamó mientras se dirigía a ella - ¿¡Eres tú quien se ha atrevido a entrometerse!?

La chica puso sus manos sobre la cintura y respondió con suficiencia.

- ¡Por supuesto! ¿Quién podía ser si no?

- ¿¡Como te has ATREVIDO!? – gritó furiosa mientras lanzaba una nube de espinas que la recién llegada congelaba y reducía a polvo realizando un simple barrido con su mano.

- La pregunta para mí es… - contestó - ¿Cómo te has atrevido tú a llevar a cabo semejante masacre?

- ¿¡Y qué te importa!? ¡Los humanos son simples hormiguitas que podemos aplastar cuando nos venga en gana!

- ¡Respuesta incorrecta! – la muchacha hizo aparecer frente a sí cuatro grandes agujas de hielo que proyectó a su enemiga - ¡NEEDLE SPIKE!

El súcubo las esquivó y la miró directamente a los ojos con todo el odio que era capaz de irradiar, la chica quiso dirigirse hacia ella pero Erik se interpuso.

- Espera un minuto, Claire – le dijo – es demasiado peligrosa, la derrotaremos entre los tres.

La sola mención de su nombre bastó para poner de nuevo en guardia al Fernández. ¿Claire? ¿Y con ese aspecto? ¿Dónde demonios había…?

- No – replicó la joven – vosotros id al piso de abajo y haced lo que tengáis que hacer, yo me hago cargo de ella.

- No, él tiene razón – intervino el español, olvidando sus dudas – no tienes más que ver cómo nos ha dejado.

Al oír esto, la vampiresa sonrió con orgullo.

- Os ha dejado así – contestó Claire – porque no existe en este mundo hombre que pueda derrotar a un Súcubo por muy grande que sea la diferencia de poder y a juzgar por vuestro estado, diría que nunca os las habíais visto con una y os ha pillado en bragas ¿verdad?

Avergonzados, los dos muchachos tuvieron que reconocer que llevaba razón. Siempre que se tratara de súcubos la hermandad enviaba a mujeres para que se hicieran cargo de ellas, razón por la cual ellos nunca habían dado con una de ellos.

- Dejadme a mí y seguid, - insistió – no será rival para mí. Ya he despejado yo el ala Richelieu de este piso, así que no tenéis que preocuparos por eso.

- Oh, ¿Y que tú estés aquí significa que lograrás que les dejaré pasar? – intervino la diablesa - ¡Cuanta confianza, chica!

- No es que crea que haré que les dejes pasar – el tono de voz de la muchacha adquirió un deje autoritario - ¡Es que les dejarás sin hacer absolutamente nada para evitarlo!

Con un respingo, el súcubo quedó paralizada por completo, mirando a Claire con unos ojos que expresaban un inexplicable temor casi reverencial. Sin poder explicárselo pero también sin tiempo para ello, le dieron las gracias y echaron a correr, dándose cuenta la vampiresa de esto sólo cuando fue demasiado tarde y, al ir a atacarles, la joven corrió hacia ella y le sujetó la mano con fuerza.

- ¡No pienso dejar – dijo mientras forcejeaba – que le hagas más daño!

A lo lejos, ya casi a mitad del pasillo, Luis cayó en la cuenta de QUIEN les había facilitado el paso.

- ¡Espera un momento! – exclamó - ¡Esa tía era Claire Simons!

- Claro – respondió Erik como si se tratara de lo más inocente y natural del mundo.

- Pero… ¡Es la asesina que te encargaron capturar!

- Ya.

- ¿¡No te das cuenta de que la estás dejando escapar!?

- Eso me la trae al pairo – contestó finalmente con exasperación – ahora lo que importa es salvar a Simon ¿no?

- Pues sí – admitió el Fernández - ¡Espera! ¡Te habló con familiaridad! ¿¡Es que os conocéis!?

- ¡Qué pesado! – renegó Erik – pues sí.

- ¿¡COOOMO!?

- De hecho – añadió como si nada – hace ya casi un mes, creo.

- ¿¡EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEHHH!?

- ¡Concéntrate en rescatar a Simon, hostias!

De vuelta al final del pasillo, Claire había contenido al súcubo hasta que sintió los pasos de los dos cazadores desaparecer en la oscuridad y retirado de un salto ante un intento de contraataque suyo.

- Que creas que puedes vencerme es lo mejor que he escuchado en varios siglos – comentó la diablesa, jocosa, mientras la miraba con desprecio – y tengo varios, te lo aseguro.

- ¿Si? – preguntó la joven con sorna – pues seguro que has sobrevivido por pura suerte, porque con ese poder…

- ¿¡Cómo!?

- De todas formas – prosiguió – no he venido aquí para burlarme de ti, tengo cosas que hacer ¡y me estás estorbando!

- Entonces – volvió a apuntar a Claire con su dedo índice – APARTAME

En lugar de pulverizarlas como la vez anterior, la joven cazadora avanzó hacia el súcubo, cubriéndose y encogiéndose para recibir el menor número de impactos posibles, y al encontrarse a su altura trató de golpearla en la cara, ésta la esquivó y respondió con un zarpazo que la muchacha detuvo con su rodilla para, ligeramente, desenvainar su No Name y golpearla con el émbolo de la empuñadura, esto la desequilibró, de modo que quiso tumbarla con una patada, pero su enemiga se cubrió y la rechazó con el ala izquierda, obligándola a retroceder con una pierna y no cayendo por poco ante el pequeño vendaval que desató batiendo sus alas con el fin de tumbarla.

Claire no había perdido la compostura, si bien reconocía que le fastidiaba ver que se le resistía, pero por otro lado hacía tiempo que no cazaba vampiros, por lo que resultaba bastante estimulante, si bien aquello no entraba en sus planes. Giró la cabeza levemente y miró el enorme lienzo cubierto.

Debía llegar hasta él, sin ningún estorbo que se lo impidiera.

Por su parte, el súcubo estaba completamente furiosa, con los dientes apretados y tensa al cien por cien. Para ella era humillante no haber podido terminar aún con aquella cazadora, pero no le faltaban recursos para ello.

Resuelta a conseguirlo, apuntó con ambas manos al suelo y abrió la puerta dimensional de la que surgió, de nuevo, el enorme tallo espinoso que lanzó contra Claire; ésta, previendo que aquello podía traerle problemas, desenvainó su No Name y lo desvió de un fuerte tajo sólo para ver cómo éste volvía a por ella, quedándole claro que tal vez hubiera subestimado a la diablesa. En principio para evitarlo trató de hacer un recorrido en horquilla, pero no sin cierta sorpresa observó que al acercarse a la parte trasera ésta tomaba el liderazgo de la persecución, mientras, el Súcubo sonreía y de vez en cuando, con pequeños movimientos, daba órdenes concretas a la criatura – si es que podía considerarse que aquello estaba vivo – como girar sobre sí misma o agitarse, llegando en un momento dado a causar una herida superficial en la pantorrilla de la joven que, harta, tomó finalmente una decisión drástica y para sorpresa de su adversaria saltó hacia atrás, sobre el tallo y se apoyó en él a sabiendas de que las espinas podrían atravesarle las manos; al caer formuló un aria pequeña y la ¿criatura? Quedó completamente congelada, bastando un único pero potente espadazo para hacerla caer convertida en cristales de hielo.

Una vez libre del peligro fue a por el súcubo, que se hallaba atónita, y la golpeó justo antes de ser rechazada por una tormenta de espinas que la impulsaron hacia atrás, viéndose obligada a dar una voltereta en el aire para no dar con sus huesos en el suelo y quedar indefensa, pero al recuperar la verticalidad se encontraba con que lo que ahora venía tras ella no era otra cosa que la misma cadena que había atrapado a Luis.

En un rápido movimiento, la rechazó con su espada y trató de aproximarse de nuevo a la diablesa para asestarle otro golpe, encontrando la resistencia de sus alas, con las que la golpeó tres veces, no dándole tiempo a reaccionar cuando ésta fue a por su cuello y casi se lo cercena, habiendo podido evitarlo gracias a un rápido movimiento.

No cabía duda, la había subestimado, además debía ahorrar fuerzas si quería llevar a cabo su cometido. Se le ocurrió una estrategia, extraña pero seguramente eficaz, y es que en uno de los rechazos se había dado cuenta de que los eslabones podían quedar atrapados en su No Name, de modo que trató de atrapar la cadena mientras la vampiresa se movía de un lado a otro, observándola como si fuera un simple divertimento y preparando su próxima maniobra. Craso error, Claire finalmente logró atraer a su trampa aquella arma autónoma y apenas la vio aparecer en un ángulo favorable se la lanzó directamente al torso, quedando ésta fuertemente herida por múltiples sitios.

- ¡Maldita! – le espetó con rabia - ¡Me las pagarás!

Volvió a apuntarle con el dedo, Claire esperó otra lluvia de espinas pero en lugar de so lo que llegó fue una potente y concentrada descarga de energía verdosa que, según pudo comprobar al evitarlo, atravesó incluso la pared del edificio, lo que la llevó a la conclusión de que aquello era demasiado peligroso, un solo impacto y estaría muerta. No podía permitírselo.

Miró su otra espada, de vaina azulada. Si al menos pudiera usarla…

Costaba acercarse, las reservas de su enemiga no parecían tener fin y las paredes, a excepción del gigantesco cuadro, tenían ya aspecto de queso gruyere ¿A cuantas personas habrían alcanzado aquellos rayos perdidos? No quería imaginarlo. Finalmente tomó una decisión, no le gustaba la idea pero si quería llegar hasta ella y eliminarla no tenía otra alternativa.

Con rapidez, levantó una barrera de hielo que, calculó, duraría apenas cinco segundos, los justos para llevar a cabo su plan. Comenzó a recitar un aria con rapidez mientras la vampiresa continuaba atacando, una de las descargas, de hecho, llegó a atravesar la gruesa pared de cristal e impactar, ya debilitado, en su hombro derecho, pero con el objeto de terminar la invocación no emitió ni siquiera un quejido.

- ¡¡¡SUMMON GHOST!!!

Las dos se quedaron paralizadas, nada ocurría en el corredor, nada aparecía, en vista de esto el Súcubo comenzó a reírse abiertamente de ella, mientras Claire ni siquiera se inmutaba, hasta que sonrió y a su adversaria se le heló, literalmente, la sangre.

Y es que la invocación de la chica había tenido éxito, ahora un extraño esqueleto, visible sólo de cintura para arriba y rodeado por una extraña aura congelante, sujetaba a la diablesa sin permitirle moverse por más que forcejeara. La cazadora por fin podría quitarla de en medio, pero antes tenía una curiosidad que satisfacer.

Lentamente se acercó a ella  y quedó a una distancia prudencial de unos tres metros, la miró fijamente y envainó su arma en señal de respeto para después preguntarle:

- Dime ¿Cuál es tu nombre?

La aludida la miró, atónita.

- ¿Cómo? – preguntó mientras aún se resistía a su presa - ¿Mi nombre?

- Sí, eso he preguntado

- ¿¡Y para qué quieres saberlo!?

Claire suspiró.

- No suelo decir esto a los tuyos, pero para ser lo que eres me has impresionado un poco – reconoció – normalmente los súcubos no os las apañáis nada bien contra mujeres ¡Y ya me he cargado a unas cuantas!

- ¡Estúpida presumida! ¿¡Y por qué habría de decírtelo!?

- No lo hagas si no quieres, pero puedes considerarlo una señal de respeto, algo nada común ya que estoy hasta las narices de todos vosotros.

La vampiresa apretó los dientes con furia y forcejeó hasta finalmente ceder.

- Lylith – respondió a regañadientes – me llamo Lylith.

- Lylith ¿eh? – la rodeó hasta llegar a su espalda, donde levantó su cabello castaño para ver su nuca donde se hallaba, con una nitidez increíble, un tatuaje que parecía representar un enorme manchurrón de pintura extendido con un pincel – Tienes una marca de servidumbre…

No dijo una palabra, pero la reconoció enseguida.

Tal y como imaginaba… ella y probablemente todos los cazadores que estuvieran enterados de lo ocurrido en el Louvre…

Viktor Brauner.

Volvió a rodear a Lylith y le dio la espalda, mirando el cuadro, definitivamente era aquello que había ido a buscar.

- Maldita niña – dijo la súcubo a tras ella - ¡¡¡NO ME DES LA ESPALDA!!!

Para sorpresa de Claire su adversaria se liberó, haciendo desaparecer al fantasma, y la atacó, escapando ella por poco con una voltereta hacia delante bien dada.

- No te rindes nunca ¿eh? – preguntó mientras se ponía en guardia.

- Tu… en todos estos siglos… nadie… ¿Cómo…? – estaba tan furiosa que ni siquiera era capaz de articular frases coherentes - ¿¡¡¡CÓMO TE ATREVES A HUMILLARME DE ESTE MODO!!!?

De repente, las membranas de sus alas se desgajaron y los huesos se deformaron hasta pasar a ser unos tentáculos de punta afilada con los que la atacó repetidas veces, logrando la muchacha siempre esquivarla por muy poco dada su velocidad, hasta que finalmente logró ver el momento justo, y los rechazó de un único espadazo para después, en la confusión del momento, cortarlos uno a uno. Lylith, herida, derrotada y sin alas, cayó de rodillas, llorando de rabia e impotencia.

- Supongo que ahora te darás cuenta de que no merece la pena seguir con esto – concluyó mientras guardaba su espada – hazte un favor y quédate quietecita mientras me encargo de lo mío ¿quieres?

Victoriosa, la joven se dirigió al enorme lienzo y agarró la lona dispuesta a descubrirlo, pero antes de hacerlo rememoró la extrañas condiciones en las que, in extremis, le habían hecho aquel encargo esa misma noche, cuando una anciana alta y de aspecto y voz fuertes, que levitaba en vez de andar, le pidió ir en su lugar al museo y buscar aquel cuadro que debía destruir.

“Por alguna razón” pensó “Esa mujer sabe de mí algo que sólo mi familia conoce” cerró su mano con más fuerza sobre la lona “si al menos me hubiera revelado su identidad…”

- No te atrevas a descubrir el cuadro – dijo la voz de Lylith desde su espalda, sacándola de sus pensamientos.

- ¿Cómo? – preguntó sin soltar la lona.

- Sólo mi maestro puede hacerlo, tiene terminarlo – dibujó en su rostro una sonrisa demente – para que toda esta ciudad sea reducida a las cenizas de la destrucción.

“Luego es cierto” pensó “Es ESE cuadro, el que dijo la vieja”

- Si se trata de un cuadro que sólo tu maestro puede terminar – fingió deducir, haciéndose de nuevas – eso significa que sólo puede tratarse de Viktor Brauner ¿Cierto?

- ¡Así es! – admitió ella con orgullo - ¡Y no sólo ése es obra suya! ¡También todos las criaturas que inundan este lugar lo son! ¡Y me dio permiso para distribuirlo todo a mi antojo! ¡¡¡Toda esta ciudad será un sacrificio en honor a nuestro señor!!!

Reía sin parar, había enloquecido. Sin hacerle demasiado caso Claire volvió a lo suyo y tiró levemente de la lona, descubriendo una esquina del marco bruñido en oro; se dispuso a dar un tirón aún más fuerte para revelarlo del todo, pero entonces sucedió algo que la cogió completamente desprevenida: Del suele emergieron ocho tentáculos que la sujetaron de pies, manos y cuello, uno de ellos incluso se enredó en su pelo y tiró con fuerza hacia atrás, doblándola para obligarla a mirar a Lylith, que sonreía con malicia; al hacerlo pudo observar que aquellos tentáculos no eran otra cosa que los mismos surgidos de sus alas, que había regenerado y clavado en el suelo para, por sorpresa, utilizar como trampa.

- Definitivamente – masculló la muchacha – eres más terca que una mula.

- ¡Cállate! – le contestó, señalándola - ¡Tú también serás un buen sacrificio!

- Idiota… ¡¡No quería hacer esto pero tú lo has querido!! ¡¡¡COCYTOS!!!

En un instante, el aura helada de la muchacha emergió y estalló, congelando todo, absolutamente todo lo que había en el pasillo sin contar el cuadro y a ella misma; también el súcubo, que había quedado convertida en un bloque de hielo, seguía con vida, con su rostro libre de la prisión gélida en la que se encontraba.

- ¿¡Por qué!? – preguntó entre tiritonas - ¿¡Por que no acabas conmigo de una vez!?

Claire, que en aquel momento se liberaba de su presa rompiendo los apéndices con suma facilidad, se dirigió a ella.

- Porque – argumentó – tengo entendido que los siervos tenéis “conexión directa” con vuestro amo, así que quiero transmitir, usándote a ti, un mensaje a tu señor para que se lo pase a quien quiera que sea que esté por encima suya.

Se tomó su tiempo para llegar hasta Lylith y arrodillarse frente a ella tras lo que, mirándola a los ojos, habló con extrema severidad usando a la vampiresa como si fuera una simple radio.

- ¿Brauner? ¿Puede oírme? Sé que sí… bien… me permito la libertad de utilizar a su sierva ya que quiero transmitirles a usted y sus colegas un mensaje muy importante: No me pienso unir a su bando, es más, voy a dejar de huir ¡los buscaré y eliminaré uno por uno me cueste el esfuerzo que me cueste como cazadora que soy! Y para que vea que voy en serio…

Se levantó y alejó de Lylith para volver al cuadro, agarró la lona y lo descubrió del todo, dejando a la vista el impresionante lienzo que mostraba la ciudad de París en llamas y reducida a escombros, parecería terminado de no ser por un único color: el rojo.

- Observe bien, Lord – añadió un gran retintín a aquella palabra – Brauner.

Lentamente y de forma que la vampiresa pudiera verlo todo, colocó su mano sobre la superficie del lienzo y se concentró, externamente no podía observarse nada, pero en su interior su energía mágica iniciaba una revolución, siendo moldeada a niveles imposibles por ella para sincronizarla con la de la macabra obra de arte.

- No… ¡Es imposible! – se dijo Lylith en voz alta - ¡Nadie puede destruir ese cuadro! ¡Hace falta un poder enorme para eso! ¡Un poder similar a…!

Se detuvo, no tuvo más remedio que hacerlo ante la visión del lienzo ardiendo poco a poco, el marco ennegreciéndose por la corrosión las decenas de miles de espíritus malignos confinados en él escapando y perdiéndose en la infinidad del vacío.

El cuadro de Viktor Brauner… destruído… carbonizado junto con todos sus planes de destrucción… ¡Y una simple chiquilla lo había impedido!

- T-tú… - articuló a duras penas mientras sentía que su existencia se desvanecía - ¿Quién eres? ¿¡Cómo es posible que puedas hacer algo así!?

- Oh ¿no lo sabes? – preguntó la muchacha con despreocupación mientras se dirigía a ella – Creí que la forma en que te ordené que dejaras escapar a Erik y su amigo antes te bastó para darte cuenta.

Esa forma… aquella autoridad… aquella mirada…

- La… ¡La mirada del emperador! – exclamó en sus últimos estertores – Tu… ¡Tú eres C-Claire I…Is…!

No llegó a terminar su frase, lentamente su existencia se apagó y su cuerpo se desintegró en pétalos de rosa dentro de la prisión de hielo que, a su vez, se convirtieron en simples cenizas.

- Claire Simons – contestó la joven a los restos con una mezcla de desafío y tristeza – mi único y verdadero nombre es Claire Simons… el nombre que mi madre me otorgó.

Mientras tanto, abajo, Erik y Luis habían limpiado las áreas Denon y Richelieu del primer piso sin lograr encontrar a Simon, el único lugar que quedaba era la sala principal del área Sully, un área central gigantesca donde se encontraba el grueso de la exposición. Agotados pero decididos se dirigieron para allá encontrándose, al cruzar el umbral, con una escena que, aún sabiendo todo lo que habían enfrentado en el museo, jamás habrían esperado.

Decenas de capullos de rosa gigantescos se alzaban y apelotonaban en un espacio cuyo suelo estaba invadido por las enormes raíces de éstas. Mientras Erik trataba de idear un plan para abrirse camino, Luis trataba de detectar el aura de su cuñado.

Simon estaba allí, en algún lugar de aquella enormidad, débil.

Pero, afortunadamente, con vida.

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Y ahora los comentarios personales, y es que hacía mucho tiempo que un Episodio no me dejaba con un dolor de espalda, hombros, manos y cabeza equivalentes xD 35 páginas del capítulo más fanservice que he escrito jamás, aunque por desgracia debido a las prisas y el cansancio hay altibajos, así y todo espero que os resulte plenamente disfrutable De camino he aprovechado para dejar algunas incógnitas en el aire sobre Claire.

Enjoy =D

Publicado: 21:16 19/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki
Llevo todo el día, prácticamente desde que me he levantado, frente al Word, he escrito una cantidad de páginas antinatural en mí (en un día, claro) y tengo la cabeza como un bombo. Lo peor es que intuyo que aún me queda 1/3 del Episodio por plasmar.

Por razones que no vienen al caso tenía previsto terminarlo hoy, sin embargo mi cabeza está diciendo basta y mi imaginación no me permite coreografiar al vuelo el evento que estoy sólo a unas líneas de representar, por lo que esta noche me toca dar vueltas en la cama y dejar que mi imaginación trabaje hasta las tantas de la noche.

Con un poco de suerte mañana, a lo sumo pasado, estará finiquitado, pero aún no tengo la creatividad y energías que tuve cuando cree los capítulos 63 y 68, los dos en los que puse mayor empeño.

Mejor de separo de este trasto antes de que me estalle la cabeza, de hecho ya me palpita xD

Ah, y para que esta entrada no carezca del todo de interés, ayer fui a ver Harry Potter y bueno... no está nada mal, aunque me sobra bastante el pasteleo y me faltan momentazos. Lo peor de todo es que cada vez que salían primeros planos de Dumbledore mi cerebro me insistía en era Gandalf =$

Y aparte de eso pillé un chollazo en Game ¡Alien Hominid por 5 €! Decepcionado descubro que no hay análisis en Vandal pero bueno, sólo con haber jugado al flash ya sabía que era la repolla y en efecto: ES la repolla. Adoro a esos cabrones de Newgrounds <3

Suena March of the Holy Man en mi Media Player... ¡me encanta!

Publicado: 09:45 19/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki
Desde que fue comprado por ¿Google? ya se había vuelto difícil encontrar cosas como recopilatorios de los mejores momentos de Padre de Familia o videos de House, pero es que de un tiempo a esta parte la cosa ya supera lo absurdo.

Cosas tan inocentes como AMVs, anuncios (sí, ANUNCIOS) de figuras de Saint Seiya del año la nana, videoguías y lo que para mí ha sido ya el colmo: Caramelldansens.

Acabo de ir a ver el Caramelldansen de Cintia para reirme un poco ¿y qué me encuentro? Pues que el video ha sido eliminado por un incumplimiento de copyright ¡Lo flipo! ¡Un puto caramelldansen!

Entre esto y AMV a los que anulan la música (cuando no se los cargan del todo, claro) porque pertenece a algun autor apuntado a la RIAA Youtube me da cada vez más asco.

Publicado: 15:29 15/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: CastleVania: Twilight Rhapsodia
Esto es lo que suele ocupar, de media, un Episodio de Twilight Rhapsodia.

Esto, que puede parecer casual siempre está, de hecho, meticulosamente calculado y es el resultado de la depuración, borrador a borrador, del texto original.

Pero ¿Por qué 10 páginas?

Esto obedece ni más ni menos que a una manía lectora mía. Siempre he sido alguien con muy poco tiempo y odio con toda mi alma dejar el capítulo de una novela a medias, por ello 10 páginas es el ideal para mí, ya que dependiendo de lo condensado que esté el texto tardo entre 10 y 20 minutos, un tiempo libre que tengo al menos una vez al día y que además es el tiempo que tardo en aburrirme si la lectura no me satisface.

El número de páginas habitualmente define también (aunque no siempre) la importancia del Episodio para la historia principal. Así por ejemplo Night Stalkers, el Episodio 5, tiene unas escasas dos páginas frente a otros como Moonlight Rendez-vous (40 páginas exactas), Teus Deus Meus [In manibus tuus] (20 páginas) o Carnival Announcement (13 páginas)

Para mi vergüenza debo reconocer que esto último es una pequeña costumbre que adopté hace relativamente poco, de no ser así otros como Violent Poem of Sabbath o Moonlint Wilderness serían bastante más largos.

¿Que por qué escribo esto? Bueno... es una de las curiosidades que tenía preparadas para cuando acabara la saga, pero me ha dado por ahí ^^U

Publicado: 20:15 12/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin
Me duele la cabeza, lo cual es malo porque la tengo llenita de las siguientes 3 o 4 páginas del Episodio 80 y no puedo escribir ni una línea, pero antes de darme una ducha y tumbarme frente al ventilata para despejarme me gustaría hablar de una pequeña y positiva sorpresa con la que me he topado esta tarde: The Conduit


"Hola, somos unos bichos feos y sin carisma de los que pasarás como de comer mierda cuando descubras el multiplayer"

The Conduit es el juego más extraño que me han echado a la cara en mucho tiempo, hypeado durante mucho (muchísimo) tiempo por todo dios - y me incluyo en el saco - la verdad es que su modo Campaña no es que sea gran cosa: facilón, repetitivo y sin emoción ni interés (aunque la batalla final de la 3ª misión es un buen subidón de adrenalina), admito que he llegado a aburrirme, pero cuando estaba a punto de pulsar el botón Home me he acordado del online, así que le he cogido el Wii Speak a mi hermana (con barra incluida, ya que los ha pegado) y lo he colocado en mi consola.

¿Primer contacto? Un Deathmatch regional de 20 minutos en el que me han dado la del pulpo, pero curiosamente esos 20 minutos han pasado volando, sin ningún molesto lag o ralentizacion en todo ese tiempo que me haya hecho torcer el gesto. Bien... pues después de eso he agregado a unos cuantos manitos, he disfrutado de otro vicio (sin saberlo) con el mano Disturbed89 antes de bajar a comer y al volver he agregado a unos cuantos manos bamdaleros mas a fin de disfrutar de unas cuantas partidas como diox manda ¡Y joder si lo he hecho!

Rodeado de los manitos Cooper, Kutoki, rma-rafagas, Disturbed, ¿DmonK?, toniomartinez y demás peña he gozado de lo que llevo esperando ver en Wii desde el primer juego on-line de la consola que probé (Mario Strikers) : Juego comunicativo, sin lag ni rastrerías, y es que el Wii Speak ha funcionado a las mil maravillas, aunque por desgracia yo no estaba familiarizado con él y a Kutoki se le oía... cavernoso (aunque le daba un toque de misterio xd) y encima éramos 4 gatos los que gozábamos del trato y eso ha impedido cierta coordinación (en las partidas de capturar el EVA he llegado a gritar "¡Tengo el EVA! ¡Cubridme cabrones!" pero claro, entre la que había ahí montada y que la otra persona que tenía el trasto en ese momento era del otro equipo, pues... xD)

Total... si mi impresión del juego era buenecilla tirando a regular anoche, hoy ha subido casi a Must Have.

Que sí, que sé lo que me vais a decir, que en PCSta360 hay shooters con online así desde los tiempos de chisdanvito cuarto, no me decís nada nuevo (tengo PC desde el año la nana) pero llevaba mucho tiempo esperando ver algo así en Wii y empezaba a preguntarme por qué no aparecía.

En el podio del Wi Fi junto con Mario Kart, Judgment, Animal Crossing y Smash Bros (este por poco, porque ese lagazo que me lleva...). Apenas disponga de 80 €uretes cae junto al micrófono aunque sea sólo para jugar online (tal vez acabe pasándome el modo campaña, pero más que nada por compromiso)

Si teneis la Wii conectada a internet este juego se amortiza solo, en serio.

¡Venga! ¡Compradlo! ¡Hop!

Publicado: 08:33 12/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin
El veranito es lo que tiene: mucho calor, pocas ganas de pisar la calle y si tienes un ventilador cerca hasta la silla más incómoda resulta una diosada.

Hombre, salir claro que salgo (mínimo 3 veces por semana sin contar la visita playera dominical que esta semana no se producirá porque estoy, literalmente, quemado ^^U) pero generalmente suele apetecerme más quedarme en casa y disfrutar de mis tres placeres favoritos: Lectura, escritura y vicio. Para leer tengo la biblioteca, para escribir pues ni falta hace mencionar la novedad xd, pero para jugar ando escaso de pelas (es que casi ni alquileres oiga) así que voy tirando de lo que ya tengo rondando por aquí.

Estos han sido los elegidos de este verano =)

CastleVania: Lament of Innocence



En pequeñas dosis bien paladeadas. Lo empecé en Mayo y anteayer me hice la tercera de seis áreas (7 si contamos la Prision de la Eterna Tortura), gracias a esta forma de pasármelo lo estoy redescubriendo y encontrándole más virtudes de las que le vi en un principio. Eso sí, el diseño de niveles sigue siendo un horror y al que se le ocurrió meter el laboratorio de los misterios antialmas deberían empalarlo

Super Mario Galaxy



Este juego lo vendí con el mayor de los dolores y me lo terminé más tarde gracias a un colega. Ayer, como regalo adelantado de santo, una buena amiga nuestra me lo regaló y antes de acostarme no me privé de conseguir la primera estrella de la Galaxia Ovoestrella, y lo disfruté como el primer día. A rejugar tocan =D

Guilty Gear XX



Vía Accent Core Wii (A mí que no me jodan, por más que cambie el nombre es el mismo juego con Order Sol, un Robo Ky diferente y encima me quitan a Kliff, Justice y el modo historia T-T) me estoy volviendo a pasar el que para mí es el mejor juego de lucha de la historia. Me gusta más con el mando clásico que con el de PS2 pese a que aún tengo que acostumbrarme a la cruceta ^^U

Super Mario World



Rebuscando entre cajas aparecieron mi vieja SNES, el cartucho de Mario All Stars + Super Mario World y la Super Game Boy, así que ni corto ni perezoso agarré el juego e inicié una nueva partida. Para muchos es el mejor plataformas de la historia, para mí no, pero eso no quita que me parezca una de las mayores genialidades de la historia de los videojuegos ¡Esta vez voy a por las 96 casillas!

Super Smash Bros Brawl: El emisario subespacial



Para mí un juego aparte dentro del propio disco. Me lo estoy rejugando en modo difícil sacando las secuencias alternativas (Peach/Zelda, Lucario/Metaknight...) y consiguiendo la mayor cantidad posible de trofeos con los pedestales. Una retante delicia de la que no tengo visos de cansarme ^^

Pokemon Diamante



Bueno, yo no lo llamaría exactamente rejugar ya que no he iniciado una partida nueva, pero sigo entrenando equipos y entre el pokémon ranch que me sirve como incentivo para completar la pokédex y un colega mío que ha mejorado de golpe y ahora es difícil de batir en combate estoy experimentando una "segunda juventud" con este juego.

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Resumiendo, este verano no me voy a aburrir, y encima el único juego que me voy a poder comprar a corto plazo, el Wii Sports Resort, está a 12 días de distancia solamente.

Dicho esto, es todo un placer recuperar algunos de estos clásicos.

Publicado: 15:55 10/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: Saga CastleVania
Ahora que por X motivos dispongo de más tiempo libre, continuo con mi nueva visita al castillo de Walter Bernhard


"Muy acogedor..."

Esta vez ha tocado el Laboratorio de los misterios anti-almas. Recuerdo que cuando me lo pasé por primera vez me quedé con el regustillo de un nivel que me había parecido especialmente peñazo. Pues bien, resulta que es este.

Una vez retomada la partida tras el Jardin Olvidado por el Tiempo (Brutal la Medusa, no recordaba bien ese boss) me dirijo automáticamente a este nivel (ahora que lo pienso, estoy siguiendo el mismo orden que en mi primera partida), el mero comienzo de la música me trae lejanos (y dolorosos) recuerdos



El nivel no tiene mucho misterio, de hecho ni siquiera se me ocurren chistes que hacer, es todo con la misma ambientación y colorido amarronado/rojizo con algunos toquecitos azulados aquí y allá, encima el tema que suena (Anti-soul mysteries Lab) es machacón a más no poder. Creo que ya sé donde empecé a aborrecer el juego.

Afortunadamente esta vez no hay decepciones que valgan, sé qué esperarme en cada área y sé de sobra que esta es la peor.


"¿Zombies congelados? ¿Y como se mueven? ¿Por qué no se derriten si están en una habitación con antorchas? ¿Y por qué surgen de entre llamas si están congelados? ¡¡Mamá!! D= "

Eso sí, guarda un par de retos interesantes: Un pequeño desafío de plataformas contrarreloj (y tan pequeño ¡30 segundos!) y la necesidad de encontrar la letra "e" para despertar al Golem (boss, por cierto, tan aburrido como el resto del nivel. Se nota que no estuvieron muy inspirados, no =/)

En fin... todo juego tiene que tener su punto negro, supongo; CastleVania 64 tiene la torre del duelo, Circle of the Moon el subterráneo acuático, Harmony of Dissonance su propia existencia y Lament pues tenía que ser el Laboratorio Anti-almas.

Bueno... partidica guardada y al teatro fantasmal. Siempre me ha gustado la Súcubo de este juego por encima de la de Symphony of the Night. Tengo ganas de enfrentarme a esa Boss Battle de nuevo ^.^

Publicado: 10:04 10/07/2009 · Etiquetas: · Categorías:
Pues eso, compruebo mi cuenta de cajamar (en la que me sobraban unos tristes 15 €) y miro que me faltan 12, cojo el teléfono cabreado perdído para llamar al banco y al pinchar en el enlace me encuentro con que es la cuota anual de IGN.

Sabía que ingresé aquel dinero por algo xD

Por cierto, parece ser que vamos a estar algo desahogados al menos hasta bien entrado el otoño. Mi padre comienza el Lunes a trabajar y tiene confirmadas como 3 reformas de las gordas (de las que duran entre un mes y medio y dos meses y tienen un presupuestazo de agarrate y no te menees) sin contar algunas pequeñas que irá simultaneizando.

A ver si esto significa la salida del bache de una puñetera vez =_=

Publicado: 08:45 09/07/2009 · Etiquetas: · Categorías:
Con toda la preocupación por lo del paquete y lo de esta muchacha (al final no, no tuve el valor de tratar de hablar con ella, le felicité el cumpleaños en su hi5 y ya, aunque sí me desahogué hablando con su novio) olvidé hablar de una experiencia que tuve como una hora antes de irme al trabajo, y es que un hombre murió practicamente en mis narices.

Es un conocido del barrio, familiar del dueño del bar mas antiguo del pueblo, con el que uno siempre se para a hablar en la cola de la panadería o si se lo encuentra por la calle. Me caía bien y nos saludábamos siempre. Ayer precisamente me paré a hablar con él, y sucedió.

Le dio un mareo y se llevó la mano a la frente, se apoyó en la pared y comenzó a dolerle con fuerza el corazón mientras su brazo izquierdo se quedaba completamente rígido.

Conozco los sintomas demasiado bien: Era un infarto.

Por desgracia sé más bien poco de primeros auxilios y no me fío de lo que se ve en las series y películas (por no mencionar la gran cantidad de intentos de masaje cardiaco que acaban con las costillas del auxiliado rotas), así que lo único que pude hacer fue llamar a la ambulancia mientras pedía ayuda a la gente.

El 061 llegó rápido, pero era tarde. Había muerto delante mía.

Fue así como perdí a mi tía, mi segunda madre, el año pasado, así que aunque fuera solo un conocido la verdad es que me impactó bastante.

Siempre trato de proteger a mis seres queridos y es por algo que ayer me quedó demostrado una vez más: La vida humana es increíblemente frágil.

Publicado: 14:42 08/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki
Me hice a mí mismo la promesa de no volver a tratar este tema, no al menos públicamente, sin embargo necesito hablarlo con alguien de alguna forma porque me siento horriblemente mal.

Y es que no creo que pueda haber nada peor que saber que eres odiado por alguien a quien tienes en muy alta estima, y que por mucho que te diga, mucho que te haga y muchos palos que te de seguirás teniendo los mismos pensamientos y sentimientos hacia la otra persona.

Lo peor es que todo fue por un error en mi movil... en fin u_u

Esa persona que me odia es la misma a la que envié aquel paquete; sabiendo el desprecio que me profesa no sé si lo habrá abierto, lo habrá devuelto o lo habrá tirado a la basura directamente. Lo cierto es que en el momento en que hice el envío me dio igual - "ya he cumplido" me dije "me conformo con que lo reciba" - pero ahora que sé que lo recibió antes de tiempo y no he tenido ninguna noticia al respecto, la llegada del "Día C" ha convertido mi estómago en un manojo de nervios.

Me gustaría al menos preguntarle, o abrirle conversación para felicitarla, pero honestamente debo reconocer que tengo mucho miedo de lo que pueda decirme. Ya llevo bastantes desgracias este mes como para enfrentarme a otra. Además hay algo en mi interior que me dice que si trato de explicarle lo último que sucedió no me creerá, ya se han dado demasiados malentendidos y dudo que tenga la más mínima pizca de confianza en mí.

Odio la sensación de no tener ni idea de qué hacer. Me siento perdido.

Publicado: 10:01 07/07/2009 · Etiquetas: · Categorías:
...Cuando no debe

Tenía un paquete que enviar al extranjero, un paquete que debía llegar hoy día 7 como muy temprano. Dado que por experiencias anteriores ya sabía que tardaba unos 8 días laborables, lo envié el día 26 para que llegara a su destino el día 8 (DEBÍA llegar ese día) descontando Sábados y Domingos.

Pues bien, hoy miro la página del servicio postal del país de destino y ¡tachan! ¡Llegó el día 3! Es decir ¡Justo una semana despues, pasándose el fin de semana que había de por medio por el puñetero forro!

Era un regalo de cumpleaños que debía llegar entre los días 7 y 9, había calculado el día 8 como día de llegada.

Viva la pepa y olé, coño.

Publicado: 16:39 06/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: CastleVania: Twilight Rhapsodia
Portrait of Destruction

- Esto ya empieza a resultarme familiar…

Al abrir los ojos, Simon se encontró tumbado boca arriba en su cama, en la habitación de invitados de los Lecarde, a través de la ventana abierta se veía que el alba comenzaba ya a despuntar. Aunque no giró la cabeza para verlo, sabía que su hermano estaba en la cama de al lado, ojeroso y enfrascado en el descifrado del libro.

- Si dijera ahora la frase aquella de “no conozco este techo” ¿tendría gracia?

Erik giró la cabeza levemente para mirarlo, y sonrió.

- Sólo si fueras un niño emo con problemas de autoestima y tuvieras una habilidad latente para pilotar mechas.

Simon rió entre dientes ante la respuesta y echó su antebrazo derecho sobre la frente.

- ¿Qué demonios haces vestido y despierto? – preguntó – ¿a qué hora te trajeron?

- A las cuatro de la mañana – contestó el pelirrojo como si tal cosa – no es que ya me haya vestido, es que aún no me he quitado la ropa.

Al escuchar esto, el joven Belmont lo miró directamente. Erik presentaba un estado bastante más lamentable de lo que le había parecido de reojo: sus ojos tenían unas enormes ojeras y estaban casi cerrados de puro cansancio, tenía pequeñas solladuras por todo el rostro, su camiseta y pantalón ajados y llenos de polvo y varios pequeños vendajes ensangrentados a lo largo de los brazos.

- Dios… - comentó asombrado - ¿Cómo puedes estar con eso en el estado en que te encuentras? ¿Ni siquiera te han curado las heridas o qué?

- Nah, no hacía falta – respondió Erik como si nada – yo mismo les dije que lo dejaran – por unos segundos, guardó silencio y miró a su hermano con seriedad, después continuó – pero ¿y tú? Loretta me contó todo lo que viviste ayer ¿Estás bien?

- ¿Después de un sueñecito de un día? Perfectamente

Simon dudó ¿Debía hablarle la última alucinación?

- Dime – volvió a hablar el mayor - ¿Aún piensas en ir a esa exposición?

- Sí – contestó, olvidando su duda anterior.

- ¿Por qué?

- ¿Puedo contártelo?

- Claro.

Lentamente y con semblante serio, el hermano menor se incorporó y se sentó al borde de la cama, mirando fijamente a Erik.

- Tengo… - vaciló – tengo la impresión de que va a pasar algo allí – aquella afirmación hizo que el pelirrojo soltase el mamotreto – No es más que una intuición, pero…

Las palabras de Orlox resonaron en su memoria.

- Algo muy importante sucederá dentro de poco, una tragedia que provocará tal estremecimiento en esta ciudad que hasta sus cimientos se podrían ver sacudidos.

- Algunos de los cuadros que se vieron por la televisión no parecían simples pinturas – continuó – parecían… “vivas”

Al oír aquellas palabras Erik se estremeció.

Podía ser… ¿Brauner?

Debía hablar con Luis, pero acababa de prometerle a su hermano que no contaría nada a nadie.

- ¿Crees que estarás bien tú sólo? – le preguntó mientras sentía crecer sus preocupaciones.

- ¡Tranquilo! – respondió el menor mientras se levantaba – Sé cuidarme de mí mismo – Se dirigió raudo a la ventana y echó la persiana abajo – Ahora sólo preocúpate de dormir, que estás hecho un eccehomo.

- Pero yo… ¡Oye! – protestó cuando le quitó el libro de las manos - ¡Está bien, está bien! – aceptó mientras se tumbaba, con el gesto torcido - ¡Buenas noches!

Al salir al salón como de costumbre se encontró una escena esperada: Luis leyendo atentamente el Angelium en el sillón, si bien era cierto que su aura chispeaba, lo cual era algo bastante peculiar, teniendo en cuenta la serenidad de la que hacía gala siempre que se hundía en sus páginas.

- ¡Hey! – lo saludó mientras se sentaba y recostaba en el sofá.

- Hola – respondió el español - ¿no es un poco temprano para ti aún?

- No tengo sueño – contestó escuetamente Simon mientras encendía la televisión desde el mando y le quitaba todo el volumen posible, dejándola en un susurro apenas audible.

Tras la respuesta del Belmont quedó un silencio incómodo en la sala, sólo roto por el leve sonido de la caja tonta; el aura de Luis chispeaba de un modo anormal, se movía de manera extraña y por su expresión parecía ser incapaz de concentrarse. El joven Belmont no pudo evitar mostrar cierto desconcierto ante ello.

- Simon, yo… - se atrevió a articular finalmente.

- ¿Si? – preguntó el aludido, más confuso que nunca.

- Yo… - continuó – lo… lo siento…

Aquellas palabras fueron todo un shock; “¿Lo siento?” ¿Luis Fernández se estaba disculpando ante él? ¿Qué diablos estaba pasando?

Medio en broma medio en serio, extendió la mano y se dispuso a tocar la frente de su cuñado, antes de que éste le detuviera.

- ¿Estás enfermo? – preguntó finalmente.

Luis sacudió la cabeza de izquierda a derecha, con los ojos fuertemente cerrados, y cerró el libro al detenerse; su expresión mezclaba vergüenza y arrepentimiento.

- Me costó mucho identificar el aura de Kasa – continuó – estaba muy difusa… mi sensibilidad espiritual no sirvió de nada – apretó los dientes - ¡Se lo que Kasa te hizo! ¡Erik me lo contó! – cerró los puños con fuerza, su aura volvió a chisporrotear – Ese… ¡Bastardo! ¿¡No tiene bastante conmigo, que tiene que atacar a los que me rodean!?

Simon reconoció inmediatamente aquel sentimiento, era impotencia.

Pero nunca habría imaginado que Luis sentiría impotencia por no haberlo podido ayudar, al menos no en semejante grado.

- Bueno tío, ya está – lo tranquilizó – mírame: estoy aquí y cuerdo - El español asintió con la cabeza – Ahora la cuestión es concentrarnos… Yo tengo que seguir mejorando, tú debes darle más caña al Angelium, y Erik… - dudó – Oye ¿Por qué lo trajeron tan tarde si se suponía que sólo querían tenerlo un día?

Luis se encogió de hombros.

- No sé – reconoció – cuando Erik llegó le pregunté que qué le habían enseñado, pero él se limitó a sonreír y me contestó que “algo nuevo y algo viejo”

- ¿No te dijo nada?

- No

- ¿Y no tienes idea de qué puede ser?

- A ver… - se llevó la mano al entrecejo y cerró los ojos con fuerza, se le notaba cansado – Sé que era algo para darle una oportunidad contra aquel vampiro… lo único que se me ocurre para Erik es un conjuro de fuego llamado Sekishiki Kisouen, pero…

- ¿Pero?

- Pero – miró directamente a Simon con una semisonrisa burlona – Erik es demasiado bestia como para manejar un conjuro como ese, y aparte – volvió a su semblante serio – se necesita mucho más de un día para aprenderlo y dominarlo.

- Bueno… - repuso el muchacho – esas viejas pueden leer mentes, a saber qué métodos tienen para enseñar conjuros de forma acelerada.

- Sea como sea – contestó el Fernández – parece ser que la cosa tuvo éxito, así que ya contamos con una fuerza más.

- Sí…

Los ojos de Simon se centraron inmediatamente en el televisor, en cuya pantalla se reflejaba de nuevo el reportaje que echaron la noche anterior y que trataba de la exposición que se estrenaría al anochecer, en ese mismo día. No pasó ni un minuto hasta que también acaparó la atención de Luis.

- No entiendo mucho de arte – comentó finalmente el español en vista de que ninguno de los dos se enteraba de nada – pero… ¿no son esos cuadros un tanto grotescos?

- No hace falta entender del tema para pensarlo – respondió Simon – lo son, pero precisamente por eso me resultan interesantes.

Luis lo miró de reojo.

- Creí que te iba la pintura más… alegórica – le espetó - ¿vas a ir a la exposición?

- Se trata de una serie entera de cuadros que va a ser expuesta en el museo de arte más importante de Europa – argumentó el muchacho – algo debe tener para eso, y sí – añadió – voy a ir.

- ¿Cuándo es?

- Esta misma noche. Quiero ir a la apertura – dejó de hablar de repente, un subtítulo había aparecido en la pantalla: La collection sera exposée dans le musée à 19:00 heures d’ajourd’hui  - ¿Ponía que la exposición empezará a las siete? – preguntó a su cuñado, dudoso.

- Sí – le aseguró éste – al menos eso sí que lo entiendo.

Comenzaron a conversar sobre sus gustos; si había una gran curiosidad respecto al cuarteto de hermanos, es que a cada uno le gustaba un arte diferente: Luis era un gran aficionado al cine, Simon al dibujo y la pintura (de hecho incluso tenía un gran talento para ello), Erik a la escritura y literatura y Alicia a la música. No eran temas de los que solieran hablar muy a menudo, pero cada vez que lo hacían se informaban mutuamente de los mundillos en los que se movían y se hacían recomendaciones. Por lo general, al ser un tema tan distendido y banal, disfrutaban mucho con aquellas pláticas.

Cuando llevaban aproximadamente media hora de cháchara, Elisabeth apareció por la puerta del dormitorio matrimonial, bostezando y en una ropa interior no precisamente discreta, su expresión somnolienta se alegró un poco cuando vio al Belmont en el sofá, y corrió a saludarle.

- ¡Simon! – exclamó - ¿Cómo estás? ¿mejor?

- S-sí – respondió él, diciéndose en sus pensamientos que escuchaba mucho esa pregunta últimamente – hoy me encuentro perfectamente (por fin)

- ¿Y François? – preguntó Luis tratando de no inmutarse por las pintas de la muchacha - ¿Sigue durmiendo?

- Si – contestó ella con una sonrisa de oreja a oreja – Lo dejaré dormir un par de horas más ¡Pobre! – se incorporó de nuevo tras dar un cariñoso abrazo a Simon - ¿Habéis desayunado?

Los dos negaron con la cabeza al mismo tiempo.

- Bien, he pensado en hacer un desayuno americano – resolvió – para un día que vamos a descansar todos pues peguémonos un lujo.

- Por mí vale – aceptó el Belmont mientras su estómago gruñía.

- Si quieres levanto a Erik para que te eche una mano – propuso Luis con un poco disimulado toque de mala leche en la voz.

- Déjalo – contestó ella mientras se dirigía a la cocina – O lo despierta el olor o no se levanta hasta la hora de comer.

Una vez Elise comenzó con el jaleo de cacharros, el muchacho se inclinó a Luis y le hizo en voz baja una pregunta cuya respuesta ya sospechaba.

- ¡Vaya pintas! – comentó - ¿Es que han pasado la noche otra vez…?

- Son el perro del hortelano, macho – respondió éste con fastidio - ¡Ni duermen ni dejan dormir!

La reacción del Belmont fue una sonora carcajada.

Uno por uno fueron llamados a recoger su desayuno y comieron los tres juntos mientras veían los canales de noticias, buscando alguna nueva sobre el caso de los niños, y descubrieron una conferencia de prensa en la que, según traducción de la Kischine, el comisario Jacques Rousseau reconocía haber obstaculizado la intervención de los españoles en el cuerpo, aduciendo una rivalidad con el jefe de la comisaría de Almería, Juan José Fernandez, y decía asumir toda responsabilidad sobre los perjuicios ocasionados.

Por otro lado, el desayuno había resultado ser muy opíparo – para deleite de un hambriento Simon -, compuesto por un plato de huevos con Bacon, cereales con leche, zumo de naranja y tostadas.

El resto de la mañana transcurrió tranquila, François despertó poco después de las once y media y Erik justo a tiempo para ayudar a Elisabeth a preparar la comida: unos deliciosos mejillones al vapor y arroz tres delicias, para el que aprovechó además un bote de salsa de soja que había escondido en lo más profundo de la nevera.

No fue hasta que los platos estuvieron fregados y todo el mundo dormido en una placentera siesta cuando el joven Belmont se escapó a la azotea a disfrutar del caluroso sol de sobremesa, sentado en el suelo, con su espalda apoyada sobre la barandilla.

Estaba siendo, pensó, una semana horriblemente ajetreada, algunos recuerdos pasaban borrosos por su mente – en especial los de los últimos días – pero el más nítido de todos, aparte de la noche en la que se encontró con la Muerte, era el de aquella mujer rubia que logró tranquilizarlo y devolverle la cordura de un modo casi milagroso.

Todo aquello habían sido ilusiones, lo sabía a la perfección, pero… Lo de aquella mujer había sido diferente… había sentido el suave aroma de su cabello, el tacto sedoso de su piel, el tranquilizador latir de su corazón, su voz protectora… No podía haber sido un contraataque de Loretta Lecarde ni mucho menos otra de las ilusiones de Kasa. Entonces ¿Qué era?

Recordarla le retroatraía a su vez a tiempos que en su mente estaban nebulosos y distantes, cuando sólo era un renacuajo.

Aquella aura arcoiris…

- ¡Sabía que te encontraría aquí!

Simon pegó y respingo y dirigió su mirada a la puerta, de la que salía su hermano, usando su mano derecha como visera para no deslumbrarse.

- Dios, tío… ¿Pero es que tú no duermes o qué? – le espetó el muchacho, entre sorprendido y molesto por verlo aparecer tan de repente.

- Yo ya he dormido todo lo que tenía que dormir – contestó el pelirrojo con despreocupación – te andaba buscando porque tenemos un asuntillo que tratar.

- ¿Un asuntillo?

- Si

Lentamente lo miró de arriba abajo, observando que aún no se había cambiado de ropa y que se había quitado los vendajes, revelando así unas heridas de bastante mal aspecto y unas cuantas quemaduras bastante marcadas.

¿A qué tipo de entrenamiento inhumano lo habrían sometido las hermanas?

- Y… ¿de qué se trata? – preguntó, volviendo al hilo de la conversación - ¿Qué es tan urgente como para interrumpir tu siesta y cortarme el relax?

Erik sonrió, había un mal disimulado tono de reproche en la voz de su hermano.

- Luis me ha comentado – comenzó a explicar, acomodándose la melena – que comenzó tu entrenamiento anteayer, recordándote el uso de las armas de apoyo ¿no? – Simon asintió – bien… intuyo que también te comentó que tengo la intención de entrenarte duramente, y usualmente esperaría a una hora en la que el sol no apretara tanto, pero… aún piensas ir a esa exposición ¿no?

- Por supuesto.

- Entonces tenemos poco tiempo, porque necesitarás descansar y reponerte ya que no te lo voy a poner nada fácil – sentenció enfatizando el tono de estas últimas palabras.

- Bien… - Simon suspiró y se levanto, viendo que no tendría más remedio que someterse a los deseos de su hermano – de nuevo entrenamiento con la cruz ¿no?

- ¿Qué? ¡No! – el pelirrojo negó alzando la mano frente al chico, como dándole el alto – Luis es un maestro y domina a la perfección todos los tipos de armas existentes, pero a mí sólo se me da bien una – reconoció algo azorado – de lo que yo me encargaré hoy – de repente tensó todos sus músculos y se puso en guardia - ¡es de medir tu destreza en el combate!

- ¿¡Qué!? – exclamó - ¡O-oye! Esto es muy… ¡Espera un momento! ¡Quieres vengarte porque te echara a dormir a la fuerza!

- Bueno, eso también – admitió el hermano mayor como si tal cosa - ¡EN GUARDIA!

Sin más dilación, se abalanzó sobre Simon de un salto y asestó un puñetazo que éste evitó por muy poco, respondiendo con una patada con la que golpeó al pelirrojo en la espalda tras girar a su alrededor, sin embargo y pese a que el golpe llevaba impresa una gran velocidad y casi todas sus fuerzas, éste ni se inmutó, lanzando un cabezazo hacia atrás para que el menor lo detuviera con ambas manos y así hacerle una presa en las muñecas, tras lo que lo alzó y trató de estampar contra el suelo, adelantándose el muchacho al movimiento y cayendo de pie para responder con otra patada hacia atrás y por último dar un saltito y patear a su hermano de nuevo en el aire, usándolo de apoyo para alejarse.

Al aterrizar y darse la vuelta contempló estupefacto cómo Erik seguía tal cual, sin haberse movido de su sitio en una pose completamente relajada con la única excepción del pie izquierdo adelantado.

- No está mal – juzgó – pero tienes menos fuerza de la que deberías, se nota que tus músculos necesitan más desarrollo.

Ni se había inmutado.

Ante esto, fue el hermano menor el que tomó la iniciativa, irritado por la desafiante mirada de su hermano. Apenas estuvo a su altura frenó, evitando así el golpe que sabía con el que Erik iba a contraatacar y atrapando su pierna en mitad de la patada, ante lo que el pelirrojo, sin dar la más mínima muestra de preocupación o sorpresa, saltó y lo golpeó con la otra pierna, a través de la defensa interpuesta con su propio brazo, obligándolo así a desequilibrarse y soltar la presa para acto seguido recibir un gacho que lo mandó a volar.

Aunque no era tan fácil desembarazarse de él. Picado por una punzada de orgullo durante su elevación agarró la cabeza de su hermano con los pies y se impulsó hacia delante llevándoselo y estampándolo contra el suelo, tratando de rematar con un puñetazo dirigido al estómago que no llegó a buen puerto, ya que antes incluso de que hubiera preparado correctamente el brazo el pelirrojo levantó la pierna en un ángulo de noventa grados y lo recibió con un rodillazo en pleno rostro para después quitárselo de encima con la otra extremidad.

Ante esto, Simon cayó a su lado pero sin tiempo de descansar, ya que apenas había tocado el suelo cuando se dio cuenta de que Erik bajaba la pierna dispuesto a atraparle con ella. En este momento se inició una extraña y a la vez espectacular batalla en el suelo, ya que las piernas y los brazos de ambos hermanos luchaban y se cruzaban por atraparse mutuamente y así evitar que el otro se levantara, batalla que acabó ganado Erik tras acabar logrando colocarse a horcajadas sobre la espalda de Simon, atrapando su cabeza contra el suelo.

- Así que ésta es toda la batalla que puedes ofrecer ¿eh? – preguntó con un fingido toque burlón en la voz.

- ¡Cállate! – contestó el menor con fastidio, tratando de no tragar polvo - ¡No hay manera de enfrentarse en igualdad de condiciones a alguien cuya fuerza y resistencia quintuplica la tuya!

- Eso, Simon, es sólo la teoría – lo corrigió con un deje ya más serio – y la teoría en este caso es errónea. He dejado huecos, mil huecos para que lograras desequilibrarme y para una vez que lo logras eres incapaz de prever mi siguiente movimiento – se detuvo un momento para colocar la rodilla izquierda sobre la espalda de Simon, que forcejeaba violentamente – una sola mano te hubiera otorgado mi sumisión y tu victoria, hermanito.

Irritado, Simon trató de agarrar el brazo con el que su hermano le sujetaba la cabeza, a lo que éste respondió elevándola levemente, por lo que, al agarrarlo y tirar hacia abajo para afianzar la presa, se dio a sí mismo un tremendo cabezazo contra el duro suelo.

- Vale, me rindo – aceptó con fastidio - ¿Vamos a hacer algo más?

Pensativo, el pelirrojo miró al cielo.

- No – decidió – tú tienes que ducharte, aplicarte algo de hielo en los golpes y ponerte algo decente para ir a la muestra y yo tengo que ponerme a seguir tratando de descifrar el librito de marras. Por hoy ya está bien.

Finalmente se levantó y se dispuso a irse mientras Simon, dolorido, se incorporaba. Cuando al fin estaba sentado le lanzó una pregunta.

- Dime – lo llamó - ¿Qué has visto?

Erik abrió la puerta de acceso al edificio y lo miró.

- He visto todo lo que no eres cuando tienes un látigo en la mano – juzgó – descuidado, impulsivo, cegato, alardeas demasiado, observas poco y haces demasiados movimientos innecesarios. Si quieres una opinión personal más allá de lo obvio… - suspiró – trata de aprovechar las batallas venideras para tratar de corregir eso, no creo que pueda hacer milagros en los entrenamientos.

Dejándose caer de nuevo al suelo, el chico se llevó la mano a la frente y bufó.

Horas después, a las 18:43 de la tarde, Simon se hallaba en el Louvre, vestido con un traje de chaqueta de color azul oscuro y una camisa blanca con corbata gris. Había tenido la suerte de haber podido colarse entre el gentío poco antes de la apertura oficial y no tardó mucho en comenzar a admirar la exposición, si bien no pudo negar su sorpresa al ver que no sólo estaba comprendida por éstos, si no que una segunda pieza central, no anunciada en el reportaje que pudo ver ni por la mañana ni la otra noche, coronaba el centro de la estancia, siendo una estatua a tamaño de real de una hermosa mujer de cabello suelto, desnuda y luciendo dos imponentes alas demoníacas. El lugar parecía imbuido con una singular energía que no lograba identificar, pero que le resultaba particularmente siniestra.

Tratando de fingir que aquello no le perturbaba, continuó recorriendo los pasillos que rodeaban la sala central. Tal y como el título de la exposición, Rosas de la vida y la muerte, indicaba, todos los cuadros representaban flores hermosas de diversa índole, algunas de ellas grotescamente deformadas, de hecho no pudo evitar centrar su atención en dos cuadros gemelos que representaban lo que parecía ser, a tenor del tamaño de los cuerpos tendidos a su alrededor, una gigantesca flor cuyo tallo asemejaba una columna vertebral, sus pétalos eran músculos y tendones y su estigma se abría en forma de una gran boca con afilados colmillos.

Con una notable expresión de asco se dispuso a pasar a la sala centra de nuevo cuando se dio cuenta de que la exposición continuaba escaleras arriba, a lo que no se resistió a ascender y continuar observando, esquivando como podía a periodistas, fotógrafos y ricachones que bajaban de allí, aparentemente decepcionados por algo. Lo que allí encontró en principio no era muy diferente de lo de abajo, por lo que tampoco se extrañó en demasía por las caras de los que de allí procedían, pero le llamó la atención un lienzo enorme, casi titánico, que estaba cubierto por una gigantesca lona; movido por la curiosidad, no pudo evitar pegarse a él y tratar de apartar la tela, ante lo que una dulce voz salida de la nada le detuvo.

- Lo lamento, señor – Simon se dio la vuelta al oírla, encontrando a una bella chica de cabello color café, vestida con un extraño albornoz rosado y ¿botas? Del mismo color – pero esa obra no está expuesta al público, no al menos hasta la hora de apertura.

El muchacho la escrutó con atención, por alguna razón aquella muchacha le parecía inusualmente bella y despedía un aroma embriagador, al punto de nublar parcialmente sus sentidos.

- ¿Hasta la hora de apertura? – preguntó, tratando de sobreponerse a aquella sensación - ¿Por qué razón?

- Oh, bueno – la joven sonrió – es la pieza central de mi maestro y la mayor atracción de la exposición, será mostrada a todo el mundo cuando dé comienzo la fiesta.

Aquella sonrisa… qué dulzura y sensualidad…

Un momento, aquellos rasgos… ¿no le sonaban de algo?

Lentamente, pero sin dejar de prestar atención a la muchacha, se asomó a la barandilla. Los efluvios lo estaban mareando, pero no era eso lo que quería aliviar, eran sus dudas.

El rostro y aparente fisonomía de aquella asistente eran idénticos a los de la estatua central. Estatua que, en aquel momento, ya no se encontraba allí.

Cuando, en su confusión comenzó a enlazar conclusiones, el estruendo de unas campanadas inundó el lugar, ensordeciendo a todo el mundo.

7…
6…
5…

Se dio la vuelta, el abrigo había desaparecido transformándose en unas gigantescas alas de murciélago y revelando su cuerpo desnudo.

4…
3…
2…

En la casa de los Lecarde, François llamaba apresuradamente a Luis y Erik, sacándolos de sus lecturas, para mostrarles una noticia de última hora que en aquel momento salía en la tele, cortando la emisión. La pantalla mostraba el museo del Louvre desde el exterior, con toda una multitud de gente agolpada a su alrededor, a bastantes metros del edificio, en primera plana una periodista, herida tratando de ocultar su terror, informaba ante la cámara mientras que al fondo la construcción parecía destrozada por lo que parecían ser raíces, lianas y toda suerte de plantas de un aspecto francamente terrible. En un momento en que hicieron zoom, se pudo ver cómo estas plantas habían atrapado gente que agonizaba o incluso ya estaba muerta, de las puertas parecía escapar un mar de sangre.

1…

- Tiene suerte, señor – dijo el súcubo, acercándose a un mareado Simon y alzando su mentón para mirarlo a los ojos – el espectáculo está a punto de comenzar, pronto será revelado el cuadro que deseaba ver.

- Tú… lo sabía… - farfulló el joven a duras penas, tratando inútilmente de mantener la consciencia mientras se sujetaba a la barandilla – sabía que esta exposición tenía algo…

Acababan de sonar las 19:00 de la tarde.

Publicado: 22:41 04/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: CastleVania: Twilight Rhapsodia
Alguna vez he hablado de este Episodio en comentarios ya fuera en el Post que tenía antes dedicado a la publicación del fanfic o en los comentarios del propio blog, sin embargo, más allá de unas pocas personas a las que se lo he mostrado o mi intento por conseguir que fuera publicado en CastleVania Spain, nadie ha leído nunca el Episodio 24.5

Como su propia numeración indica, es posterior el Episodio 24 (The Goodbye of the Lovers). Este capítulo, llamado Nymphomaniac Phantasia, fue un experimento por mi parte para ver qué tal me desenvolvía en una historia lemon (esto es, relaciones sexuales entre dos personajes), así que reconoco que no está tan bien cuidado como debería ya que no lo refiné y no tuvo más que 3 borradores (lo común suelen ser entre 5 y 7)

El por qué del +18 es evidente, sin embargo no existe lenguaje soez ni situaciones asquerosas o violentas, es más, puede que más de uno lo encuentre cursi xD

Llevo tiempo pensando en ponerlo pero siempre se me olvida, así que ahí lo dejo. Espero que los disfruteis

PD: Aconsejo releer el Episodio 24 antes

PD: Repito una vez más que es EROTICO, es decir, +18 (Aunque eso todo dios se lo pasa luego por la puntal nabo, pero ya me entendeis =P

Nymphomaniac Phantasia

Secreto: (Pincha para leerlo)


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Secreto: (Pincha para leerlo)


Confío en que os sirva como espera para el 79, que ya está al caer (a lo sumo el Lunes estará terminado)

Publicado: 11:46 04/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki : Delirios y Cabreos Pikmin
De vez en cuando viene bien poner una de estas anécdotas que hacen esbozar una sonrisilla, y esta mañana me ha pasado.

Después de pasar un par de meses sin tocar el Smash Bros Brawl, me he puesto a pasarmelo en modo Difícil, y hoy me ha pillado en el nivel de la Fortaleza (Fire Emblem) cuando mi hermana ha pasado por mi habitación antes de irse. Ha mirado un momento a la pantalla y ha surgido la pregunta y respuesta que dan título a este post.

A lo que yo digo ¡Oye! ¡Pues da el pego! Lo cierto es que la parte interior de la fortaleza es muy CastleVania Old School, oscura y polvorienta dejarse el más mínimo detalle, si a eso le sumais un prota con espada (Marth) pues queda de vicio.

Un CastleVania así rompería mil. Nunca se me había ocurrido pero... joder

Konami, aplícate el cuento coñe!

PD: Sé que me vais a poner de ejemplo el Dracula X Chronicles, pero hablo de un CastleVania 2'5D para Wii con el apartado técnico del Brawl.

Publicado: 13:16 03/07/2009 · Etiquetas: · Categorías:
No me queda tinta en la multifunción, es un hecho, y como es un hecho pues no me queda más remedio que comunicárselo a mi padre, ya que sin tinta no puedo pasar los presupuestos a limpio y, por ende, no pueden ser entregados.

Pues bien, se lo he dicho y ha armado la de dios: que si qué hacemos con nuestros sueldos, que si no tenemos dinero para comprar tinta pero sí para comprar Ramen (ya ves tú, un paquete de ramen por semana para mi hermana y yo [dos como mucho] y quitándonos de desayunar/merendar en el curro cuando queremos comprarlos) que si patatín que si patatán. Ha alcanzado tal grado de gilipollez que ha tenido una discusión de las gordas con mi madre.

Si mi padre supiera a donde van a parar nuestros sueldos se caía de espaldas, mi hermana está pagando, aparte de lo suyo, créditos y tarjetas que se pidieron para subsistir en épocas difíciles, yo tengo a mi cargo otros dos créditos + unos regalos mutuos que se hicieron y que están domiciliados en mi cuenta (sí, cuando ellos no pueden pagarlos me toca a mí desembolsar) y este mes para redondear la vacuna de la alergia al polvo (78 € y porque es con receta). De hecho si hubiera cobrado ya no me quedaría casi nada, ya que he soltado alegremente de golpe 282 € en menos de una hora esta mañana (los puso mi padre)

No podré estar tranquilo un día, cojones.

EDIT: Ya se le ha pasado, he estado hablando con él y hasta me ha pedido disculpas. Tiene 3 presupuestos más para hacer en la recámara así que me ha dado dinero para comprar la tinta esta misma tarde.

Publicado: 14:15 02/07/2009 · Etiquetas: · Categorías:
Continuando con lo sucedido ayer [gracias a Natsuhi por preocuparse, por cierto =) ] a la media hora de dejar mi último comentario aquí ya estaba en la comisaría presentando denuncia junto a otras 8 personas que estaban en la parada, al parecer el hombre ya era reincidente por lo que tal vez le caiga una buena, me fotografiaron el pecho para ver la herida y se quedaron con la cartera, papeles y ropa como prueba por lo de la cuchillada (eso sí, me devolvieron el billete de 10 € que se cargó, mu majos ellos )

Más tarde había quedado con un colega para repararle un par de ordenadores (ya veis ¡Y sigo liado con el mío! xD) así que de camino fui a su casa, por lo que pasé el resto del día más relajado haciendo de doctor Osakastein con sus dos PC tratando que al menos uno de ellos funcionara ¡Y lo conseguí! Con la salvedad de que se ve a 4 colores y seguimos sin poder conectarlo a internet ^_^U

Total, que esta tarde me toca más guerra informática, apenas abrió la oficina de Nortehispana llamé y comuniqué al director que reanudaría mi trabajo el Lunes (de todos modos mi supervisor no me llamó =/), la verdad es que si ya estaba perdiendo poco a poco la ilusión por mi trabajo ahora está a menos mil y bajando, al menos necesito un par de días para reposar físicamente y recuperar ánimos.

Gracias a dios parece ser que mi padre tiene curro este mes (como poco), porque si no ni zorra de donde íbamos a sacar para pagar nada sin mis 300 €

Total... así fue como acabó el día, no me separo de mi movil a la espera de que me llamen tanto la policía (me pidieron mi teléfono) como mi supervisor y me he tirado media mañana de hoy planificando rutas de trabajo con mejores zonas donde vender.

Habrá que seguir intentándolo. Vamos digo yo.

Publicado: 13:48 01/07/2009 · Etiquetas: · Categorías:
¿Habeis tenido alguna vez uno de esos días en los que hubierais preferido no levantaros de la cama? Yo sí, y sólo llevo medio; en menos de dos horas he descubierto que este mes no cobro, he tenido una charla con el director de la sucursal, he tenido una pelea a golpes y he salvado la vida de milagro.

Pero antes, permitidme poneros en situación, remontándome a hace exactamente dos semanas, tomando como referencia esta hora, las 13:09.

Estaba hablando por el movil con un cliente mientras esperaba el autobús cuando apareció un hombre desarrapado, larguirucho, más bien mayorcete (unos 50 años) y de barba desarreglada y canosa; el hombre iba pidiendo para coger el autobús a Torrecárdenas (donde está el hospital principal de la ciudad) mientras enseñaba lo que, en mi falta de atención, me pareció una horrible herida en la pierna, por lo que no dudé un instante en darle el dinero. Total, sólo era 1 €. La gracia estuvo en que por la tarde quedé con un colega, nos metimos en el bar-cafetería de un amigo de mi padre a tomar algo fresquito (es verano, para mí se abre la veda de las horchatas *¬*) y me encuentro al susodicho pedigüeño gastando en las tragaperras si tenía que gastar, me quemó un poco pero lo dejé. "Total, sólo era 1 €"

Bien, volviendo al día de hoy, llego a la oficina y mientras me preparo para mi labor diaria me doy cuenta de que sólo he vendido una mísera póliza en dos meses (y a puerta fría) con lo que me decido a hablar con el director de la sucursal para pedirle consejo, y este accede amablemente.

Siendo sinceros, y que vaya eso por delante, el director de la sucursal es un tío de puta madre y entregado a su trabajo y empleados como pocos que he conocido. Hablando así y demás me cae el jodido jarro de agua fría más grande que jamás me han tirado encima en el mundo laboral (y esto incluye la albañiería y la tienda de merchandising) y es que este mes no cobro ¿La razón? Bueno, como ya he dicho sólo he vendido una póliza en dos meses y la central me ha puesto una incidencia por ello, a lo que en respuesta él redactó una instancia, la cual me ha mostrado, en la que aseguraba resultados satisfactorios para cuando acabara el mes de Junio, una vez ha llegado la fecha lo ha vuelto a intentar, pero no lo ha conseguido.

A su favor, decir que él parecía casi más afligido que yo; no tiene precisamente fama de mentiroso y me ha asegurado que no quiere que precisamente yo, que acudo a la oficina todos los días y les informo religiosamente de las zonas por las que paso por las tardes (además de dejarles un registro de mis llamadas y los resultados de estas), me quede sin un sueldo que merezco como trabajador a pesar de mis ventas.

Viendo mi reacción (aunque he tratado de disimularlo, me he puesto a llorar de rabia) me ha dicho que me tome el día libre y ha aceptado mi propuesta de abandonar el telemarketing y dedicarme enteramente al puerta en puerta. Esta tarde me llamará mi supervisor de grupo para reorganizar mis métodos de trabajo.

Si hubiera acabado ahí todo esta entrada tal vez no tendría razón de ser, pero es que para redondear he ido a la parada del bus y, mientras esperaba escuchando música (ADORO Kiss FM), ha aparecido el hombre del que he hablado antes, pidiendo. Como no me ha reconocido, o bien me ha reconocido y pensaba que iba a picar de nuevo, tras intentarlo con una mujer que no le ha soltado un céntimo ha ido a por mí, me ha enseñado la herida de turno (que esta vez SI he notado que era falsa) y me ha pedido el dinero.

Mi respuesta ha estado bien clara: colocarme frente a la parada atestada de gente y reventarle a gritos el truco al mangurrián.

¿Su reacción? ha ido a por mí, me ha pisado el pie derecho con fuerza y me ha dicho "Cuando yo hablo tú te callas, o te parto la boca"

Mala elección. Me he quitado su pie de encima y le he volcado la riñonera, lo que ha caído de ahí habría bastado para pagar mi deuda con al menos la mitad de foristas que me ayudaron el mes pasado. Lo sucedido después lo he visto a cámara lenta, el tío se ha sacado un navajón del 15 largo del bolsillo y ha ido con una puñalada derechita al corazón ¿Cómo me he salvado y estoy escribiendo esto? Bueno... gracias a dios suelo llevar mi cartera en el bolsillo corazón de la chaqueta (es más accesible así) y la hoja ha atravesado varios papeles, un billete, el carnet de la biblioteca... y ha sido detenida por un simple folio cuidadosamente doblado que siempre llevo encima. No diré lo que es, pero ese papel es muy importante para mí y me sorprende que gracias a él siga vivo.

En fin, me estoy desviando... la navaja ha resbalado y me ha dejado una bonita herida superficial en el pecho y una camisa, chaqueta y corbata inservibles (encima mis favoritas), visto lo visto no me he quedado quieto y mis viejas lecciones de Kenpo Karate han resurgido como por encanto mientras la gente llamaba a la policía.

La verdad, no me gusta la violencia, desde que hace 7 años una chica que me gustaba me dijo que era demasiado violento no he golpeado (ni gritado siquiera) absolutamente a nadie, pero si me pillan en un mal (malísimo) día y encima tratan de agujerearme pues oye, habrá que defenderse.

El balance final ha sido una muela menos y lo que espero que sean un buen par de moratones en estómago y cintura por parte del hombre y un hombro semidislocado y la herida del pecho por la mía (la ropa ya ha tenido su funeral D__: ). Luego he quedado con la mayoría de los que estaban allí para ir a presentar denuncia esta tarde, según los agentes el tío pasará al menos un par de días en el cuartelillo.

Toda mi mala leche se ha disipado, ahora estoy más tranquilo aunque jodido por no cobrar, escocerme el pecho cosa mala (y aún más con los putos pelos y el sudor) y haber perdido algunas de mis prendas favoritas)

Moraleja de la historia: ODIO el telemarketing

Moraleja suyacente: Nunca me pilleis por la calle con los cojones tocados.

Prelude of Twilight

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